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LA FÉ

(de Les Dokimos)

 

Me dicen algunos unos y algunas otras que a ver si escribo algo sobre la Fé. Hay que ver, una palabra tan corta con un significado tan largo… pero, sobretodo, un significado tan indefinible. Porque, por mucho que se hable de ella, y por mucho que se emplea con tanta contundencia, lo cierto, la verdad, es que es una definición muy indefinida, permítanme ustedes el retruécano. Creo recordar que hace algun tiempo, quizá que bastante tiempo, escribí un artículo sobre este mismo enunciado, que debe andar… mejor volar, enredado en alguna nube informática, vaya Dios a saber. Pero, como me es mucho más trabajoso el buscarlo que el empinarlo de nuevo, pues prefiero volver a intentarlo.

La corta palabra esta viene del latín “Fides”, que significa lealtad, confianza, fidelidad, y de su largo léxico nacen otro montón de asociadas a ella, como fidere, fidelis o infidelis, pérfidus, fiducia, confidens, y una larga y cumplida tira, hijas e hijos de la de tan solo dos letras. Esto es un ejemplo ilustrativo que de lo poco sale lo mucho, de lo pequeño nace lo grande, como del punto simple del Big Bang emergió todo lo complejo… Porque la fé, al fin y al cabo, no es nada de simple ni sencillo, por mucho que se la hayan apropiado las Iglesias casi que para definir su exclusivo uso. Pero no es así. O, al menos, no debe serlo. El significado catecísmico más antíguo en mi memoria, el Ripalda, la de la fé era tan escueta como esto: “FÉ es creer sin ver”. Y punto pelota.

Aprendedselo de memoria, que no es difícil, nos decían, y el que quiera entenderlo, que eso ya es otra cosa, que se lo pregunte al cura, y si aún y así no lo entiende, que se lo pregunte en confesión y se atenga a las consecuencias, que va a saber lo que vale un peine. Naturalmente, de algo tan elemental surgen preguntas elementales, por ejemplo: óiga, ¿creer qué?, y ¿sin ver, qué?.. ¿los Reyes Magos?.. ¿la democracia?, ¿los billetes de 500?.. Claro, la Iglesia hablaba de Dios, de “su” Dios, por supuesto, y de sí misma y todos sus dogmas. Tienes que creer, hijo, en todo lo que nos te digamos, cuando nos te lo digamos y como nos queramos. Por supuesto. Era así de sencillo. Eso mismo, y no otra cosa, era la tal Fé.

El pequeño problema es que aún quiere seguir siéndolo. O así lo parece por lo menos. “El que no tiene fé es un impío”, se decía y aún se afirma, y así se sigue creyendo y manipulando. Tan es así, que se cree a piés juntillas que un hombre, o una mujer, sin fé, está condenada a la ausencia de “la gracia”, si no a otras cosas `peores. Sin embargo, nada más lejos de semejante barbaridad. El intentar hacer dos clases de personas: las que tienen fé, que serán salvadas, y las que no tienen, que serán condenadas, es una atrocidad digna de la primera cruzada, por seguir con las pareadas…

Todos, en mayor o menor grado, tenemos fé, según su sentido natural original, porque todos con-fiamos en algo, o en alguién, en algunos conceptos o ideas. Absolutamente todos nos fiamos en algún momento de alguna cosa.. La fé es una capacidad consecuente de la humanidad (y de algunos animales evolucionados) que nos hace “fiarnos” de nuestros semejantes todos los días de nuestras vidas. Un señor pregunta a otro por una dirección, éste se la explica, y el otro se “fía” de él… hasta sin “ver” ni “conocer-lo”. Esa es la fé, la fianza, y la confianza.

Otra cosa ya muy distinta y distante es cuando monopolizamos la fé como una idea dirigida, y la utilizamos como un arma: o crees, o no crees; o tienes fé o no la tienes, pero, claro, fé en y cómo yo te diga y mandemos entenderla. Esa es la casi insalvable diferencia. A mí me gusta poner un ejemplo más simple que yo mismo, que lo soy más que un cazo (de ahí viene cazurro): vamos a ver, maestro, ¿usted tiene fé en la libertad?, vale… ¿y en el sometimiento, en la esclavitud?.. de acuerdo. Lo que no se puede decir del que cree en el primer supuesto es que no tiene fé.

Lo que pasa con esto es que hemos confundido los principios. El gran sabio y humanista Averroes, afirma en una de sus máximas que “la fé está subordinada a la razón”, y nuestra sociedad lleva siglos, milenios, haciéndolo al revés azuzada por los diferentes credos existentes, esto es, subordinando la razón a la fé de turno. (Cuando Jesucristo lanzó su famosa llamada: “¡¡ hombres de poca fé ¡!”, se refería claramente a sujetos que no tenían fé en sí mismos (lo otro no era fé). Y nosotros andamos predicando que hay que tener fé en otras dudosas cosas más que en nuestra propia razón… Entonces, ¿qué leches vamos a buscar – “buscad y encontraréis” - si ya lo hemos encontrado?..

Este artículo me vá a hacer reo de picota en muchos y muchas. Lo siento. Pero esa es mi fé, en ella confío y de ese Dios me fío… ¿Que me dicen que eso es contrario a la fé?.. pues, entonces, es que seré un hombre sin fé. Pues peor para mí. Pero lo que nunca podré perdonarme es tener la fé equivocada, y/o vendérsela a los que dicen que la verdad es suya por decreto divino. Esa es la razón a la que aludía el tal Averroes. Las fés impuestas no son fés, son otras cosas, y las encontradas en laboriosa búsqueda se aproximan más, mucho más, a la fé que todo hombre debe tener, guardar y desarrollar por sí mismo… O algo así.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

AVANZAMOS (¿?)

(de S.Bermejo)

 

…Es una pancartaslogan muy de los partidos llamados “de izquierdas” y autollamados “progresistas”, que, de vez en cuando, sacan para airearla y que no se nos olvide. Pero, a veces, practican un progresismo la mar de retrógrado, incluso lo que no se atrevió hacer Fernando VII, como por ejemplo:

Han anunciado que Justicia va a eliminar los Juzgados y a los Jueces de Paz, y toda la mediación de proximidad, y actos de conciliación, y juicios de faltas, y cuánto el ciudadano ha tenido en dos siglos de existencia…

O sea, los, y nos, devuelven al siglo XIII, como era antes. Hasta los que se casan por lo civil habrán de hacerlo pagando tasas municiales o notariales… ¿Avanzamos, o retrocedemos?..

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

ARTIFICIO (arte y oficio)

(de Telemadrid)

 

Antes, cuando existían los oficios (hoy solo existen las carreras, aunque no se sepa hacia dónde corremos) había una especie de sindicato vertical que se denominaba “de Artes y Oficios”, y ahí, como en un desastrado cajón de sastre, se metía toda actividad creativa, lo mismo la de un poeta, que la de un esteta, músico, pintor, afilador o paragüero y el mío el primero. Todo entraba y nada salía. Hoy, en la actualidad, el oficio del arte es de parte, y ya no se confunde con el oficio. Puede llegar a ser un oficio del arte, pero lo que hoy se está echando en falta es el arte del oficio.

