• Profesión: MEDIADOR

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MEDIADOR

Entradas de miguel-galindo

LIBERTAD Y PECADO

(de Lifeword)

Leo una entrevista (EP-23/7) que hacen a Nuria Pérez – escritora y podcaster – y les confieso que lo segundo no sé lo que es. Y me voy a quedar con las ganas, miren ustedes… Claro que puedo buscar en mi movilcónfort cómodamente su significado, pero, discúlpenme, me ha prometido a mí mismo no rendirme al abuso de anglicismos en nuestro muy digno idioma. Así que si leo uno de los que no entiendo ni torta, prefiero quedarme “in albis” a someterme a una búsqueda por redes de algo que me ha sido impuesto por las bravas. Respeto sus opiniones contrarias, así que respeten ustedes la mía.

Esta autora debe tener su importancia cuando le dedican toda la contraportada como lugar de privilegio, por lo que adelanto, como no puede ser de otra manera, mi cortesía y deferencia. Si este servidor del convento no sabía de su existencia es más debido a mi ignorancia que a sus méritos o deméritos, sin lugar a duda alguna… Dicho y reconocido esto, pasemos pues a comentar lo que me ha llamado la atención de algunas de sus respuestas al periodista:

Afirma que en su libro “No tocarás”, quería contar que “el libre albedrío es una milonga, y más si viene de la religión. No es verdad que Dios nos creara libres, porque además nos trajo al mundo con unos mandamientos y una lista de pecados. Nuestro gran ejercicio consiste en perseguir esa libertad como queremos y no como se nos impone”. Eso dice… Pero yo creo, con su permiso, que está confundiendo el rábano con las hojas. Y me explico: la autora pone en la voluntad de Dios lo que solo es la voluntad de la Iglesia, y eso supone un error de calado. Es la Iglesia la que dice lo que dice, no Dios. La Iglesia lo pone en boca de Dios, pero es ella la que habla. Dios, como siempre, anda calladico y atento a nuestras gilipolleces.

El más arcano conocimiento y las más antiguas culturas coinciden en lo del libre albedrío, pero eso sí, sin establecimiento alguno de lista de pecados, al menos tal y como lo concebimos (o mejor, nos lo han hecho concebir) el tal sentido y/o significado del “pecado”. Dios no ha abierto su santo pico para decir nada sobre tal tontuna; eso lo ha hecho la Iglesia porque le conviene, y mucho, esparcir una culpa de la que ella se guarda la poción mágica del perdón y la vende bien vendida entre su feligresía…. Lo que sí existe establecida como ley universal en todo y para todo es la de Causa/Efecto. Esto es: nosotros tenemos libertad de obrar, pero a través de la existencia de un mecanismo que nos enseña a apreciar el efecto de nuestras elegidas causas. Nosotros mismos plantamos las semillas, y nosotros mismos recogemos los frutos. Hemos de aprender a asumir las consecuencias de nuestros actos.

Nunca se repetirá bastante este mecanismo de la naturaleza. Nosotros somos nuestros propios artífices de los resultados que cosechamos bajo nuestro libre albedrío… Aquí no hay pecado; ni premio ni castigo; ni bien ni mal; solo aciertos y errores; ignorancia y conocimiento; ser o no ser; saber o no saber; obrar y aprender… Esa, y no otra, es la diferencia en el entendimiento de la fórmula. La autora – y lo digo con todo mi respeto -está cayendo en la misma trampa saducea en la que cae la inmensa mayoría de la gente: en tomar por verdad divina lo que es un embuste eclesial, esto es: poner en boca de Dios lo que solo ha salido por boca de la Iglesia. Resulta una confusión inducida, si lo piensan bien.

De ese mismo error viene que el concepto “Libertad” también esté mal entendido. O mal considerado, no sé… Por ejemplo: existe el tópico de que la juventud simboliza los valores de la idea de libertad. Ya saben, lo típico de la rebeldía juvenil y todo eso. Sin embargo, excúsenme, yo veo al personal joven más esclavizado a sus gregarismos que nadie; en cualquiera de sus aficiones y manifestaciones se comportan guiados por un instinto de uniformidad tal que en épocas pasadas no se ha dado en tal grado. Estudiemos un poco la Historia de las sociedades más recientes y pensemos un algo.

 

Voy a permitirme ser sincero con ustedes, aunque se me critique, que lo van a hacer: pero yo me siento infinitamente más libre ahora, en mi vejez, sí, mi vejez, que cuando era joven, y excuso el hecho histórico de la dictadura y todo aquello… Ni punto de comparación. Y, aún y así, soy mentalmente más libre en mi senectud que en mi madurez, y, por supuesto, que en mi juventud, claro. Como me siento intelectualmente más libre, con diferencia, que muchos, muchísimos jóvenes de hoy en día.

