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LA CUENTA DEL RELOJ

En las Plazas Mayores de todos los pueblos y ciudades de España y del mundo, allí donde la ciudadanía se junta para lo que sea que fuera que hacen, tanto para un roto como para un descosido; donde se reúnen a protestar o a tirar cohetes, deberían instalarse los Climate Clock (reloj climático), ideados por Golan y Boid. El primero de ellos apareció el pasado año en la Union Square Garden, de Nueva York, y se trata de unas pantallas digitales – de mayor a menor tamaño – donde se muestran un par de cifras: la primera de ellas, de color naranja, marca el “punto de no retorno”, esto es, según los expertos y la propia ONU, el tiempo que nos queda para reducir los gases de efecto invernadero antes de que sea demasiado tarde… La segunda, en color verde, “canta” el porcentaje estimado de consumo energético en el mundo procedente de fuentes renovables.

La primera cifra, que va marcha atrás, se va reduciendo segundo a segundo (quedan alrededor de seis años y cuatro meses, no más), y la segunda, va creciendo poco a poco (andamos por un 12% aproximadamente)… Nos queda mucho camino por recorrer del segundo indicador, y poco tiempo antes de que se ponga a cero del primero. O eso es lo que aparenta. Por eso, opino que el mundo debería estar plagado de esos relojes, y que deberíamos tenerlos delante de nuestras narices en todos los momentos de nuestras vidas y de nuestras decisiones y actuaciones, achuchando a ese doce por ciento a que suba al 100 antes de que se alcance el punto de no retorno: en todas las tiendas, lugares de ocio, gasolineras, entradas y salidas de poblaciones, en nuestras casas… y hasta donde nos defecamos a nosotros mismos.

Tenerlo siempre presente, junto al despertador al comenzar cada día (uno menos en la primera pantalla) nos ayudaría a sensibilizarnos con la urgencia y a responsabilizarnos en nuestras menudas acciones personales de cada jornada de nuestra existencia. Duro, sí, es cierto, pero yo lo veo estrictamente necesario. Pasado ese plazo, ya veremos para lo que tenemos tiempo o si ya no quedará otra que actuar obligados por la fuerza, sin ya tener más puñetero remedio ni otra opción… Visualícenlo ustedes como al Bruce Willis en una carrera desesperada contra el tiempo y los malos, para, al final, contra todo pronóstico, llegar a punto de parar el clic-clic digital de una mortífera bomba en los sótanos del más poblado edificio de Manhattan…

Imagínense ustedes, si no ese jodido reloj, el menos un enorme terreno de una espantosa aridez, y nosotros, en medio del mismo, en uno de los días de verano en que nos hemos acercado a los 50º, y sin una mierda de chiringuito cerca. Bien. Esa es la imagen-consecuencia de la deforestación y de la falta de agua que están sufriendo ya millones y millones de personas en otras partes del mundo, y que se nos acerca a nosotros mismos con el cambio climático de los c… Bien ¿llegan a imaginarlo, aún bajo la sombrilla de la Coca-Cola?. ¿sí?. Pues ahora, imagínense que podemos aproximarnos a marchas forzadas a un bosque frondoso que avanza (o se aleja) hacia, o de nosotros, y en el que podamos refrescarnos en la acogedora umbría de sus árboles y humedales…

Piénsenlo. Lo primero, es lo que lograremos, seguro, si seguimos por el camino de deforestación, sobrexplotación de suelo, contaminación ambiental y consumo desaforado de materias primas, hermanas, suegras y cuñadas… Y lo segundo es la posibilidad que tendremos si comemos menos animales, y sustituimos el cultivo masivo de pienso por árboles; con una gestión natural del agua y una prudente desintoxicación gradual de la atmósfera. Es el camino de la reforestación.

En ambos casos, nosotros somos los agentes destructivos y/o constructivos. Y somos los que elegimos. No los políticos, ni las empresas, ni mucho menos las multinacionales, ni la publicidad, ni las campañas dirigidas al consumo. Ninguno de ellos. Solo nosotros decidimos salvarnos o destruirnos… Yo, sinceramente, no lo veo (aunque muy bien puedo estar miope perdido), pues lo que veo es a los jóvenes lanzados a un hedonismo radical, decadente y desenfrenado, y a los adultos hipnotizados por la cultura del asfalto, la distancia y el quemagasolinas… Y no engancho a ver ningún atisbo, ni una sola iniciativa inteligente por parte de nadie. Mucho, muchísimo menos, por parte de unas Administraciones que corren en sentido contrario hasta con sus propias disposiciones…

Pero como, a pesar de todo, me considero un optimista pesimista, me encantaría que alguien de ustedes, aún uno solo de muchos, me contradijese con alguno de los ejemplos que muestren lo contrario. Me gustaría mucho equivocarme, y que Bruce Willis pueda desactivar la espoleta, y hacernos un guiño con aires de suficiencia… Pero no veo a ningún héroe en esta película, y sí a manadas y manadas de desgraciados…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

www.escriburgo.com

miguel@galindofi.com

CULPABILIDAD

Las subidas en el precio de la luz se explican por el encarecimiento del gas natural y por los derechos de emisión a la atmósfera de CO2... Osea, y en román paladino, por el uso de energías contaminantes en su producción...

Lo que pone de manifiesto la maldad intrínseca (por no decir criminalidad) del sistema. Estamos pagando a precio de oro un producto que, además, no está envenenando. Y, encima, gravado por impuestos brutales de consumo...

Y todo eso, teniendo tan a mano la solución de la energía solar, traslada la tal responsabilidad criminal a algunos álguienes, digo yo... No hay que pensar mucho para dar con los culpables, me parece a mí...

EN EL MÁS ALLÁ...

No lo podemos remediar. Hacemos “ego” hasta con los restos de nuestros restos. Hace medio siglo, los “progres” de la época – incluido yo mismo – rompimos e irrumpimos en la tradición funeraria con aquella estentórea declaración de tonta rebeldía del “a mí, que me quemen”, con que los adelantados del tiempo queríamos combatir la absurda (y muchas veces vanidosa) ocupación de un trozo de tierra, con erección de mausoleo incluido, ya que no otra cosa, para una posteridad tan absurda como ególatra… Las cenizas son más prácticas, discretas y democráticas, nos dijimos a nosotros mismos, y comenzó la usanza del que-me-quemen-la-panza.

Sin embargo, observo que hasta a esta otra costumbre trasladamos nuestra “vanitas, vanitatis”, nuestro deseo de presunción personal – por nosotros o por nuestros deudos – al querer demostrar lo que ya no merece la pena ser demostrado… Y convertimos en otra moda presuntuosa el aquel “y a mí que me quemen”… …Pero deseo que tiren mis cenizas en el Polo Norte, entre las focas, o que me guarden los inuits en su igloo; o que aventen mis restos en el Macchu Pichu, orientación Nazca, please; o que las depositen entre las nieves eternas del Kilimanjaro; o que las esnifen los indios hopi en el valle de Arizona; o que se expandan desde el más alto baobab de la sabana africana; o como un jefe wikingo, ardiendo en su drackar… Yo solo tendría que soplarle a la oreja de mi único hermano mi último deseo, como depositario de mis últimas voluntades, para joderle la vida. O, al menos, complicársela. Y ahí tienen a los deudos gastándose lo que no se les deja, o triscando monte pelado, o recorriéndose medio mundo jodido para darle el último puñetero capricho a un tío que ya no existe…

Porque esa es la única y pura verdad: la no existencia. Al menos en nuestra realidad, de esos, u otros cualquiera, restos… Si se venera la memoria del sujeto, tal memoria, desde luego no reside en el detritus que tanto guardamos, veneramos y totemizamos en la caja o en la jarra… Y por mucho que nosotros queramos anclar, sujetar y esclavizar tal memoria a nuestros deseos, fes y creencias, la tal memoria, si existe, y aunque yo crea que existe, ya no está aquí, por el simple hecho que no es de aquí, aunque naciera aquí… El recuerdo de su paso queda en los que deja hasta su total olvido, como un aroma, en los recónditos rincones de nuestro cerebro, enredado en los hilachos del tiempo. Pero, desde luego, no reside en sus huesos, ni en sus cabellos, ni en sus cenizas, ni en ningún resto por mucho camafeo en el que lo convirtamos y le otorguemos nuestra adoración, veneración o devoción. Eso es tan solo que nuestro apego a la iconografía.