Media Europa, con empleo sin cubrir de esos mismos oficios, se está apresurando a legislar para atraer gentes, entre propios y foráneos, para trabajar en lo que ya nadie sabe hacerlo. Faltan (EP-8/1) soldadores, fontaneros, electricistas, enfermeros, albañiles, transportistas, carpinteros… La UE ha colgado un gran cartel: Se Buscan Trabajadores, con letras bien gordas y que se vean bien de lejos. No es que los que están no trabajen, ni mucho menos, es que no “ofician” propiamente dicho, claro. Y se han puesto a buscar. Pero resulta que en casa han desaparecido, y fuera casi que no encuentran. Nos estamos dando cuenta que la globalización, con sus hechuras en serie y sus deshechuras en serio, tampoco resuelve el probema que ha creado, que es el buen hacer (saber) del buen oficiar.

En los Países Bajos, los porcentajes de empleos sin cubrir se acrecientan año tras año. Alemania, el motor de la eurozona, ha reducido la burocracia y facilita la homologación de títulos de los oficios que vienen de fuera. Francia está preparando una Ley Migratoria que permita la contratación de inmigrantes y demandantes de asilo que aporten un oficio… España se afana por copiar este sistema con cambios normativos que agilicen la contratación en origen, pues ya sumamos 145.000 vacantes sin cubrir, y sin esperanzas. Pero, claro, ya se sabe, somos el país de las pegas y los peros. También a Italia se le agotan las soluciones, y Bélgica se apresura en implantar un Permiso Único de Trabajo y Residencia, en un solo paquete… Hasta la mismísima República Checa reconoce que se le están agotando oficios con que cubrir empleos.

En tanto en cuando Bruselas empiece a parir iniciativas que afronten la escasez de mano de obra oficializada, o especializada, los países han de apresurarse a legislar e ir tomando posiciones. Cuando terminó la II Guerra Mundial, los países industrialmente más desarrollados empezaron a surtirse de personaal de los menos avanzados. Ellos proveían trabajo y nosotros teníamos esos trabajadores. Ellos necesitaban oficios y a nosotros nos sobraban oficiantes… Pero el desarrollo ha igualado con el rasero a los países europeos. Ahora, en mayor o menor medida, todos padecemos la misma necesidad por la misma necedad. Se nos acaba el artificio por falta de artificieros.

El envejecimiento de la población; la revolución (que no evolución) del mercado laboral; y, naturalmente también, los bajos salarios en algunos sectores básicos, están tras la realidad, ya casi irreversible, cuando no inapelable… Por supuesto, otra razón que ha incidido en este vuelco, es que – por lo menos aquí – hemos priorizado las carreras universitarias sobre los oficios gregarios, por un falso sentido de importancia que termina en impotencia. En este país al menos, siempre hemos querido tener más jefes que indios, y, al final, hasta lo hemos conseguido.

Pero, bueno, sea como fuere, y cómo y aunque hayamos venido a esto, el equilibrio del mercado siempre se encarga de hacer justicia social en compensación, y hoy, un fontanero puede ganar más que un ingeniero. Todo está en la ley de la oferta y la demanda. Y como ya somos europeos, pues eso nos pasa a toda Europa. Aquí, en España, el haber simplificado nuestra ambición desarrollista al turismo, el ladrillo y la agricultura, con que no nos falten camareros ni peones albañiles y agrícolas, parece que lo solucionamos. Sin embargo, no nos engañemos, porque la explotación y el abuso es tan manifiesta, que ya ni de cambiamanteles quieren trabajar (el sector se queja de ello, pero no se paran a mirar la nómina); y los del campo ni te cuento, mientras haya inmigrantes, pateras que los traigan y Ett´s que los mande al barbecho a trabajar el deshecho… para que luego aún nos atrevamos a decir que “vienen a quitarnos nuestro trabajo” sin ningún desparpajo.

Y no tenemos ni la más elemental y básica inteligencia como para recrear aquellas “Escuelas de Oficios” en las que instruirlos y de las que surtirnos. Tenemos cientos de miles de empleos por cubrir en oficios de los que ya no hay profesionales, y sin embargo preferimos echarles a Vox encima y sumarnos a sus burricies, en vez de solucionar dos problemas de una tacada: el suyo y el nuestro… Y encima somos tan miopes y cegatos que no vemos lo más evidente: que detrás nuestro ya no hay nadie que pague nuestras pensiones el día de mañana. Somos tan soberanamente tontos que dá miedo, la verdad..

Antes, cuando las longanizas no se usaban para atar a los perros, los mismos maestros (o patrones) de cada oficio, lo enseñaban a sus aprendices. Erán auténticas fábricas de empleo y trabajo. Hoy no se puede hacer porque ya ni quedan maestros que enseñen ni nadie quiere ser enseñado. Pero todavía podrían importarse, como hemos hecho con los chinos y sus productos… Y ofrecerles la vida digna que ellos no disponen en sus países de orígen a la vez que nos satisfacen en nuestras necesidades… Si la ceguera y el egoísmo aún nos permite ver más allá de nuestras estúpidas narices, claro. La solidaridad no está reñida con el sentido práctico, ni mucho menos Salvo que, naturalmente, seamos tan idiotas como para preferir tirar a la basura nuestra propia supervivencia antes de compartirla con los demás… Capaces somos, desde luego, pero no quiero creerlo.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

REMODELAR LA IMÁGEN

(de El Español)

 

La última y reciente remodelación de nuestro gobierno regional atiende a una necesidad estrictamente política más que social: se echan las elecciones encima y hay que lavarse los bajos, que apestan.

Hay que eliminar en lo posible los rastros más vergonzosos del transfuguismo y compraventa de puestos con que se consiguió el poder en esta comunidad de Murcia. Los restos de Ciudadanos y Vox que delatan tan sucias prácticas.

Solo a eso obedece este movimiento de última hora tomado por un ejecutivo contrahecho y mal parido, que se delataba demasiado… y no por interés de la ciudadanía. Lo que se intenta es un cambio de imagen para la foto de las urnas.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

ADIÓS, MUY BUENAS.

(Imágen de Omnes)

 

Hemos empezado el año sin el Papa Emérito. Se le ha brindado las exéquias propias sin ser un Jefe de Estado (Vaticano) porque ya no lo era, pero las suficientes como para que todo el mundo le rindiera los honores que merece, o que supuestamente merece, o en aquello que más merece, que no cabe duda que siempre habrá algo. Ahora se ha quedado solo Francisco, sin la sombra, o el condicionamiento, que sin duda lo tuvo, del alemán Ratzinguer, figura que fue, hasta el final, el apoyo, refugio y reflejo de la curia más ortodoxa y recalcitrante del clero católico… Si el que ahora se quede solo vá a sentirse, o a estar, más libre, ya no lo sé, pero me parece a mí, dado lo que hay, que lo vá a seguir teniendo difícil.