Apenas si ya me quedan ataduras mentales gregarias. Ni siquiera la prudencia de callarme lo que estoy diciendo hoy aquí, en este artículo. Y aún a sabiendas de que no se va a querer entender… Los convencionalismos actuales no son los de ayer, pero atan igual de fuerte o más. Y condicionan lo mismo. Lo políticamente correcto y el buenismo son catequesis correctoras e impositoras de una moral laica peor que la religiosa. Y los considerados enemigos de esa moral, falsa e hipócrita por cierto, no son los que se hacinan y se amogollonan entre ellos, sino los que expresamos lo que decimos porque creemos lo que creemos. Es el momento de que se me tache de “Decadente”… Ánimo, chicos, no os privéis.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

SABER CONTAR

(de Fapmi)

 

No nos damos realmente cuenta de la profundidad del verbo contar… Por un lado tiene la dimensión matemática del ábaco, o “cantar” los números; y por otra la dimensión de contar, narrar, relatar, explicar…

Precisamente, cuentos viene de este nivel de la palabra, al igual que cuentas viene del nivel de cifras y números… Una misma raíz para dos plantas diferentes, incluso con dos frutos distintos.

No es lo mismo contar las1.200 muertes de inmigrantes en nuestras costas el pasado año, que contar todos los porqués de esas mismas muertes; y la desigualdad, la insolidaridad y la inhumanidad de las inmigraciones. Lo uno habla de injusticia y lo otro cuantifica esa injusticia.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

DESPOJOS DEL AYER

 

¡Abc, Madrid, Ya, Informaciones..!”, gritaba como un aleluya cada mañana de verano que pasaba, y pisaba (el resto del tiempo me estaba vetado) el Café de la Encarnación y el patio de su Hotel… Alguna docena de periódicos caían allí, y aflojaba el peso de las cuerdas que anclaban las dos tablas de madera y su contenido sobre mis escasos hombros. Alzaba unos ocho o diez años sobre el suelo. Luego tenía que recorrerme todo el largo litoral del pueblo repartiendo los suscritos a los veraneantes habituales embarcado en – y embargado por – unas sandalias de goma caliente que olían a caucho chamuscado.

En un par de añicos más, mi hermano asumiría una parte del recorrido costero y todo sería más fácil… un verano más y seríamos dos a repartir y a compartir. También las propinas, claro. Aquellas familias de privilegio pagaban por semanas mi servicio, y casi siempre caía alguna “perragorda” de propina con que alegrar un rato en los futbolines del Parra si juntaba un par de reales o alguna peseta… Mi madre quedaba en la caseta abierta a la Feria, a cargo de la administración del quiosco y de lo que nosotros llamábamos “casa”, un eufemismo para distinguir la una de la otra, mientras mi padre asolaneaba vaya Dios a saber dónde agarrado a sus brochas y botes de pintura.

Hoy se le hubiera llamado a eso “explotación infantil”, pero en ese ayer era supervivencia familiar pura y dura. Entonces se decía que un hijo “traía un pan bajo el brazo”, pero previo a ese pan, el zagal se había comido ya muchos panes antes de poder apenas apencar una punta de chusco a la magra mesa común. Y eso, dando gracias, claro, y no pocas… Yo veía a otros críos como yo (que no iguales que yo, por supuesto) en esas casas en que recolectaba reales por periódicos, vivir una especie de existencia feliz, regalada y festejada, de principitos reinantes, que depositaban en mi cuatro palmos de figura cierta mirada de sorprendida extrañeza, y que sus mayores trataban de evitarles con también cierto disimulo… Mucho más tarde entendí la lógica de las diferencias y las matemáticas de las distancias.

No sé por qué, cada vez que llega el estío, todos estos recuerdos me vienen en tropel desde quién sabe dónde, y atropellan mi mente pidiendo paso y cancha, como pequeños animalillos desaforados… Y también cada año los intento exorcizar dándoles suelta por alguna de estas escrituriales, a ver si se cansan y se calman, y vuelven a su cubil de mi subconsciente. Pero no señor, salen tras haber hibernado, como la marmota (también mis hibernaciones de entonces me eran gratas y placenteras), y nos reclaman del recuerdo aquel baño ganado a pulso – a pata y lomo – tras la ordalía de cada mañana, antes de la comida y mediasiesta en la estrechez de lo que a mí me parecía entonces un barco de madera cuando el levante hinchaba las cortinas, que se me hacían velas, de los escasos y menguados ventanucos.