A mí, personalmente, claro, me da exactamente igual que me entierren, que me metan en un cenicero, o que echen mis restos a los cochinos para que los procesen en chorizos. Me trae sin cuidado. Si de algo estoy convencido es de que yo no estaré ahí. Para nada… Digo más: incluso ahora, que habito y me conduzco en mi cuerpo – más o menos utilitario – y mis órganos, tampoco soy ellos. Menos aún cuando yo los deje, o ellos me dejen a mí. Cada cual seguirá su propio camino, y es una rotunda gilipollez que los que me siguen, sigan (valga la redundancia) de los dos, el falso. Al que ha estado vistiéndose de mí sin ser yo. Es una imagen inconsistente.

La atracción que sentimos durante siglos, incluso milenios, por los cementerios, no es otra cosa que un intento, desesperado, desmedido e inútil, de prolongar artificialmente la vida de nuestros seres queridos y conocidos en su paso por este mundo (y así, que con la nuestra hagan lo mismo los que nos preceden). Tenemos así a los nuestros con nosotros en la vida y tras su muerte, ocupando un lugar físico, real, palpable, concreto… aunque vacío. Absolutamente vacío. No cabe duda que la restauración (porque ya lo hacían culturas anteriores) de la cremación, de convertir en polvo lo que fue polvo, no deja de ser un pasico en la buena dirección de recuperar esos enormes y monstruosos espacios quitados a los vivos para entregárselos a los muertos, pero aún lleva la impronta de los adoradores de imágenes que somos. Estamos montando una parafernalia alrededor del tarro de cenizas de media vuelta y macha atrás, que alguno ha visto hasta con la firma del Arca de la Alianza…

Es la misma guerra cósmica que se libra desde el principio de los principios entre el espíritu y la materia. La inacabada lucha entre los ángeles que los representan. En el ser humano toman parte ambas, y lo forman y lo conforman desde su nacimiento… Lo que con estas tendencias estamos demostrando es que aún tiramos para la materia más que para el espíritu. Que nos dejamos seducir más por el cascarón que por el huevo, por los despojos más que por el mojo… Y damos a entender, continuamente, que nuestro más allá siempre nos cae bastante más acá.

Que culturas antiguas hubo que nos daban sopas con honda en este conocimiento, y que nuestra evolución en un sentido ha implicado una involución en el otro… Miren, de verdad, a mí me vale que encierren mi casquería en una pirámide, y que me lo monten en plan pharaon-look por la cosa de los selfies y eso. Pero, óigan, que es cierto, que eso no sirve de nada. Absolutamente para nada. Tan solo para que los muertos entierren a sus muertos…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

www.escriburgo.com

miguel@galindofi.com

DECADENTES

Leo en el periódico que hoy se eleva la cifra de contagios en cien más que ayer, todos jóvenes... Que las hospitalizaciones se disparan en las últimas 24 horas. Que han muerto 3 de 4oo a 50 y una chica de 29 años por causa del Cóvid... Todo en un solo día en esta región de Murcia...

Y me pregunto, cuando esta gente salen a las 8 de la tarde para regresar de madrugada, si leen la prensa; si tienen comprensión lectora; si poseen entendimiento y capacidad de pensar...

Si es que no, manadas de acémilas invaden nuestras calles. Pero si es que sí, entonces es mucho peor: son pura decadencia.

EXPLÍQUEMELO USTED

Entre mis lecturas ligeras del verano me he sudado una novela que ha accionado mi personal máquina del tiempo, retrotrayéndome a los años sesenta… y es que hace eso mismo, sesenta años, mi juventud trillaba, junto a mi primo Máximo (al que le envío, desde este mi aquí y mi hoy, mi más entrañable recuerdo) barbechos de historias y misteriosos hechos – permítanme el pareado – y nadábamos en aquellos libros arcanos del Misterio de las Catedrales, del esotérico Fulcanelli, y sobre los que luego nos perdíamos en inacabables charlas nocturnas, que nos llevaban a regiones insolubles… Todos aquellos pasajes y paisajes acotados, todas aquellas citas subrayadas, todas aquellas lecturas y elucubraciones, quedaron sepultadas por los años y el correr de la vida… De una vida que ahora, asentándose en el final del principio que fue, lo regurgita como enigma irresuelto…

Lo cierto y verdad es que lo podía haber rumiado y guardado para mí. Pero me tienta el compartirlo con cuanta gente me sigue y/o se tome la molestia de leer los contenidos de mis ocurrencias. Es como una manera de alargar la existencia de las grandes incógnitas; la posibilidad de que, como un anzuelo en busca de pez, enganche en alguna mente curiosa e inquisitiva; una forma de sembrar lo que solo dio el fruto de la curiosidad en un día lejano, y que no fue satisfecha en su tiempo. Una especie de búsqueda de respuestas en diferido…

¡Atención!, aviso en este punto preciso: dependiendo del nivel de respuesta y comentarios que éste coseche, abundaré en estos temas (ahora que parece he dado con el tesoro que enterré y olvidé) o, por el contrario, lo devolveré de nuevo a la tierra del olvido, que es donde mejor está definido… Tengan en cuenta que, sin ser Cuentos de la Cripta, pues no lo son, siguen siendo misterios sin resolver; hechos irrefutables que desafían – aún – el entendimiento humano (léase entendimiento por creencias implantadas en nuestra educación primordial). Y que están ahí, desafiantes y con expresión burlona ante nuestra ciencia basada en la suficiencia… Como bien dejó dicho Paul Elouard: “hay otros mundos, pero están en éste”…

Bueno, dejémonos de prolegómenos y vamos al asunto que hoy nos ocupa: como todos saben, allá por el cielo lleno de estrellas, existe lo que hemos venido en llamar la Constelación (cúmulo definido de estrellas) de Virgo. Bien… No creo necesario aclarar que Virgo es el latín de Vírgen, pero lo que sigue a continuación es conveniente que este simple y básico detalle lo tengamos presente. Pues miren ustedes: el mapa de esa misma constelación se reproduce con inequívoca exactitud en siete catedrales francesas dedicadas a Notre Dame (la Virgen) punto por punto.