Benedicto XVI, el de las zapatillas rojas de Prada, nunca negó ser un tradicionalista de tomo y lomo, y un freno a la necesaria evolución (que él creía revolución) de la Iglesia a la que conducía. En su figura de Gran Inquisidor, que lo fue, se encontraba como pez en el agua, y jamás disimuló, eso es cierto, sus tendencias a lo arcáico, al latín y a lo viejuno, pero también es verdad que intentó, dentro de su condicionada limitación carca, desterrar los vicios de la corrupción y la pederastia en sus prelados. Quizá no lo pudo conseguir por ambas cosas: por representar al sector más protector, disimulador y practicante de esos pecados, y por no ser capaz de dar un golpe de timón a la barca que gobernaba.

Sea como fuere (si fue sincero en ello u oportunista queda a su conciencia) se lo ha llevado a la tumba, y prefirió la comodidad del emeritaje y la influencia del abordaje desde sus plácidos jardines, y que fuera lo que Dios quisiera, que en esto, en su muy alta intelectualidad, siempre supo manejarse con la sutil habilidad de una anguila. Siempre supo hacer responsable a Dios o al Diablo según conviniera… Recuerden, como ejemplo ilustrativo, su visita al campo de exterminio nazi de Austwithz, y sus palabras ante el evidente horror: “Dónde estabas, Señor, cuando sucedía esto?..”, cuando la interpelación lógica y correcta debió haber sido: ¿dónde estaba tu Iglesia, Señor, cuando sucedia esto?. Y es que en esto, como en otras tantas cosas, siempre fue un gran sofista. Al igual que los sofistas griegos, sabía perfectamente cómo plantear preguntas que no tuvieran respuesta, o que, si la tenían, correspondieran a sus intereses intelectuales. Aquellos sofistas eran sobradamente capaces de, a partir de un principio falso, elaborar una prodigiosa construcción lógica, que, entre la negación y la aseveración, siempre hubiera resquicios sutiles para conducir la atención a las respuestas más sorprendentes… Eso mismo es el sofismo: malabarismo puro.

Manuel Vincent, el magnífico columnista, hace un ingenioso paralelismo con el malabarismo que también realizaba – éste con el balón, no con las palabras – otro gran sacerdote de otra gran religión, que igual nos dejó unos días antes que Benedictus: Pelé. Y compara el prodigioso peloteo de uno con el no menos prestigioso parloteo del otro. Y en esto, no le falta razón, pues el fútbol es el otro gran tótem mundial ante el que se arrodillan y hacen sacrificios sus creyentes, y Pelé fue uno de sus máximos pontífices… Porque aquí estamos tratando de religiones, ¿no?, y si analizamos la ortodoxia de sus seguidores, es casi exáctamente la misma. La magia del fútbol y la magia del dogma requieren distintas santerías (equipos) y multitud de oficiantes (jugadores) que mantengan los ritos y las afluencias.

Yo siempre acabo diciendo, y termino reconociendo, que cuando el ser humano fabrica semejantes estructuras es porque tiene necesidad de ellas. Las personas… las personas humanas, claro, necesitan poner su fé en algo que supuestamente los transcienda, sea un santo, un ídolo, un ritual o una competición (deporte). Un gran monolito alrededor del cual cohesionarse y confeccionar la unidad que necesitamos sentir. Un patrono, una patrona, unas siglas, unos colores, un escudo, un himno, una bandera o una procesión; una eterna e inmensa romería que nos eleve sobre nosotros mismos. La cuestión es hacer un algo en común para cobrar fuerza. Ya saben: “la familia que reza unida, permanece unida”.

Y mientras la humanidad siente y se entrega a tales necesidades, existirán los aglutinantes con sus aglutinadores. Todo es cuestión de evolución del pensamiento humano… Jesucristo fue un avatar perteneciente a ese mismo género humano, que nos propuso, precisamente, dar ese salto evolutivo. Pero Él defendía la unidad de ese mismo todo del que cada uno de nosotros formamos parte, con el Padre. Solo nosotros y Dios. Sin intermediarios ni más lugar de encuentro que nuestro propio interior (“busca dentro de tí y habla con Él allí, pues ahí lo encontrarás”).

Pero no estábamos preparados para asumir tal verdad absoluta, y aún nos debatimos en la relatividad, no ya del ser, si no "de ser”… Y entonces entró San Pablo en escena, y, con tal mensaje, una vez debidamente retocado, reformuló y montó una nueva religión en toda regla. Con sus intermediarios, con su camiseta y su canesú, la sacó a paseo, se rewsfrió, y está en la camita con mucho dolor. Porque ya saben lo demás: luego, después, ésta se separó en distintas ópticas: que si los coptos, los protestantes, los luteranos, los ortodoxos o los vayaustedasaber. Y seguimos atándonos y jurando fidelidad a las cadenas que nos afanamos en fabricar alrededor de nuestros gurús y santones. Y a hacernos la guerra entre nosotros.

Y a mí me vale si a ustedes les sirve. Pero no olviden algo que dijo álguien (creo recordar que fué el Dalai Lama) que sabía muy bien lo que decía: “cuánto más tardemos en tirar nuestras muletas, más tarde aprenderemos a andar”… ¿Qué no?. Pues dígame usted entonces si existe otra manera, por favor.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

historia de historias

LA HISTORIA VERDADERA...

https://youtu.be/4ovw_uZM3BM

RUINDAD

(de La Casa de mi Tía)

 

Si es cierto de lo que presume el gobierno recién estrenado el año, de que “Sánchez – tal cual se personaliza – reserva diez mil millones de euros para ayudas contra la inflacción”, así, a brote pronto, a mí me parece algo miserable, ¿no?..

A ver: sacando números, no sé si llega al euro diario por habitante durante todo este año… No obstante, por si me equivoco (lo he sacado con la cuenta de la vieja), que todo puede ser, repasen ustedes sus “mates”, por favor…

Yo soy un lego ignorante, pero pienso que si esa inflacción está sobretodo en la cesta de la compra, lo mejor es vigilar y limitar el precio de los alimentos. Aunque eso joda el negocio recaudativo del Estado…

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

LOS TIEMPOS

(de MundoPoesía)

 

Me abordan un par de amigos en las pasadas navidades: “felices pascuas, y un próspero año nuevo”, me dice uno al modo tradicional… “buen presente y mejor futuro”, me dice el otro usando una novedosa (y muy ecléctica) fórmula. Al fin y al cabo, ambas maneras transmiten lo mismo: buenos deseos para el hoy y para el mañana. Pero el segundo, la verdad, es que dá para una buena reflexión, así que, mientras nos liamos sendos cafés, me permito filosofar un poco, aunque se me quede dentro más de lo que, en ese momento, solté. Me permito desarrollarlo aquí, si ustedes me lo permiten, claro.