No voy a ponerme a comparar los qués y los porqués, pues eso sería un recurso muy manido, y muy fácil. Lo natural es que, casi setenta años después guarden distancias, y que las distancias muestren las diferencias… La cuestión es que lo usemos como conocimientos experienciales de vida, y no como excusas para justificarnos de nada ni por nada. Hace más de medio siglo, bastante más, desde mi primera juventud y con mis primeros impulsos, con la apenas brisa de una democracia cercana que nos hacía aventar por los ollares aires de libertad, el concepto de justicia social y de lucha contra las clases nos salía por los poros del alma (si es que el alma tuviera poros)… La justificación nos venía que ni pintiparada: “ no quiero que mis hijos pasen lo que yo… o por donde yo …”, ya saben. O el “quiero darle a mis hijos algo mejor de lo que yo he tenido”, y nos encajaba como un guante. En muchos casos nos quedábamos largos en dialéctica y cortos en valores, debido a un sistema educativo cojo y renco. “Pero eso es otra historia”, como diría Willy Wilder.

Hoy, desde mi madurez,, o digámoslo sin hipócritas pegatinas: desde mi senectud, veo aquellas experiencias hasta con gratitud, más que como rabiosa reivindicación… Y lo hago por un par de razones más o menos concretas: primero, por el conocimiento adquirido; y segundo, por la reflexión que ello ha traído consigo a lo largo de los años, y que me ha acercado a la comprensión de los hechos, más que al enfrentamiento con los mismos. La perspectiva del tiempo es, a veces, más sabia que nuestros propios sentimientos a flor de piel, y concede sensatez y profundidad a los resultados.

No hace mucho, una hoy muy buena amiga y excelente persona, descendiente directa de aquella clase y época, me hizo una pregunta casi que cauterizadora: “en esos veranos, cuando tú ibas a llevar el Abc a mi padre a nuestra casa de la playa, ¿no llegamos a vernos alguna vez?, yo apenas guardo conciencia, una vaga sombra…” Sin embargo yo lo recuerdo perfectamente, con gran nitidez, como una criatura esplendorosa, de otro mundo, aunque tremendamente presente. Mi agradecimiento a las décadas de nuestros tiempos, del suyo y del mío, es que en nuestro presente nos tratemos como iguales, sin distinción de nada ni por nada. Eso es lo único que importa, o, al menos, lo único que me importa.

Esa persona y yo, de niños “éramos” del mismo plantel, pero “estábamos” en diferentes macetas… Casi que mejor dicho: “nos tenían” en distintos niveles, en desiguales estatus. La sociedad estaba concebida (hecha, construida) de otra forma que hoy, y nosotros, entonces, éramos simples peones de las circunstancias que otras torres y otros alfiles disponían sobre el tablero… No fue nuestra culpa la situación aquella, pero sí que fue nuestra responsabilidad el cambiarla después.

Cuando oigo ahora voces jóvenes con tonos viejos; gente nueva que quiere resucitar el odio, la división, las diferencias; espectros siniestros de un pasado que reivindican antiguas reliquias de dominio y dominación; y veo aquel desprecio y prepotencia reflejado en sus ojos y en sus palabras y pensamientos, me aflige una pena infinita…

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

¿Y TÚ DE QUÉ ERES?..

 

Un conocido periodista escribió en redes respecto a la inauguración de los últimos JJ.OO. que “si te gustó la ceremonia, eres de izquierdas; si no te gustó, eres de derechas”…

Centenas de miles de twit´s le llovieron. Uno de ellos decía: “pues a mí me gustó, y soy de derechas hasta el mismísimo tuétano”… y me hizo pensar que yo no soy de nada hasta el mismísimo tuétano.

Y creo que lo que yo pueda decir de mí al respecto no vale de nada, ya que son los demás los que, al final, me etiquetan según me ven ellos… Y lo curioso es que no siempre coinciden, y me ven tanto del uno como del otro lado según su opinión. Así que…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

GOLPISMOS

(de El Diario)

 

¿Vivimos en un país de golpistas?.. Yo me lo pregunto cada vez más. Y no me refiero a que tengamos como deporte nacional el golpismo, sino el golfismo. Me explico: que usemos indiscriminadamente el efecto (que ya va haciendo menos efecto) del “Golpe de Estado” cada vez que las cosas no ruedan por el cauce que a cada cual, o cuales, nos gustaría… Es como un chantaje moral; como cuando tratamos de fascistas a todo el que piensa al contrario, igual tiene que el que lo haga sea comunista que falangista; se tacha de facha y aquí paz y después gloria. Esta especie de “boutade” fue inaugurada por nuestra clase política más demagógica (hoy en día son todas) pero se contagió al ciudadanaje rápidamente.