Las estrellas mayores Gamma, Epsilón, Zeta… así como las menores de la Espiga, etc… se corresponden con la disposición de las catedrales góticas de Chartres, Reims, Bayeaux, Amiens, Evreux… De tal forma que, si usted traza una línea que las una sobre un mapa Michelín mismamente, aparecerá la Constelación de Virgo de los cielos en la tierra, delimitada por estrellas y catedrales principales dedicadas al culto de la Virgen, Nuestra Señora… Estos son los hechos. Explicaciones puede haber varias, si bien no muchas. Por ejemplo, que tales catedrales, que, curiosamente, se levantaron todas seguidamente antes de un siglo, fueran precisamente para fijar un paralelismo religioso entre el cielo y la tierra. Desde luego, supieron hacerlo muy bien…

Pero sabemos que la Iglesia levantaba sus templos donde ya antes existían lugares ancestrales de antiguos cultos, con el fin de cristianizar las viejas culturas anteriores (adviertan que cultura viene de culto)… Por lo que, entonces, esos lugares elegidos como sagrados desde tiempos inmemoriales, ya guardaban la equivalencia exacta con la disposición de cierto cúmulo de estrellas (Virgo) en el cielo… Si a eso le sumamos que los antiguos santuarios estaban dedicados a diosas – que no a dioses ni santos – como principio generativo de la vida, la cosa se torna aún más tararí que te ví…

Podemos, naturalmente, faltaría más, fiarlo todo al mundo de las coincidencias y las casualidades… Todo es pura y puñetera coincidencia, mire usted. Y olvidarnos de que, entonces, el mundo está plagado de coincidencias. Coincidencias que bien pueden ser incidencias, o correspondencias. De casualidades que son causalidades. De que, en realidad, estamos llamando “cosas” a lo que son “casos”… o lo que sea… “Tal y como es arriba, igual es abajo”, dejó escrito Hermes Trimegisto, hace más de 4.000 años, en sus Tablas Esmeralda…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

www.escriburgo.com

miguel@galindofi.com

CADA CUAL PAGUE LO SUYO

No existe ningún banco que avale los fondos de la Generalitat para cubrir a los encausados por malversación pública en actividades independentistas en el extranjero... Ni siquiera ¡ Valgame Deu !, los propios bancos catalanes Caixa, o Sabadell. Ningú...

La Generalitat, que avalaba con el de algún tapado fondo, tampoco lo hace ahora, y descarta asumir directamente el pago de los investigados por el Tribunal de Cuentas. Osea, que no asume los riesgos legales...

Aquí cada cual busca taparse con la capa del otro. Los delincuentes, con la Generalitat, y ésta con la banca... Al final tendrán que pagar con su patrimonio. Es que es muy fácil jugar a revolucionario a gastos pagados...

LAS TRES PREGUNTAS

Dicen que las tres grandes preguntas del ser humano y de todos los tiempos son las famosas: ¿de dónde venimos?, ¿qué somos?, y ¿a dónde vamos?.. Son tremendamente complejas, a la vez que tremendamente elementales. En realidad depende de si nos las hacen otros, o si nos las hacemos nosotros mismos. Y quizá la contestación resida en la distancia entre la una y la otra… Cuando los conquistadores españoles llegaron al nuevo mundo, eran las tres simples y sencillas, y lógicas, preguntas que les hacían los indígenas que, sorprendidos, los veían llegar: ¿de dónde venís?, ¿quiénes sois vosotros?, ¿qué queréis?, que es lo mismo que ¿a dónde vais?.. pues siempre andamos detrás de una meta. Vamos hacia lo que queremos.

Las respuestas en ese caso son elementales, las conocemos perfectamente… Pero cuando las preguntas vienen de uno mismo, entonces la cosa se complica terriblemente. Y eso es porque tales preguntas, cuando el interlocutor se convierte en intro-locutor, no sirven para nada las respuestas localizadas y aprendidas en el aquí y el ahora, e intuimos una procedencia y un alcance que nos supera a nosotros mismos… Sin embargo, millones de personas se han parado a hacérselas alguna vez en su vida. Y si nosotros aún no lo hemos hecho, puede ser por un par de cosas: o porque no hemos tenido tiempo para ello, o porque aún no estamos maduros para eso, y ambas cosas vienen a ser lo mismo. Yo, más que maduro, estoy macoco, y también, al igual que muchos, he dejado de coger higos y me he sentado bajo la higuera a preguntármelo.

Sin embargo, y llegados a este punto, me parece a mí – y esto no deja de ser una opinión personal – que las respuestas son igualmente personales. Y, aunque todo ser humano tengamos el mismo origen, se nos presenten los mismos “trabajo de Ulises”, y nos larguemos por la misma puerta, se me antoja (como decía mi padre) que “cá cual es cá cual”, y, si bien las preguntas son siempre las mismas, las respuestas son siempre distintas… Pero no deja de ser una labor de introspección positiva que a todos nos interesa hacer en algún momento de nuestra existencia. Y, llegado el momento, tratar de intuir si entre la primera y la tercera pregunta, hemos hecho lo que, o cómo, deberíamos, para que ambas adquieran significado, o no lo hemos hecho aún… Porque ahí es donde reside la tal correspondencia.

Yo no sé dónde, ni cuándo, ni de quién, vienen tales pregunticas, lo confieso. Mi ignorancia al respecto es total. Pero sí se que Kant se planteaba, y planteaba a los demás, cuatro pregunticas que, sin ser las mismas, sí que venían a remachar el mismo clavo… y eran: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar?, y ¿qué es el ser humano?.. Y decía que todo el fundamento de toda filosofía cabe en ellas… Es posible, puede ser, que a algunos les sea, o nos sea, más fácil abordar la cuestión desde estas preguntas del filósofo prusiano que desde las otras, pero eso tendrá que experimentarlo cada uno.

Lo que el tal pensador sí avanzó es que las tres primeras se dirigen y se reducen a la cuarta y última. O sea, el ser humano es el fruto de su propio conocimiento y el protagonista de su propia experiencia. Yo veo (con perdón) la incógnita oculta en ese ¿qué cabe esperar?.. Kant, al introducir “me” en sus interrogantes, concreta y fija al ser humano general en el nivel de persona particular. En ese cada uno que es “cá cual”, y que no puede ser tratado, ni tratarse a sí mismo, a nivel de ganado. La pregunta es: ¿Cuándo dejo de ser gente y empiezo a ser yo?.. La religión lleva más de veinte siglos manejando dogmas, convirtiendo a la persona en personal, y enfrentando a los pueblos entre sí. Los prelados viven de vender “su” inmortalidad a los mortales, “su” felicidad a los afligidos, “su” perdón a los pecadores, y “su” mentira a los ignorantes.

Pero dicen, y puede que eso encierre buena parte de la verdad, que, a la hora de su muerte, el hombre está terriblemente solo consigo mismo… Es ese mismo sentimiento de abandono que sufrió el propio hombre divinizado en la cruz: ¿por qué me has abandonado?.. y ahora ya, ¿qué me cabe esperar?..

Sentiré mucho que éste de hoy les haya supuesto un tostón, pero si alguno o alguna se ha puesto a pensar me alegraré un montón. Y con este mal pareado este cuento se habrá acabado… Lo que pasa es que no puedo resistirme, aunque sea de peras a uvas, el sacar algún que otro tema que nos arranque de la circunstancia y nos centre en la importancia; que nos ayude a sacudirnos la vulgaridad de una existencia que reclama su trascendencia… Solo de muy vez en cuando. Mañana volveremos con el cuento nuestro de cada día, que es lo que, en definitiva, nos engrasa la vida… Vale.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ // www.escriburgo.com // miguel@galindofi.com

...Y PUNTO PELOTA

Nuestra Consejería de Salud no sabe a qué carta quedarse. Con la tasa de contagio juvenil por las nubes, y deshojando la margarita: que si toque de queda, luego que si no, después que si limitación horaria para servir alcohol...