Lo cierto, si se fijan un poquico, es que se le otorga al presente y al futuro un valor de esperanza, pues ninguno de ambos tiene una existencia real. El futuro, porque aún está por llegar, así que no existe. Y el presente, porque es tan efímero que se convierte en pasado a poco que te descuides. No sabemos lo que vá a pasar dentro de una hora, pero es que, lo que en este mismo momento está ocurriendo, dejó de ser futuro para convertirse en pasado en un tris, así que… Lo único cierto es el pasado, o sea, lo que se ignora en esos buenos deseos formulados es lo que menos podemos ignorar, ya que es lo único real. De hecho, aunque el presente obra el futuro, también es una máquina de fabricar pasado. Será toda la incongruencia que se quiera, pero es así. Digamos entonces que es una aparente incongruencia…

…Pues, aparentemente, el ser humano se está labrando hoy un futuro de grandes logros y ventajas, por un lado; pero el propio ser humano se encarga, a la vez, de jorobar esos logros y de zancadillear esas ventajas, y esos, también aparentes, buenos deseos… Esto es: usamos los tiempos para hacer lo uno y su contrario, y jodernos a nosotros mismos. A lo largo de toda la Historia hemos conseguido grandes avances al mismo tiempo que hemos retrocedido en lo moral. Por ejemplo, apenas descubrimos la reacción nuclear en cadena, destruímos Hiroshima y Nagasaki; y aún tiranos locos, como Putin, se permiten fabricar y amenazar con bombas atómicas…

En verdad, el mundo está amenazado por sus propios inventos e inventores. No somos capaces de dejar el cainismo a un lado y emprender juntos la senda de la solidaridad y la tolerancia. Desde el hacha de sílex de aquél del taparrabos a la bomba H de aquél otro del Enola Gay, nos hemos apuñalado a nosotros mismos. Siguiendo la misma línea del ejemplo, recién en EE.UU. se ha logrado un inmenso paso, que pudiera ser un salto evolutivo para toda la humanidad: me refiero a lo de la Fusión Nuclear. Una energía limpia, no contaminante, barata, pues se necesita menos energía para producirla que la que libera; es prácticamente gratuíta, y además, ilimitada, dado que una minúscula porción de materia se traduce en una fuente incalculable de energía… Los que me siguen, me habrán leído docenas de veces lo del movimiento entrópico del universo, ¿a que sí?, e esa entropía contínua en el estado de la materia y la energía. Pues bien, en eso, y no en otra cosa, se basa la fusión nuclear. Nada se inventa, todo se descubre.

Así que estamos a las puertas de solucionar (casi) todos los males del género de humano… si queremos, claro. De acuerdo. Ahora veremos, con este descubrimiento trascendental en las manos, lo que hacemos. Si utilizamos el sílex para alimentarnos los unos a los otros o para rompernos la crisma esos unos a esos otros, reproduciendo así el ciclo nunca abandonado del uso fratricida de nuestros avances. Primero, acaparar el descubrimiento; segundo, ponerle precio – impuestos – a lo que regala la naturaleza (como se está haciendo con la solar); tercero,usarlo para ejercer el poder y el enriquecimiento de los unos sobre los otros; cuarto, mover guerras por su control, si fuera necesario.

Con lo que la ciencia nos está poniendo en la bandeja de las ofrendas desde que el mundo es mundo, el tal puñetero mundo se habría convertido en un paraíso para el género humano, piénsenlo… Pero todo se está usando para que unos pocos sojuzguen y esclavicen a unos muchos. Desde la producción de alimentos, a la de medicinas, pasando por la de energía. Hasta el agua – que se dice es de todos – ya cotiza en bolsa… Sí, pueden llamarme pesimista, pero no embustero.

Así que, cuando me felicitan el futuro, me pregunto: ¿cuál?.. ¿el que nos estamos labrando en el presente?.. No, gracias, ya me lo conozco del pasado. Einstein establecía que no existía ni el pasado ni el futuro, y que todo era un “presente contínuum”. Pues bien, vale, entonces este solo y único presente nos muestra, inequívocamente además, lo que ha podido ser y no ha sido, y si aún podrá ser lo que debe ser. Porque lo que está siendo, es en lo que nos estamos convirtiendo… ¿Dice usted que no?..

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

BURRADA

(de El País)

 

Pues que resulta, óigan, que el Ayuntamiento de Cádiz ha puesto farolas junto al monumento a la Constitución de 1812, con el anagrama de Fernando VII, aquél nefasto monarca que la abolió, aparte de cargarse todas las libertades…

Si la corporación es de derechas, demuestra fehacientemente su vocación absolutista y dictatorial, y si sigue siendo su alcalde el izquierdo/populista aquel de Kichi, lo que demuestra es una ignorancia e incultura histórica supina.

Sea como fuera, la contradicción es tan sangrante como evidente. No es ni siquiera una ironía, es un insulto a la inteligencia. Y un escupitajo a la democracia imperdonable.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

OPOSICIÓN INÚTIL

(de Babelia)

 

Aristóteles fue, quizá, el primer físico nuclear de la historia. Allá, en la antígua Grecia, formuló que todo el universo se componía de la interacción de los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego, que eran los únicos fenómenos entonces visibles y comprobables. Pero su intuición (no existían microscopios, evidentemente) lo llevó a asegurar que todo estaba formado de partículas minúsculas e invisibles, a las que llamó “Átomos”, que en griego significa literalmente “indivisibles”. Como los críticos de entonces lo pusieron a parir por la falta de pruebas palpables y objetivas, uno de sus más adelantados alumnos, Demócrito, lo demostró de forma indirecta, por la puerta trasera: no se podía ver cómo se formaba la naturaleza, pero sí se podía apreciar cómo se desgastaba. Piedras, vegetales, metales, carne, o cualquier otra materia. Se adelantó más de dos milenios a la definición de “Movimiento Entrópico” universal… ¿A que acojona?.. Pitágoras fue también un precursor adelantado a la muy actual “Teoría de Cuerdas” de la llamada Física Quántica.

Todo esto fue, claro, mucho antes del cristianismo y mucho más de su deriva al catolicismo… Después, los genios científicos también fueron avanzando y descubriendo cosas, detalles, si bien que ya con el freno de mano echado por la Iglesia Católica. Por ejemplo, Johannes Képler fue uno de los primeros en exponer los movimientos planetarios a través de las matemáticas puras, pero eludió las iras de la Sancta Institutione por ser consejero privado del emperador Rodolfo II, que si no, se le cae el pelo. Ya saben que Giordano Bruno no tuvo protección, y miren lo que le pasó: procesado por herejía fué atado y amordazado (para que no hablara), paseado desnudo por las calles de Roma, y luego, por si había cogido frío, lo quemaron vivo. Y eso que antes, el pobre había pedido cuartelillo.

¿Qué cual fue su delito?.. Dijo que había planetas que giraban alrededor de otras estrellas – soles – en los que podría albergar algún tipo elemental de vida. Esto es, se adelantó a aventurar la existencia de otros sistemas solares ajenos al nuestro… También Galileo, inventor del telescopio y padre de la ciencia experimental, se libró de las iras eclesiales, porque, en el último instante, se comió las tripas y se retractó, aunque por lo bajini soltara su muy famoso: “e puor si muove”. No obstante, se le arrestó y aisló en su casa, se le prohibió toda visita, se le negó la asistencia médica hasta quedarse ciego, y murió en una denigrante e inhumana soledad, roto y abandonado de todo y por todos.