No se ha dado cuenta que servir es una cosa y consumir es otra... Se puede servir alcohol por la mañana y consumirlo por la tarde, o llevárselo por la tarde para el botellón de la noche. Son medidas inútiles impuestas por inútiles...

Con lo fácil que es el carnet vacunal: el que esté vacunado se le atiende en los establecimientos hosteleros, y al que no lo esté se le manda a su casa, y sanción al canto al que incumpla de un lado y de otro...

PSEUDOLÍMPICOS

En pleno y rabioso verano, cuando esto escribo, engancharse a ver unas olimpiadas en esas horas morcilleras del día, en las que el calor y el sopor te inyectan una laxitud casi cadavérica, es tener gana de flagelarse el ánimo. O quizá es todo lo contrario, una especie de placer oculto en ver cómo se machacan otros, desde un sillón bajo el aparato de seiscientas frigorías y ante el plasma de sesenta pulgadas con una cerveza fría en la mano. Aunque sean los Juegos un lugar distante y fresco, en lo que cabe, si es que aún cabe algo en tiempos de cambio climático en que en Siberia está cayendo un moreno de 45º y de apaga y vámonos… Habrá que ir mudándose de hemisferio o cambiando de estación, o de canal de televisión…

Hace algo más de 65 años, las olimpiadas no nos llegaban en absoluto… Si acaso, por el aparato de radio bajo búcaro y visillo (un mueble más de la casa, y el que lo tuviera), o por unos periódicos que llegaban con retraso, pero llegaban, y luego se manoseaban y comentaban en bares y barberías, cuando tocaba, antes de dedicarlos a sacar los lustres de los cristales de puertas y ventanas, que eran su destino natural y final, como mandaban las leyes de un reciclaje entonces reconocido en ahorraje… Es, por cierto, el que deberíamos rescatar y recuperar hoy, si es que en algo apreciamos nuestro inmediato futuro…

Enfrente de nuestra casatienda había un recinto que albergaba un holguero café (o así me lo parecía a mí entonces) y un espacio libre, liberado y liberador, bajo unos añosos pinos. Todo estaba cercado por un murete bajo con una reja de tablas de madera, y al que se accedía desde mi calle, y desde un “Real de la Feria” pomposo y orgulloso, y un callejón de conexión entre ambas arterias de no más de un par de metros de resuello, donde se aliviaban todas las vejigas machas de 6 a 86 años… Ese, y “la feria” era un lugar entre lugares donde los críos desarrollábamos nuestras reñidas y competidas olimpiadas. Saltos y carreras, donde nos dejábamos suelas, calzones y la pelleja de culos y rodillas; boxeo, en el que las medallas eran todas moradas y te las llevabas puestas; y el fútbol-rey, el deporte-sol, en uno de cuyos partidos perdí los dientes frontales por culpa de un balón de no reglamento: trapo, cuerda, y alguna piedra liada para darle peso y consistencia a aquello… Olimpiadas de posguerra. Nuestros juegos olímpicos se jugaban todos los años, y se celebraban de otoño a primavera, precisamente. Al contrario que ahora…

…Y es que, en el estío, había que ponerse las pilas para los juegos veranensis. Ahí tocaba rascar paleta para no dejarse una sola migaja del apretado maná foráneo. Murcianos de huerta; comarcanos de campo; cartageneros de Cartagena… muchos otros para seguir la ruta de la supervivencia allí a dónde iba su gente: los veraneantes. Unos veraneaban veraneando y otros trabajando, pero, mutas-mutandis, todos dejaban alguna perra gorda, alguna pelusa bajo el esparto… Por eso había que detener nuestras olimpiadas para atender lo que había de entender: que no era otra cosa que esa parte de la subsistencia de la existencia. Mi propia familia trasladaba su caracol a una caseta de ese Real de la Feria en busca del real de la calderilla, apretados y sin tener ni dónde cagar (con perdón pero literalmente) para luego, de nuevo, poder regresar al hogar…

Hasta la Virgen de Agosto tenéis, si es que podéis… se nos daba como pistoletazo de salida y llegada a los del pueblo, y la carrera empezaba hasta que terminaba. “El Día del Trueno”, también se denominaba al “dialavirgen”, y ese día marcaba la meta, el echar los ya exhaustos restos, la recogida de la medalla de cada cual, y el volver a la sosegada normalidad… ¿o acaso volvíamos a la anormalidad porque la normalidad era aquello otro?.. Nunca logré saberlo. Esa fiebre la hemos llevado los de mi pueblo que éramos “de mostrador”, hasta bien avanzada nuestra existencia, y aún fuera de él. Forma parte de una vida… o, mejor dicho, de los prolegómenos de una vida, de unas vidas, que ya nos están devolviendo a los “boxes”, y en los que nos preguntamos si esto que se recuerda, merece ser contado o no.

Es lo que les va a ocurrir a todos los pecholatas que hayan podido arramblar algo que colgarse en estas olimpiadas. Que, para las próximas, la gran mayoría de los mismos ya habrán sido olvidados. Y que, conforme gradualmente pasen más años, dejarán de ser valorados, si es que alguna vez lo fueron, y, al final, dentro de unos cuantos juegos más, hasta el que guarde un oro en alguna vitrina, se preguntará a sí mismo si es que aquello existió alguna vez y el por qué, o a cuento de qué existió…

Yo mismo seguí corriendo olimpiadas de pueblo pequeño; de amigos estrechos; de relaciones apretadas; de paisanaje y companaje… durante muchos años. Muchos más que los atletas que han luchado en las de verdad podrán repetir. Pero el final siempre es el mismo: que los juegos se acaban del todo un año en que ya no encuentras el camino de tu niñez; un día en que te pierdes a ti mismo; un momento, un instante de tu vida, en el que ya no regresas a donde estabas… Y te ves fuera de competición, con las manos vacías y los recuerdos llenos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ /  www.escriburgo.com /  miguel@galindofi.com

CHAPEAU, "JAPOS"

Las recientes olimpiadas en Tokio han sido absolutamente atípicas. Al menos, en lo concerniente al sentido común: se han realizado sin público en los estadios; el gobierno nipón lo ha hecho por puro compromiso; y el pueblo japonés, educado y culto, ha rechazado la presencialidad en su inmensa mayoría...

No deja de ser una lección, que, por otro lado, va a ser mal comprendida por el resto del mundo. El Coi, no deja de ser una máquina de hacer dinero que pone el deporte a su servicio e interés y el negocio por delante.

El resto de los ciudadanos del mundo, al menos nosotros, hubiéramos reaccionado totalmente al contrario. Nuestra ignorancia no es comparable ni compatible con su sentido común...

LA CONFERENCIA

Días pasados se celebró la tan traída y llevada Conferencia de Presidentes. Todas las taifas convocadas por el taifeño mayor del reino. Menos una: la de Catalunya, claro, que sigue distinguiéndose de las demás, y que sigue retratándose a sí misma a pesar de la especial disposición actual para con ella. Si existía alguna vela para la esperanza, se han empeñado en soplar para apagar la débil llama. Así que de buena disposición nada, monada… Hasta el vasco ha acudido. Claro que Urkullu es mucho, muchísimo más inteligente, que el catalán Aragonés, y sabe sacar más partido de su talante dialogante que les butifarres de la masía.