Afortunadamente, no sabemos si es porque los hados, o las hadas, o por la razón de qué ventura divina que se salta a los inquisidores y censores de sus Iglesias, el mismo año en que dejó este mundo Galileo, la providencia hizo nacer en el mismo a otro genio precursor del adelanto de la humanidad: Isaac Newton… uno de los más grandes científicos que han aterrizado en este mundo (quizá la gran suerte es que haya nacido bajo la iglesia anglicana), mucho, muchísimo más tolerante, que la católica, en ésta como en otras materias, que el solio romano.

Pero no todo se reduce a la persecución solo de estos pocos ejemplos. Se amplia igual a la medicina (Miguel Servet), como a cualquier rama de la ciencia y la investigación, y a cualquier época o lugar. Recuerden la moderna condena a Stiffen Hawkings por su teoría del Big-Bang, o su oposición cerril ante los avances en biología, entre otras muchas cosas. Lo que pasa es que, gracias a Dios precisamente, hoy carece del poder temporal y político de cortar cabezas, y no existe el brazo secular que ejecute sus condenas inquisitoriales. Esa es la gran, enorme y decisiva diferencia. Pero, cuando lo tuvo y lo utilizó, la Historia es testigo de sus desmanes.

Muchas veces me he preguntado por los motivos, ocultos o no, que puede tener esa Iglesia para oponerse tan enfermiza y radicalmente a cualquier avance científico, y/o de cualquier apertura de pensamiento al conocimiento: desde la Teoría de la Evolución darwiniana, a la experimentación celular y genética, pasando incluso por el principio activo de las vacunas. Pero a lo que se refiere a los innegables avances en física quántica, por ejemplo, relatividad o sistemas de partículas, la oposición frontal es brutal y terrorífica… y sin la menor explicación ni razonamiento lógico para justificar su fanatismo. Como hace quinientos años: simplemente porque sí, porque yo lo digo, por puro y duro dogmatismo.

Y eso siempre me ha llevado a una sola y única respuesta: le tienen terror a las verdades científicas palpables y demostrables, que acerquen a la gente a una respuesta congruente y razonada de Dios. Y es así, porque, llegado ese día, en que la lectura de la energía inteligente del universo se pueda interpretar, toda jerarquía humana instituída sobre dogmas inexplicables de un Dios en exclusivo patrimonio, caerá por su propio peso.

Y llegado ese momento, cuando a ese mismo Dios no lo pueda enjaular ni etiquetar nadie en base a falsas fés, la oligarquía teocrática deberá disolverse, y desaparecer en la inevitable mecánica de la entropía universal… Y que ya Demócrito, tan solo que en base a sus observaciones, se encargó de enseñar y señalar… De ahí el miedo y la cerrazón… y las inútiles por irracionales condenas. Todo poder se disuelve en sí mismo y por sí mismo. Lo dijo el propio Jesucristo… búsquenlo y lo encontrarán.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

LAS ENCUESTAS

(de EsGlobal)

 

¿Son fiables las encuestas?.. ¿Acaso influyen, y son tendenciosas?.. ¿No tienen base justificativa?.. ¿Los llamados “barómetros de opinión”, marcan de verdad la “querencia” del voto?.. Yo, cada vez más, me lo cuestiono.

Un solo ejemplo: el de Octubre ppdo. Del Cis dá al Psoe 4 puntos por encima del PP… Al revés que el sondeo de 40dB del mismo mes, que coloca al PP por delante del Psoe casi que por los mismos puntos.

Da la sensación que se confeccionan los resultados al gusto de ambos grandes partidos. Salvo que los españoles, según el día de la semana, opinemos una cosa o su contraria, que también puede ser. Por eso yo me lo tomo como el tiempo: hoy nublado y mañana despejado.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

PROGRAMA DE RADIO

EN EL RECUERDO (CÁNDIDO VALCÁRCEL):

https://youtu.be/sPidjqS-TDI

 

LOS PERIÓDICOS

(de NuevaRevista)

 

Se viene especulando muchos años ya sobre la decadencia de la prensa escrita. De que los periódicos en papel van a menos, y que acabarán en la memoria colectiva de la humanidad, como un anacronismo… Yo me considero lector, expendedor y dependedor, y usuario de periódicos en papel incluso antes de saber leer. Los he transportado, repartido, vendido, “suscribido y recibido” desde que me conozco, y los sigo leyendo en mi ocaso tras mi diaria y temprana visita al quiosco cada mañana. Y me apearé de mi ancestral costumbre cuando ya los engranajes físicos se nieguen a servirme.

Leo al columnista Soto Ivars sus razones y creencias de los porqueses de este declive, que admito y comparto. Pero su artículo me anima a exponer yo las mías, aunque, la verdad, me da en las narices que esto cada vez le importa menos a más gente… Y eso mismo puede ser una de las causas de que, a pesar de la resistencia mostrada por el periódico en papel para no dar la razón a sus necrólogos, sí que es cierto que sus tiradas van cayendo en un imparable goteo. Hasta que la secuencia a la baja hagan inviable sus ediciones. Uno de los motivos se basa en la observación, extricta y concreta, de mi día a día: observo que todos mis “conclientes”, con los que me encuentro comprándolos, son, invariablemente, de mi misma quinta, más o menos… En un apabullante porcentaje.

Eso quiere decir que las generaciones jóvenes declinan de tal afición. Y si la tendencia no resucita, pues, naturalmente, llegará un día en que los depósitos de periódicos se devuelvan tal y como han llegado, al sitio de dónde han venido. Otro detalle que abunda en esa tendencia y creencia es el hecho de que, en las ciudades, en todas ellas, los quioscos callejeros, expendedores de prensa, se cierran paulatinamente, conforme la jubilación de sus tenedores, pero ya no se abren. Ni nuevos, ni en traspaso ni en retraso. Van a menos, hasta que desaparezcan en su totalidad por pura inanidad.

El hecho, desgraciadamente irreversible, es que al personal le resulta más cómodo y barato el acto de sentarse ante el televisor y abrir las tragaderas, y que los noticiarios viertan en vena mental sus contenidos, tóxicos o no, manipulados o no, tendenciosos o no, de la basura nuestra de cada día. El receptor tan solo tiene que relajarse, amodorrarse en su poltrona, entornar sus ojos y su cerebro, y recibir el maná que le cae de las ubres del cielo, sin tener que esforzarse en leerlo (pues para eso hay que estar despierto) y en mejor disposición de ejercer un juicio personal enganchado a un pensamiento independiente. Es, en realidad, lo más parecido a la sesión de un hipnotizador sobre su paciente. O sobre su víctima.