Eran tres las grandes áreas de discusión: sobre el plan de recuperación con el reparto de los fondos europeos, la interminable lucha contra la pandemia, y, si quedaba tiempo y ganas, hablar también sobre la crisis demográfica… Sobre el primer tema hay unanimidad dentro de la división: todos quieren tajada y la mejor, y todos critican por ser maltratados en esto. Naturalmente. Aquí, como en tantas otras cosas, la solidaridad, como la cohesión territorial, brillan por su ausencia más absoluta. Las gobernadas por el PP son críticas a sangre y fuego por anticipado, pase lo que pase y digan lo que digan, pues su objetivo es cargarse al gobierno; mientras las del Psoe, claro, son más receptivas, si bien, luego, entre ellas, todas luchan las unas contra las otras por llevarse el mejor pedazo de carnaza.

“Somos la primera comunidad en aportar y la octava en recibir” protesta Paca Armengol, la de Baleares… ¡Joer!, eso lo dicen todas, luego todas mienten. Lo que pasa es que esta comunidad se ha puesto a la cola de las veleidades separatistas, a rebufo de la catalana, a ver qué puede sacar de este cuento. Fernández Vara, el de Extremadura, dice: “me horroriza pensar en la pandemia sin Estado autonómico”, y es la honesta opinión en disidencia de un político socialista. Y tampoco termina de ver claro, no la política de acercamiento a los catalanes, si no las continuas concesiones sin recibir nada a cambio. No se somete a la “realpolitik” emanada del partido, y eso le honra… Al igual que también honra a Núñez Feijóo, el gallego del lado contrario, que suelta lo de “esta crisis ha de consolidar el Estado de las autonomías”. Visión opuesta, y con la que igual se enfrenta a la política destructiva y de tierra quemada que han emprendido los suyos… En mi opinión, ambos dos representan la única dignidad política que, aún en partidos enfrentados, existe hoy en España… Y me perdonen los talibanes del uno y el otro lado del Mississipi…

Yo le respondería al extremeño que no se preocupe por lo de la pandemia, que no puede ir peor de lo que ya va ahora. Que somos un estado autonómico que actúa como si no lo fuera; que, si siéndolo, cada uno va por su lado, no siéndolo sería exactamente lo mismo… Tengo por estos días una parte de la familia, murcianos, aislados de visita en Castilla La Mancha, que, aún vacunados, no pueden solucionar ni normalizar su situación por contacto con un positivo, porque no existe relación ni contacto entre las autoridades sanitarias de ambas autonomías… Y es tan solo que un ejemplo desidioso de entre muchos otros… Hasta los propios T.S.J. legislan disposiciones contrarias entre sí por los toques de queda, de quedo, o de quede…

Fernández Mañueco el castellano-leonés, afirma cabreado que “es inasumible que negocien la financiación solo en Catalunya”… Bueno, puede que sea verdad, media verdad o mentira completa. Es que, como su partido va de lo que va y de la manera que va, y le importan más los fines que los medios, sus afirmaciones resultan tendenciosas, y no del todo creíbles… Yo más bien creo que la están negociando “antes”, o “primero”, con Catalunya (no me extraña nada tampoco) pero eso no significa que sea “solo” con ella… La omisión o cambio de una sola palabra en una verdad puede convertirla en una mentira… y en eso, todo político es maestro consumado.

En cuanto a lo de la crisis demográfica (es más una crisis demagógica) no podemos llevar política más nefasta y nefanda: crecimiento por debajo de cero – morimos más que nacemos – y encima, un comportamiento más de rechazo que de acogida con la inmigración, que podría ser la solución de futuro a nuestro problema. No podemos llevar una estrategia más ciega, obtusa y contraria a nuestros intereses. Esto es, nos estamos cortando los dos únicos caminos posibles, por lo que el envejecimiento poblacional, el colapso del sistema de pensiones, y la ralentización o paralización y encarecimiento del sistema productivo, es lo que nos espera a medio plazo… No se trata de buenismo, ni solidaridad, ni siquiera de justicia humana, es tan solo que pura y dura matemática demográfica y de movimientos migratorios ante una natalidad caduca, por no decir nula. Solo nos vale la inteligencia contra la xenofobia.

Mientras tanto, podemos ir cambiándole el nombre a la etiqueta cuanto queramos, que eso no resuelve nuestros problemas. A la España de las Autonomías siguió la de Nación de Naciones, luego la España Plurinacional, para ahora pasar a la España Multinivel. Somos muy dados a creer que la semántica es lo que cambia las cosas, cuando es al revés. Tan solo nos dedicamos a fabricar marcas descriptivas, más o menos afortunadas, esperando que con ello se obre el milagro… Óiga, yo no sé si gobernaré mejor o peor, pero mire usted qué definiciones más chulas se me ocurren… Antes que Dios pusiera nombre a los animales del Jardín del Edén, los jodíos bichos ya estaban creados. Que conste…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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MEDIDAS EUROPEAS

Veintiun paises de la Unión Europez imponen ya el "Pase Cóvid" para el día a día, donde 300 millones de ciudadanos disponen del Certificado, que, en algunos Estados, empiezan a exigirles incluso en el trabajo...

En Italia, concretamente, incluso a los funcionarios que no quieren vacunarse los suspenden de empleo y sueldo. Demasiada gente equivocada para tan pocos iluminados con la verdad del negacionismo...

Aquí, en España, nos encogemos ante tal evidencia. Aún intentando comprender al negacionista, lo que no es de recibo es que ellos tengan licencia para infectar y exijan respeto por ello, cuando ellos manifiestan una clara falta de respeto por los demás, y los vacunados tengamos que transigir con los que solo demuestran insolidaridad. A lo peor es que yo no lo entiendo.

TURISMO DE ALTURA

Bueno, pues Bezós, el dueño de Amazon y de la M.G.M., y de unas cuantas grandes cosas más, ha inaugurado la era del turismo espacial. Él y unos cuantos elegidos, a golpe de billetera sandunguera, claro, se han dado un garbeo espacial. Un cohete los ha llevado fuera de la atmósfera, ha jugado con la falta de gravedad, se han asomado al exterior por ventanillas que aseguran el confort interior y que te dan la dimensión de postal (tampoco se valora más) y han regresado a casa con el pulgar hacia arriba, sin otro subliminar mensaje que lo he hecho porque lo puedo pagar. Y esa ha sido la foto y conclusión de la “hazaña” espacial, por otro lado nada especial…

Todo es cuestión de pasta. Eso allana los caminos del tener y del poder. En cuanto existen los medios, la técnica, la posibilidad, tan solo hay que comprarlas y ponerlas a nuestro servicio. Así de simple… Creo que hay cola de millonarios para hacer lo mismo. Es un owerbooking de podridos de dinero provocado por el epatamiento: esto es caro, pues yo me apunto para demostrar que me lo puedo permitir. Me voy a hacer un viaje espacial, ya no me basta con gastarme la calderilla una semana en el palacete romanonesco de la Nati y el Rafa con isla incluida… Es la sensación de poder más, nada más… Aunque a esos (ricos, pero ignorantes) les bajara Borges sus incultos humos con su genial frase: “…Bueno, todo viaje es espacial, ¿no?..”

De momento, queda claro que el turismo galáctico solo quedará exclusivizado para ciertos bolsillos. Los que lo han hecho posible tan solo han utilizado la normativa comercial básica: “amosaver”, esto es una novedad cara, ¿no?.. Vale, ¿cuáles son los costos?, sumémosle la ganancia, y dividámoslo entre las pocas fortunas que deseen verse afortunados por esta exclusividad. A tanto cada uno, y que amoquinen… Luego, más tarde, abriremos al gentío, imitador de poderosos imitadores, gradualmente, conforme a su estatus y poder económico, hasta terminar por abrirlo al ganado borreguil y cerril de toda la clase media planetaria… Donde unos pocos cubrieron un mucho, unos muchos llenarán los bolsillos de unos pocos. Es la filosofía del dinero, de la que la dotó Maurice Báring: “Para saber lo que Dios piensa del dinero no hay más que fijarse a quiénes se lo dá”…

Yo estoy seguro que este alto turismo, altísimo en altitud y stánding, en un futuro no muy lejano acabará siendo de agencia de viajes: una semana montado en un supositorio y un par de días en la luna por tres mil euros… como el que va a la Perdiguera en pantasana por cuatro chavos. Estoy convencido de ello, y, miren, yo no iré, porque ya no estaré por estos lares; o porque no estaré en condiciones; o porque, de verdad, no me llama la atención en absoluto “insersarme” en el nuevo turismo. Así que no estoy triste por mí, si no por la luna o por los planetas que toque, porque quedarán hechos un asco por el turismo masivo…

Pero sí que me alegraré – aunque yo no lo vea – por nuestra Tierra… Como somos los que somos, si estamos amogollonados allí, no lo estaremos aquí, por lo que nuestro planeta saldrá enormemente beneficiado por lo que le toca en el reparto. A la plaza de San Marcos se le verán las losas; las islas y países del Caribe emergerán de entre los atolones de basura; en el Himalaya se terminarán las colas para mear en el Everest; La Manga se quedará preciosa y vacía, porque el “todo Madridzzz” se habrá ido a engorrinar las Perséidas; o Dan Brown escribirá otro Código que se desarrollará en Marte, y la Gioconda lucirá su plácida belleza en su casa del Louvre sin que la jodan… porque el turismo de masas se habrá vuelto astrofísico y estará muy ocupado en jorobar nuestro más cercano universo… por cierto que ya encochinado por la chatarra espacial adelantada y acumulada como aperitivo de lo que viene.

Los antiguos romanos, gente conquistadora pero civilizada a pesar de todo, gustaban de los campos fértiles y tranquilos, de cuidados jardines y villas pulcras y serenas, de paisajes placenteros… eran sus locus amoenues (lugar ameno) donde estar, gozar y apartarse… Tras dos mil años más de civilización a las costillas, hemos convertido todos nuestros lugares con algún atractivo – sea éste natural o artificial – en colmenas de abejorros humanos que acuden compulsivamente y por emulación imitativa a los mismos sitios y al mismo tiempo, hasta dejarlos en una cáscara contrahecha de lo que un día fueron… Pero hemos construido entre todos una fructífera industria de ello: el turismo, ese gran invento, como aquella vieja y localista película de Martínez Soria. Enormes intereses giran alrededor de una máquina para aniquilar ambientes, y de lo que ya no podemos prescindir…

“Me espanta el silencio de los espacios infinitos”, dejó escrito Pascal. Sin embargo, a mí me encanta… Mas no se preocupe el sabio, que hordas se están preparando que convertirán el silencio en escándalo, el espacio en apretura, la soledad en multitud, y lo infinito en un inmenso sofrito… Todo a su tiempo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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THE END OLIMPIADAS

Durante doce siglos estuvieron celebrándose las Olimpiadas ininterrumpidamente, hasta la llegada del cristianismo (v.s. catolicismo) que las prohibió como fiesta pagana durante mil quinientos años, hasta que, ya en el siglo XIX, Pierre du Cubertain las resucitó, hasta ahora...

La primera etapa fué eminentemente deportiva, sin ningún tipo de distinción de clase ni de fe política. El paréntesis de quince siglos impuesto por una religión oscura y ominosa dió paso a una segunda etapa...

...Donde el negocio y los intereses empresariales, políticos y económicos, priman sobre el deporte. Los enjuagues y tejemanejes entre paises y comités olímpicos son de una opacidad  que, en esta última edición ha reventado por las costuras más débiles: las presiones ejercidas sobre los propios atletas...

ALTURA MORAL

A un profesor de la Universidad de Barcelona, Ricardo García Manrique, lo han crucificado ante el claustro (sanedrín) por uno de sus colegas (el que hacía de Caifás), acusándolo de “fascista y colono” por no apoyar la causa independentista. Todo un auto de fe. Y toda una señal de identidad para Catalunya. Lo de “colono” es un insulto nuevo, y me ha sorprendido que mentes tan romas y obtusas tengan tales signos de creatividad, la verdad… Pero lo de “fascista” es ya tan viejuno, rancio y repetitivo, que dan arcadas. Y es que los fascistas suelen utilizar el fascismo como tal insulto hacia todos los que, precisamente, no son fascistas, y no opinen como ellos, que sí lo son…

En el hemiciclo universitario todo el mundo calló y ni uno solo lo defendió. Ni siquiera el rector. El agresor queda como radical y ese rector como consentidor. Ya conocemos cómo funciona el reparto de roles entre todos estos agentes: están los incendiarios callejeros, los verbales, aquellos que los disculpan y justifican, y los que callan, como los buenos pero culpables ciudadanos de Hanna Ahrendt (La Banalidad del Mal)… y eso sí que es un fascismo de libro. Y allí, en Catalunya, hay dos pilares significativos más que significados: la docencia contra toda decencia y la Iglesia contra toda ciencia. Sobre todo en este caso concreto, que no discreto…

Es gracias a este fascismo, a estos fascistas, que el problema catalán se ha simplificado enormemente para los que son demócratas, y es que poco importa entonces que al secesionismo lo voten una mayoría, o minoría, de catalanes. Lo verdaderamente importante es que las democracias han de impedir que el fascismo, cualquier fascismo, pueda aplastar a sus conciudadanos que no lo son por el simple hecho de no pensar como ellos… El que los llamen lo que ellos practican (el fascismo) es la confesión de lo que realmente son. Pero es bueno que ellos mismos se distingan en sus cubiles y zorreras; que se concreten en los que son y lo que son; que se retraten a sí mismos por sí mismos y por sus propios y genuinos actos fascistas.

La lástima, la pena, lo vergonzoso, es que el gobierno de la democracia española, desasista y abandone a las propias víctimas catalanas de este fascismo, como el profesor García Manrique es una de las muchas, muchísimas, que están sufriendo persecución. No hablemos de los empresarios catalanes boicoteados, de los funcionarios amenazados, de las familias chantajeadas, como lo de la inmersión lingüística, o lo de su TV3, áspid mantenido con dinero público… Es incomprensible que la Administración del Estado se desentienda de tamaña persecución, violenta e inconstitucional, que les condena al más humillante desamparo. Y es, precisamente, todo catalán que, sintiéndose también español, vive en su propia tierra. Se están colcuncando sus derechos de ser lo que siempre han sido, por un fascismo, que, encima, los llama fascistas a ellos.

Menos mal que el Parlamento Europeo palia nuestras propias deficiencias y ha retirado la inmunidad a Puigdemont, el “Calleja” de Waterloo, y la de sus colaterales: Clara Ponsatí y Tono Comín, los cuentistas de Telerín. Naturalmente, los encausados van a ejercer su derecho a recurrir al Tribunal de Justicia Europeo, derecho de recurso que su propio partido no reconoce a sus paisanos catalanespañoles. Tal es su democrafascismo… Donde Puigdemont declaró cuando le concedieron su acta de diputado europeo de que la UE era una democracia frente a la dictadura española, ahora ataca a esa misma Europa y declara que lo suyo “es un claro caso de persecución política”. Vale. ¿Y lo del caso de Ricardo García y otros cientos de miles de catalanes, ¿qué es?..