Soto Ivars abunda en otros muy interesantes razones posibles, a las que no quito razón alguna… Pero hay otro detalle, que yo estimo determinante, y es que, mientras un telediario, por ejemplo, está desprovisto de columnistas (opinadores más o menos libres), el periódico no lo está. Entre sus páginas abundan - más o menos - cantidad de personas que examinan, valoran, interpretan y revierten – que no vierten – la realidad noticiosa. Aquí, el lector, si quiere, puede contrastar y evaluar lo que en una teletransfusión solo puede tragar. Y por eso mismo abundo en la opinión de que un periodista tiene que informar más y opinar menos, y que un articulista tiene la obligación de formar y opinar más que informar. Los articulistas son/somos como el libro de instrucciones para leer las noticias. Como la enzima digestiva, más o menos…

Hay, por supuesto, otros menesteres, que, a lo mejor, o a lo peor, (no deja de ser una opinión personal, y ustedes me disculpen por opinar) inciden en la decadencia de la prensa impresa, y que la gente intuye de forma más subconsciente que consciente, y es la cada vez menos independencia de los informadores, la cada vez mayor sujección del periodismo, la lenta ventaa y entrega de sus principios… Existe un mecanismo oculto a los lectores normales, y es la eliminación paulatina de esos “opinadores” libres, por intereses e “indicaciones” espurias. Ya saben aquel viejo, pero rotundo, refrán de “el que paga, manda”.

Los de fuera tan solo podemos rastrear a esos que pagan, a través de los grandes anunciantes, que son, en definitiva, los sostenedores de los costos… Si se fijan bien fijado, cada vez menudean más los anuncios de organismos y entes oficiales, institucionales, de propaganda estatal, regional o local. Cuando no de empresas “intervenidas” por asesores oficiales, ya me entienden ustedes. Y esos mandan romana… Su romana, claro. Como tambien están esos poderosos “tapados” que enjugan pérdidas editoriales y evitan cierres de cabeceras, y que no lo hacen por motivos de mecenazgo precisamente, pero que se convierten en el dedo director del cotarro. Es la mano que mueve la cuna de los de “la voz de su amo”.. La que paga las nóminas de los que deciden quién escribe y quién no…

El refugio obligado que le queda al periodismo, más o menos libre, son las arriesgadas redes. Su navegación está menos controlada por los estrictos y comprados censores; y la tendencia de las jóvenes generaciones es la adicción irrefrenable a las mismas… Es un medio peligroso, sí, y arriesgado, de aguas turbulentas e irredentas, vale, pero me temo que vá a ser de los pocos lugares, quizá el único, en el que, bien manejado y entendido, aún podamos defender la libertad de informar, y opinar con ciertas garantías.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

LO TÓXICO

(de MeteoRed)

 

La nueva norma de la UE sobre los plaguicidas amenaza a un tercio de las hortalizas y cítricos de la región de Murcia. El reglamento que prepara Bruselas sobre fitosanitarios plantea reducir a la mitad el uso de tales plaguicidas a medio plazo, y acabar con ellos en los cultivos próximos a humedales, espacios verdes, zonas de recreo o centros urbanos.

Yo me planteo: es nocivo por cercanía a todos esos lugares (se le acusa de envenenar el Mar Menor, por ejemplo), pero sin embargo nos podemos comer los frutos tratados con esos productos…

Se ve que nuestros organismos apechan con cualquier veneno que el medio-ambiente no tolera. Pues, qué bien, ¿no?..

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

CULTURA, VIVENCIA Y EXPERIENCIA.

(de Trendencias)

 

Años sesenta: en nuestro negocio familiar, el sector de la Librería constituía una línea importante. Incluso mucho antes, en los años duros de posguerra, los libros tenían un lugar destacado en las lejas de nuestra casatienda, allá, en Los Alcázares… Las economías domésticas eran precarias, justas, escasas y apretadas, pero se hacía hueco a la cultura, para leer, incluso con un ajado sistema de “cambio de novelas”, como lo llamábamos, o sea, un simple rodaje de novelas usadas. Puro y duro. Pero se leía, se honraba la lectura, se la respetaba, e incluso se tenía a gala el practicarla. El libro gozaba entonces de un gran predicamento. Existían grupos sueltos de tertulianos; lugares semilegales que hacían las veces de bibliotecas; asociaciones culturales que casi se las jugaban reuniéndose para compartir lecturas y charlar… había sed y hambre de conocimiento. Aún semiclandestinamente, a los libros se les honraba por su servicio, y yo era entonces un servidor de los libros.

Años noventa: Es democracia, y la línea de librería en nuestro negocio, ya ampliado y trasladado a Torre-Pacheco, no es lo que era, pero, aún y así, sigue siendo un capítulo que suma, por poco que sea. Un complemento cada vez más romántico a la vez que prescindible, del que me costaría sangre y sueños desprenderme. Pero ahí seguía, ahí estaba, con clientes más eventuales y limitados, y nada desdeñables aunque solo fuera por “mantener el tipo”. Aún merecía la pena el esfuerzo, a pesar de ser un ímprobo trabajo el control de los depósitos y la briega con los distribuidores. No se podía vivir de ese segmento comercial, pero tampoco es que diera pérdidas. Aún no, al menos. Aunque las calendas sacrificiales se oteaban en el horizonte, todavía se podía aguantar un poco más. A ver si se pudiera…

Otros treinta años después: Ya es imposible. Pura ruína. Aunque la siguiente generación ha intentado rescatar y salvar el sector de librería local y familiar, a través de un muy mejorado sistema de comercialización y de un mucho mejor servicio al cliente, que mejoran las posibilidades, se demuestra, de una manera inequívoca y rotunda, que aquí ya no se lee; que es un valor residual; que nos hemos convertido en una sociedad donde sobran los libros; que somos un pueblo que se espanta del conocimiento, y que huye de la cultura… “Ni un solo libro, Miguel; ni por pura curiosidad se para nadie en el escaparate de las novedades; cero absoluto; encefalograma plano”, me confiesa, compungida, la misma dependienta que ha servido durante las dos últimas generaciones que ha durado el fenómeno que hoy trato de explicar aquí…

Aún muy esquemáticamente, les he expuesto el camino cultural de un pueblo andado en poco más de medio siglo. Un retroceso palpable, mediocre y cuantificable. Y dolorosamente demostrable. En vez de avanzar, como hubiera sido lógico y natural, hemos dado un frenazo y marcha atrás más que considerable. A mí, al menos, así me lo parece desde la distancia. Lo de que hoy somos una sociedad formalmente ignorante, es algo de lo que estoy absolutamente convencido, y nadie, nadie, podrá hacerme ver lo contrario, pues es la trayectoria de mi experiencia vital, y mi perspectiva es real e inequívoca, pues “el algodón no engaña”.

Ni los sistemas educativos, ni los medios de enseñanza, ni los profesionales de ídem, ni los patronatos municipales de lo mismo, han servido para revertir la caida al abismo… eso sí, buenas cantidades de nóminas justifican el fracaso. La lógica, el sentido común, señala que a más Bibliotecas y medios que fomentan la cultura del saber, más Librerías en igual proporción. Pero no, aquí ha sido al contrario: se han ido cerrando librerías en una imparable cascada. Es el mejor, aunque más lamentable ejemplo, de lo que hemos logrado entre todos. Hay otro doloroso y vergonzoso ejemplo que lo demuestra: mire a ver los libros que hay en las lejas de los hogares de hoy, y cuánto se lee en ellos. Seamos sinceros al contestarnos, por favor.

Paralelamente a esto, tenemos universitarios que declaran “que la República se levantó contra Franco”; o esos otros jóvenes que cantan para la ultraderecha voxita lo de que “hemos de volver al 36”; o ese concejal, Borja Fanjul, que proclama que los de la División Azul fueron “voluntarios que lucharon CONTRA (y no EN) la dictadura más sangrienta de Europa”… Un país donde todos sueltan sus burradas con el desparpajo del que vomita embustes en el cubo de la ignorancia y la incultura, que es en lo que hemos convertido esto entre todos, porque aquí todo vale porque todo cuela.

Después, luego, vienen algunos de ustedes, o los políticos y funcionarios que medran de la mentira de contar y cantar lo contrario, y me susurran a la oreja, como a los caballos, o como a los asnos, que de qué Calleja me invento yo estas cosas… ¿A que ninguno es capaz de preguntar a los cada vez más escasos libreros a punto de cerrar, porque se mueren de hambre por aquello de lo que ellos cobran sus buenos sueldos?. No, no tienen la valentía, ni el coraje, ni la dignidad, ni la vergüenza. Pero ahí mismo tienen ustedes la respuesta.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

MUY AGRADECIDOS

 

Nuestro agradecimiento a don Lluís Lluc Baixauli, que en la murciana revista El Cangilón, y del Archivo General de la Región de Murcia, ha elaborado una documentada semblanza de la vida de mi padre, de casi 20 páginas, y que amplia el contenido de nuestro libro El Teniente Galindo.

Mi hermano y yo le reconocemos se haya visto atraído por el fondo documental que depositamos en su día para su digitalización y exposición pública, a tales efectos precisamente…

Si alguien interesado de los que han leído el libro desea tener tan magnífico trabajo, no dude en solicitárnoslo, y se lo enviaremos gustosamente. Desde luego, se lo recomendamos.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

SER, ESTAR Y PENSAR

(de La Voz del Sur)

 

Me cuenta, escandalizado, un amigo, con el que mantengo pocas pero jugosas charlas (un fenómeno, por cierto, cada vez más caro y escaso) que su hija le recomienda: “papá, tú puedes pensar lo que quieras, claro que sí, faltaría más… pero no puedes opinar”. Naturalmente, él explota aduciendo que parece que estamos aún en la dictadura de Franco, donde se nos recomendaba esa obligada prudencia en evitación de males mayores. Le digo que no es el único, que tranquilo. Que a mí me ocurre igual entre los míos. Que la recomendación de callar lo que uno piensa parece haber vuelto para quedarse. Que viene revestida como una especie de no buscar discusiones, a fin de lograr algo así como un estátus pacífico, creo que lo llaman prudencia, donde los demás pueden establecer sus puntos de vista, y su criterio, pero en que tú estés vetado de exponer el tuyo.

Quizá se deba a una intuición de lo posible por venir: nuestra sociedad ha generado dos opciones políticas extremas y aparentemente opuestas, que se basan en establecer cada una de ellas una corriente de pensamiento único. Cada cual el suyo, claro. Sí, como cuando Franco mismamente, pero que hoy hay dos populismos absolutistas en vez de uno solo. Y puede que, dentro del imaginario colectivo, se esté dando el caso de que habremos de empezar de nuevo en entrenarnos en mantener la mente abierta y la boca cerrada. Acaso sea un movimiento subconsciente, para que, ciertos levantiscos – considerados, que no dados – empecemos a mantener el pico cerrado. Son viejos y humanos sistemas de defensa recurrentes a lo largo de la historia. Puede que sea eso.

Sin embargo, yo creo que se debe a otra cosa, que, aún relacionada con lo “políticamente correcto” y toda su zarandaja escapista, es un sutil control de los considerados “elementos disonantes” de toda sociedad humana. Me explico: aquellos que, por la causa que fuere, no aceptamos lo que el común acepta (por decirlo de alguna forma entendible) hemos de someternos a las costumbres hechas, leyes fabricadas y normas impuestas por ese mismo común que muchos llaman tradición, por ejemplo… así que chitón.

Pero, como dice Fernando Savater, con gran clarividencia: “¿y si nuestra razón nos subleva contra algunas de esas normas, señalando sus deficientes fundamentos, o sus posibles efectos indeseables?”… ¿y si, honradamente, no podemos aceptarlos como expresión de la voluntad general, si no como perversión del poder público, manipulado por un ejecutivo tendencioso?".. Pues a tales personas que todavía no se han convertido en gente gregaria, se les/nos plantea un problema de conciencia tanto moral como político: moralmente no nos consideramos obligados a aceptar “leyes” impuestas por una sociedad, decadente a todas luces, mas políticamente, si no nos sometemos a ellas, se nos tratará como apestados y apartados.

No se trata de escandalizar a esas bases de gentes, ya encarriladas al aprisco y el abrevadero. No es esa mi intención, ni mucho menos. De hecho, el escándalo es gratis, y cada cual se sirve a sí mismo la ración que quiere del ofensa, para así defender sus propias dependencias y atarse a sus propias esclavitudes. El islamista, el católico, el podemita, el judío o el voxita, y/o cualquier otro populista, es propenso a hacer piedra de escándalo en cualquier alteración de su fé, y a perseguir y lapidar al hereje en el altar de su ira… Y eso es lo malo, precisamente.

Que se empieza por un ¡chissst! y se termina con una condena en firme. Apártese del rail transitado por ambos extremos: violencia de género, ley trans, antinmigración, profranquismo… y un etcétera más largo que un mercancías, y verá como los ayatolahs de quienes corresponda le pondrán a usted en la picota del humilladero de turno. Y si es que no entra, dócil y servilmente, por ninguno de los dogmas establecidos en ambos catecismos, entonces cuéntese ya mismo entre los más deleznables proscritos. Y esto va con todo lo establecido también por la propia, y guiada, sociedad: hedonismo, consumismo, festejismo, borreguismo… Sálgase de la arada senda, y el democrático barniz de la grey que rige la cueva le ordenará mantenerse callado en su rincón.

Y esto, a la postre, es tan antíguo como la propia humanidad. Los que hayan estudiado… y en estos actuales tiempos se considera que casi ha estudiado todo el mundo, y que cada quisque ha tenido la oportunidad y voluntad de poder lustrarse un poco, los que lo hayan hecho, o simplemente ilustrado, sabrán el famoso mito de La Caverna, de Platón. Lo que pasa es que es una metáfora, pero no es un mito. Es una realidad. Es tan, tan realidad, que llega hasta nosotros, en los tiempos actuales. El mundo habrá evolucionado mucho desde entonces acá, pero el ser humano lo habrá logrado como ser, quizá, pero no como humano. Seguimos pegados a la pared de fondo de la caverna, tomando como real las oscuridades con que nosotros mismos nos tejemos, e insultando, prohibiendo y persiguiendo a los que quieren explorar la luz que parece aflorar en la boca de la cueva.