Esto debería aclarar en muchas mentes de ciudadanos cómo funcionan las democracias en sus conceptos. Cuando el Parlamento Europeo concedió el acta de acreditación como diputado – que tanto se criticó – lo que dio a entender es que el resultado de unas elecciones libres primero, y la justicia después. Como así ha sido. El requerimiento de los órganos judiciales españoles fue atendido en su momento, y el resultado es éste: la retirada de la inmunidad a los supuestos delincuentes (recuerdo que aún no han sido juzgados y condenados, aunque luego sean indultados)… Esas son las garantías procesales que los acusados tienen antes de ser declarados culpables en cualquier Estado de Derecho. Y hemos de saber diferenciar y poner distancias entre cómo actúa su “govern” y cómo actúa el nuestro, o el de la UE… Uno se salta la ley y los otros la cumplen.

…A veces, cuando uno conoce las injusticias manifiestas como la del profesor García, tendemos a actuar exactamente igual a cómo actúan ellos. Quod pro quod. Y no nos damos cuenta que actuando a la recíproca, tal y como ellos lo hacen, poniéndonos a su altura, nos invalidamos a nosotros mismos convirtiéndonos en ellos mismos. La resolución del P.E. nos está diciendo que la altura moral está en el respeto a la Ley, no en su quebrantamiento… Es un mensaje que ellos (manipuladores malignos de la verdad) no van a reconocer jamás. Como hace cualquier fascista. Al menos, reconozcámoslo nosotros.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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DOBLE SOLUCIÓN

¡Hombre!, una buena idea de Vox, que abre el debate en el Congreso sobre el trasvase del Ebro... Y más ahora que se está poniendo coto al del Tajo por meras cuestiones de conveniencia política...

No me duelen prendas en reconocerlo cuando la ocurrencia es positiva... Más que un trasvase es un by-pass, y soluciona la falta de agua en el levante español tan solo que con el sobrante de las crecidas periódicas del Ebro...

Lo que ma parece egoísta y ruín es que prefieran soportar riadas que arruinan cosechas y bienes, antes que ceder esos excedentes a donde se necesitan tanto. Una actuación que solucionaria dos problemas: el suyo y el nuestro. Pero somos insolidarios y cainitas.

LA MEMORIA DE LA HISTORIA

Hagamos memoria de la Historia: En 1.929, Mussolini pactó con Pio XII la creación del Estado de la Santa Sede. El dictador fascista, ateo confeso, a copia, modo y manera de Constantino, reconocía la soberanía papal en la Ciudad del Vaticano, Palacio de Castelgandolfo, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y otras grandes propiedades, colmando a la Iglesia y al Papa de honores. La hacía religión exclusiva del Estado, y otorgaba a los cardenales “los honores debidos a los príncipes”… A cambio, el Papa pedía a sus fieles sumisión absoluta a Mussolini, volver la espalda al “Partido de los Católicos”, y proclamar que el dictador fascista era “un hombre enviado por la providencia de Dios”… Así, tal cual, sin medias tintas. Encima estaba la pasta gansa, y al nuevo estado se le dotó con 1.750 millones de liras, entonces un superfortunón.

Para administrar la pela se instituyó APSA (Administración Patrimonial de la Sede Apostólica), más tarde, cambiado por el siguiente Pío, por IOR (Instituto de Obras para la Religión), ya siempre conocido por la Banca Vaticana. Se fichó a un experto en perras que antes había dirigido la Banca Comercial Italiana y había pasado por el Banco Central Alemán, y Nogares, que así se llamaba el tipo, generó un imperio financiero con cuantiosas inversiones– si bien que moralmente dudosas – en inmobiliarias, armas, laboratorios… sin escatimar el lavado de dinero negro proveniente de la mafia… A su muerte, ya en 1.958, el cardenal Spellman dijo de él que “después de Jesucristo, era lo mejor que la había pasado a la Iglesia”… De tal casta le viene al galgo. A quién quiera profundizar en esto, recomiendo los libros del historiador Minoves Besoli: Quo Vádis, Vaticano y Quo Vadis, Cristianismo. Y el/la que no quiera saber, pues mejor que no busque, y así no encontrará…

No hace ni un siglo de todo esto. Es pura Historia Moderna. Cantante, contante y sonante. Y sonrojante… Cuando llegó Francisco al papado, quiso lavar tan anticristiano legado, y empezó a mover los sacos de dinero y de mierda, las servidumbres con los capos, las inversiones en vergonzantes empresas… La resistencia que le opuso la Curia fue descomunal, y aún lo es… Así que el franciscano Francisco nombró al cardenal australiano George Pell como Secretario de Economía, con la misión de poner orden, sin contemplaciones, en el conglomerado financiero católico.

Sorpresivamente, Pell tuvo que regresar a Australia para enfrentarse a un juicio, acusado de pederasta. Tras un año de cárcel, tras revisarse su extraño caso, declaró abiertamente en la revista Vida Nueva: “Fui un cabeza de turco. Se me quiso parar los pies. Mi error fue desestimar las fuerzas oscuras que operan en el Vaticano”… La pederastia es el otro pecado de la Iglesia, y es relativamente fácil implicar a los que estorban en otros sitios de mayor enjundia y de más hondo calado. La mano de Roma es alargada. Hasta para sí misma, llegado el caso…

Pero el Papa actual está decidido a parar el estropicio de esta lacra de la Iglesia, a pesar de que afecta al mismísimo Colegio Cardenalicio. Actualmente, la Fiscalía de la Santa Sede acusa a diez empleados, comisionistas, e incluso al cardenal Ángelo Becciu, de gestiones paralelas a las finanzas vaticanas durante décadas, atribuyéndoles delitos de estafa, blanqueo de dinero, malversación de fondos y corrupción… Es la primera vez en la Historia, desde que Benito Mussolini estableció la inmunidad de los Príncipes de la Iglesia, en que un cardenal va a ser juzgado por corrupto en el seno de la propia Iglesia… Por algo se empieza.

Esto de lo que se defiende, tranquilo, Becciu, son 300 millones de euros escamoteados del llamado Óbolo de San Pedro, y del que dice que es un dinero destinado a… (“jé – jé”), obras de caridad. Lo que pasa es que han aparecido en la compraventa de inmuebles en Londres, llevado a cabo mediante una serie de intermediarios que cobraron comisiones millonarias y una extraña dama, Francesca Chaongui, de la Intelligentza Vaticana. Pero esto es tan solo que la punta del iceberg de cuanto se ha movido, se está moviendo, y aún por cuánto tiempo se moverá, por debajo del nivel de visibilidad de la hasta ahora Banca Vaticana…

Este Papa, al menos, demuestra tener conciencia. Lo que decenas de millones de sus fieles no tienen. Y están callados; ocultos entre sus ritos; pegados al dogma; obedientes a sus Conferencias Episcopales, que siguen robando y enriqueciéndose con las inmatriculaciones; y silenciosos ante su curia esquilmante… Lo he repetido muchas veces, y de forma cansina: ningún líder puede liberar a su pueblo si su pueblo no quiere ser libre.. Es como el ejército que sigue a sus oficiales corruptos y da la espalda a su general íntegro.. Que ganará ruines batallas de miras estrechas, pero no persigue ganar la guerra. La que debe establecer el genuino, verdadero y auténtico Reino de Dios en la tierra… No, a sus soldados no parece interesarles tal final.