Son los locos, los temerarios, los imprudentes, los inconformes, los que ponen en peligro la seguridad envolvente de la tiniebla, ese protector adocenamiento… En una palabra, somos los enemigos. Nos constituímos en los raros, los pesaos, los siempreigual, los molestos peligrosos, las moscas cojoneras del comedero. Se nos aguanta, con suerte, se nos tolera, y hasta se nos “conmisera”… “tú piensa, papá, pero no opines”.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

DESGRACIADAMENTE...

(de El País)

 

A pesar de lo que digan voces interesadas, lo de Quatar se ha establecido en el interés crematístico de mucha gente, y el fútbol ha sido la moneda de cambio con la que la Uefa ha vendido los principios deportivos a la tiranía que más ha pagado.

Que el mundo gira alrededor de los valores económicos y por encima de los (derechos) humanos, se demuestra con los sucedidos en China: las manifestaciones de la gente contra su régimen despótico debería haber sido algo bueno por lo que felicitarnos…

…Sin embargo todas las bolsas bajaron por esa causa. No así con la compra de la Uefa por Quatar… Digame qué es lo que esto demuestra.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

¿QUÉ AÑO NUEVO..?

(de Supercurioso)

 

Dicen los sabios de todos los tiempos que la mejor manera de pasar el ídem es ponerse a un lado y dejar que transcurra procurando que no dañe demasiado, por catastrófico que sea. Es toda una virtud el situarse junto al camino, pararse y sentarse al sol, y procurar que lo que transita por la senda de ese tiempo le afecte a uno lo menos posible. Si encima tiene uno a mano una escudilla y un poco de vino para brindar por todo lo bueno y lo malo que pasa (lo bueno para agradecerlo, y lo malo para olvidarlo) podremos conseguir la paz de espíritu que, sin duda alguna, necesitamos. Afirma esa misma sabiduría, que no pasa el tiempo, porque el tiempo no existe, que lo que pasa son los acontecimientos, que nos engañan en la despedida de cada año.

Y yo, personalmente, creo que llevan razón. Pero lo veo – mejor dicho, lo intuyo – ahora, cuando estoy fuera de la rueda que marca el camino. Cuando soy emérito de todo y encargado de nada… Antes, dentro de la vorágine de los aconteceres, cuando era arte y formaba parte de cuanto ocurría, discurría y escurría por mi cercanía, no podía darme cuenta en modo alguno de esa ilusión falsa. No se ve el circo desde la misma pista como desde la grada, en modo alguno. Pero hoy, fuera de toda cabalgata, la sensación de espectador es más firme que la de actor… Dice Manuel Vicent en uno de sus magníficos artículos, que nadie cumple años. Que la edad no es si no la cantidad de experiencias que uno carga en la chepa de su alma. Y que es ese peso, y no el de los años, el que marca la diferencia.

Pero es que, además, esos años que caducan e inauguran almanaques con la única variación de añadir un dígito más a sus más de dos milenios de unidades, no es más que la repetición de los mismos sketch´s, con los mismos actores que arrastran los mismos números y quehaceres. Es como un gran, enorme, rebaño humano, que saltan las hojas de ese calendario cuando les toca, y lo recorre de aprisco en aprisco hasta agotarlo, celebrarlo como si fuera el último, o prepararse para vivirlo como si fuera el primero. Pero haciendo siempre lo mismo, repitiendo las mismas cosas y las mismas causas, y los mismos errores, y las mismas palabras y las mismas muecas, y las mismas heroicidades y las mismas cobardías, y las mismas tonterías…

Imagínense un circo, con todas sus gentes y bagajes que lo acompañan y lo hacen posible. El adiós al 2022, por ejemplo, es como cuando llega la hora de desmontarlo del lugar donde ha estado establecido ese año, para trasladarse a otro año nuevo. El lugar es nuevo, aparentemente, pero el circo es el mismo. La bienvenida al 2023 es como la cabalgata cuando entra a la siguiente población, donde todos desfilan como preanuncio del nueviejo espectáculo. “El Mayor (que no el mejor) Espectáculo del Mundo” es el título de una antigua película. Todos marchan entre músicas y fanfarrias, uvas y felicitaciones mutuas: los payasos, con sus historias de tristezas y alegrías; los arriesgados funambulistas, que nos ponen el corazón en la garganta; los valientes domadores y sus pobres fieras sojuzgadas y apaleadas; los magos, que hacen ver lo que no existe; el ejército de peones que hacen aparecer y desaparecer carpa y pista; los fantasmas que trabajan tras las bambalinas, y de los que no vemos más que los efectos de sus causas…

Los años, los sitios, los tiempos, parecen ser distintos, pero el circo, sus payasos, equilibristas, domadores, magos y tramoyistas, son los mismos. Alguna vez varía alguno algo de sus actuaciones, para que parezca que estrenan repertorio, pero todo deriva de lo viejo, de lo único que saben hacer, y nada es realmente nuevo… En este caso que nos ocupa, el de los años, hasta el público que llena las gradas es el mismo, aunque parezca distinto, y las incorporaciones suelen ser excepciones. Sin embargo, aplauden (aplaudimos) como si el espectáculo no fuera un gira y gira, con más de lo mismo, un día de la marmota de cualquier otro año pasado o futuro.

Es/somos el mismo ganado de gente que aplaudiendo, saltando, riendo o llorando, con la gloria y la miseria a cuestas de cada cual, y los sueños y promesas incumplidos, y de felicidad perdidos. Somos actores y público a la vez e indistintamente, que hacemos cosas aprendidas anteriormente, y que nos habla de la verdad que hay en el dicho “no hay nada nuevo bajo el sol”… Las mismas guerras, los mismos motivos, los mismos crímenes, las mismas mentiras, las mismas glorias y los mismos infiernos, los mismos errores y las mismas falsas soluciones…

Sin embargo, los deseos siguen intactos e incólumes: feliz, próspero, buen año nuevo (no mencionamos el viejo ni como limosna al que se vá). Nuestros mayores y mejores deseos son para el nuevo año. El género humano es el único en el mundo en desear lo contrario a cómo, inmediatamente después, se va a comportar. Porque esos tiempos a la vuelta de la esquina no se hacen ellos a sí mismos. Necesitan de nuestro concurso y nuestra ayuda para ser y para realizarse. Para bien y para mal. Somos nosotros los que los hacemos buenos, malos o peores; los actores y los espectadores somos parte del mismo público y del mismo circo… Y no deberíamos celebrar lo que no somos capaces de hacer realidad.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

INCOMPRENSIBLE

(de InfoVaticana)

 

La Fiscalía ha dado, por fin, el paso de pedir a los obispos los datos de todos los casos de abusos por pederastia… Y el Secretario de la Conferencia Episcopal Española responde enviado una circular a las Sedes:

Recomiendan a las Diócesis que “limiten la respuesta a los hechos actuales que afecten a menores, sin aludir a los del pasado” (EP-21/12). Incluso miembros de la Judicatura Eclesiástica critican tales indicaciones.

Es la única asamblea de obispos de toda Europa que se opone a dar datos de esta vergüenza. No solo se niega a investigar, si no que ordenan no colaborar con la autoridad civil, ocultar información y negar lo innegable… No me explico cómo aún se llenan las iglesias.

Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com