En realidad, si nos fijamos bien, la Iglesia está cimentada, desde la tristemente famosa “Donación de Constantino”, que se ha demostrado que es un documento falso, un fraude, un engaño, a la era moderna, reinstaurada por las fuerzas oscuras del fascismo europeo en la figura de Benito Mussolini. Y está basada en la riqueza, el poder,, las posesiones, las influencias y cuánto de temporal se cansó de condenar el mismo Jesucristo… Si ahora viene un Papa, que, aún con sus humanos defectos, intenta acabar con esta burda farsa, lo menos que han de hacer los que dicen que le siguen, y los que no lo hacemos aparentemente, es no darle la espalda… Vamos, digo yo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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YA NO CABEN DUDAS

Temperaturas de más de 50º en Canadá, EE.UU. y puntos del hemisferio norte; inundaciones y lluvias torrenciales en centroeuropa; incendios forestales; calor rompetermómetros en Siberia...

No sé si aún quedarán pazguatos que nieguen el cambio climático, sus motivos y sus consecuencias... Hace décadas que escribo sobre esto, y antes se reían en mis narices y me llamaban catastrofista. Pero hoy ya...

Esto es como los también negacionistas de Cóvid actuales... Que niehan lo que es evidente: millones de muertos y los sistemas sanitarios totalmente sobrepasados. Ya no creo que sean ignorantes, pues sería demasiada incultura a estas alturas. Puede que sea maldad, o cobardía, o insolidaridad... quizá de todo un poco...

OPTIPESI

Voy a transcribirles una frase de Ricardo Reis, con su permiso: “Si nada esperas, por poco que sea lo que te depare el día, será mucho”… Y una pregunta que les dejo caer: ¿es un pensamiento optimista o pesimista?. Porque, si se fijan bien, según por qué lado lo miren, puede ser ambas cosas. Hasta las conclusiones se contradicen. Amosaver: si me conformo con poco, porque nada espero, es una conclusión optimista, pero es que el optimista es el que espera mucho, ¿o no?... ¿Entonces, qué..?. Yo creo que solo existe el realismo, pero que cada cual no lo ve lo mismo. Pero es igual. Al final, igual da mirarse el ombligo desde la cabeza que desde los pies…

Traigo esto a colación por la creencia general estandarizada, en los jóvenes mayormente, de que ellos van a vivir peor que sus mayores. De entrada esta afirmación es falsa, porque la niñez y la juventud de sus padres fueron bastante peores y con muchísimas más escaseces y limitaciones que la suya. No digamos las de sus abuelos… Eso es creer a pies juntillas en el catecismo manriqueño de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, cuando Jorge Manrique, precisamente, lo que vino a denunciar es esa misma creencia. Dice su estrofa: “Cómo a nuestro parecer / cualquier tiempo pasado / fue mejor”, si no le eliminamos la primera acotación, que es claramente condicionante, da a entender todo lo contrario. Nosotros, suprimiéndola, le hemos dado un carácter asertivo que es falso. (Debo agradecer este conocimiento a Javier Cercas, en el que uno de sus artículos me inspira éste).

 

Es que, a mí también se me suele achacar de pesimista – y digo achacar, pues yo no lo veo como un ataque – porque para legendario pesimista Ambroise Berce, que definía “año” como “un período de 365 decepciones”. Yo me considero un moderado realista, según mi punto de vista. Y cambio jodido por moderado por lograr un mejor pareado… Una seguidora me dijo una vez que del dibujo yo veía más lo negro que lo blanco. Puede ser. Pero el blanco no destacaría sin el negro, como el negro no se apreciaría sin el blanco. Ni el optimista ni el pesimista llevan estricta razón el uno sin el otro, vaya una leche… Un vaso medio lleno de tal leche o un vaso medio vacío siempre es la misma leche: un vaso a medias. Y no cambia absolutamente un solo ápice de su realidad el cómo se mire el vaso.

Dicho esto, y quizá por eso mismo, no llego a entender el por qué se etiqueta el optimismo de virtud y el pesimismo de pecado. A causa de qué el optimista es un magnífico ejemplar de ser humano y el pesimista un fracaso de persona. Éste es el claroscuro al que estamos esclavizados por una educación ilusa y simplista. Nos hemos hecho ciegos voluntarios a los miles de grises que existen y enriquecen la visión de la auténtica realidad… Por supuesto, tan solo intento dar a entender la generosidad de posibilidades que hay entre el llamado optimismo y lo conocido por pesimismo. Nada más que eso. Entiendo, lo reconozco y admito, que seguiremos siendo tipos optimistas y pesimistas los esturreados por el mundo, según la percepción de cada cual de tío Pascual… Y que eso no va a cambiar. Al menos, de momento. Por otro lado, hay sujetos que pueden permitirse ser optimistas, como hay otros que no puede ser más que pesimistas, pues la vida trata a unos u otros marcadamente con polos, y palos, opuestos..

Me parece que era Josep Plá el que acuñó su famosa teoría de la propina… Decía que “en esta vida todo lo que no es catástrofe es una propina”. O sea, vamos a ver: ¿te metes en la cama por la noche y no te has peleado con tu mujer, nadie de ha partido la cara, ni te han denigrado, ni te ha venido carta de Hacienda?.. Propina (¡Bote, gracias!). ¿Te despiertas vivo y encima te encuentras bien?. Propina (¡bote, gracias!). ¿Vas a revisión de tu dolencia y no sales del médico con otra coña añadida?. Propina (¡bote, gracias!)… Esto es, si usted, al igual que los antiguos camareros y el señor Plá, sabe administrarse y hacer economías con su vida, puede muy bien vivir de las propinas que le da la misma. Y, analizando este ejemplo, dígame usted, ¿es esa una visión pesimista u optimista de la vida?..

He citado antes a J. Cercas, en justicia y rigor. Bien. Destaco de su trabajo una de sus frases: “quizá lo sensato es abandonar, de una vez por todas, el optimismo iluso e indocumentado, y comenzar a reeducarnos en un pesimismo racional”… No puedo estar más de acuerdo. El optimismo está tan sobrevalorado como infravalorado el pesimismo. Es la leyenda negra del segundo ante la leyenda dorada del primero. Pero hay otras definiciones, hijas de ambos, como puede ser prudencia e imprudencia, temeridad y responsabilidad, actitud y aptitud, Zipi y Zape… que pueden ser asignables a cualquiera de ellos. Es la actitud reflexiva lo que, al final, cuenta, vale y sirve de todo…

Por eso lleva razón Cercas cuando dice lo de reeducarnos. Lo que pasa es que es un virus social generalmente aceptado y universalmente admitido, y reeducar en el pesimismo racional es algo así como decirle al drogadicto que reduzca sus chutes a lo justo y cabal. Es utópico… Por poner un ejemplo paralelo hoy, en la polarización actual, es como definir derecha e izquierda, que, según de qué lado, serán fascistas y comunistas, fachas y rojos, buenos y malos, Tom & Jerry… Las etiquetas, se merezcan o no, suelen adjudicarse por patrones ajenos a la ecuanimidad pero afines a la exaltación… Y en esas andamos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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LEY SEMIÓTICA

Luego dicen que la semántica no tiene importancia, pero el Tribunal Constitucional ha sentenciado contra el Gobierno en lo del confinamiento por la pandemia por una cuestión de pura y dura semántica:

Al llamarse "estado de alarma" fué totalmente ilegal, y si se hubiera actuado con el "estado de excepción", hubiera sido, por el contrario, absolutamente legal...

Cuando hablamos de la "letra de la ley" nos olvidamos de que lo importante es el espíritu de la ley. Como si un estado de excepción no fuera ya alarmante por sí mismo, o un estado de alarma no fuese excepcional... A veces no somos más tontos porque no entrenamos lo suficiente.