Durante el proceso inicial de la tramitación de la Ley de la Amnistía, se organizaron manifestaciones desde la oposición (más bien opus-ición) desde un punto de vista extremadamente curioso: se acusaba al presidente del gobierno de estar perpetrando un golpe de estado; por ende y en consecuencia, se pedía a voz en grito en las calles un golpe de estado contra el gobierno… Esta majadería la encarnó Vox con su “ninguna tolerancia ante el golpe de estado” y la escenificó un grupo veterano de las FF.AA. con su manifiesto de facilitar y encauzar un golpe de estado en contra. Patético… Igual el partido de la oposición (constitucionalista se dicen ellos) no le dolieron prendas al decir que los acuerdos de Sánchez con el Pnv vasco – por cierto que, como ellos mismo, de derechas – era “un golpe de estado etarra” (desde la tribuna del Senado).

Pero es que sigo sobresaltándome con más “golpizas”, y ya, como Santa Teresa, “estoy que vivo sin vivir en mí porque no vivo”, me cagüendiez!… Antes del numerito “me ves/no me ves” de Puig del Mont, en Amelie des Bains, el inefable exhonorable, que él sí que intentó un golpe de estado, acusó a los jueces Llarena, Marchena, Aguirre y García Castellón, de ser como los Tejero, Armadas y Milans del Bosch, golpistas de la democracia, por oponerse a su regreso triunfal y seguir desconfiando de la Amnistía. Los acusó de “banda organizada”, como aquella que él mismo alumbró en las revueltas de Catalunya por cierto, pateándose el culo dentro del maletero de un coche cuando le fracasó el invento.

Según tal brebaje de personaje, ya a las claras que un consumado chantajista, “si no estoy presente en el Parlament solo se deberá a un Golpe de Estado”… Adviertan entonces el pulso echado a su antesamigo Sánchez, aunque su actuación a posteriori fuera un auténtico bloof: si venía y lo detenían, era golpe de estado, y si regresaba y no lo detenían, los de la “opus” también dirían que es el otro el responsable del golpe de estado. Ya saben aquello de si cag… mueres y si mueres cag… Sánchez siempre será el golpista, sea contra la “democracia” de Puigdemont, o sea contra la democracia española representada por la oposición. Golpe de estado igualmente se mire como se mire.

Pero es que, recientemente, el Tribunal Supremo también ha empezado a ver fantasmas golpistas, en una especie de cambio de criterio que despista al más pintado. A los líderes del “prousés” que juzgaron en la Sala de lo Penal se les acusó de Rebelión, una peregrina descripción de “insurrección con violencia”, cuando el propio juez Marchena sentenció que lo ocurrido no pasó de ser un “señuelo”… Luego, después, los condenó por Sedición, delito que, por cierto, había dejado de existir en el Código Penal. Pero, últimamente, desde la presentación de posible inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía, tacha a tales elementos como “máximos responsables de un Golpe de Estado”.

Esto es: un viaje de señuelo a golpe de tres cambios de vía es mucha tela, señoría… En fín, un inope ex Juez de Pax como yo no pretende, ni muchísimo menos, andar dando lecciones de falta de criterio a la muy alta judicatura; pero sí que, humildemente, pediría un cierto sentido de lógica, o de sentido común en el manejo de esas condenas, aunque yo de leyes me confieso profano comparado con ellos, claro, naturalmente…

El impecable columnista Jordi Amat se preguntaba a sí mismo, dudando, si el problema de ver Golpes de Estado y golpistas por todos lados, era suyo personal, o el contagio del general; incluyendo a los representantes de sus principales partidos e instituciones. Se dice que, a lo mejor, o a lo peor, el pensar que vivimos en una democracia occidental, europea, más o menos homologada y bien etiquetada, es una relativa miopía; pues que en un país democrático se esté hablando continuamente de golpismo, ni es sano, ni es inteligente, ni es lo mismo..

Pues yo digo exactamente igual. Cuando esto se convierte en un pernicioso hábito, enfermizo, a cualquier salvapatrias se le puede pasar por su trastornada cabeza el dar un golpe de estado de verdad, en serio, y la gente ni se enteraría por confundir la realidad con la posibilidad… Es como aquél cuento de “que viene el lobo” repetido idiotamente; que, cuando en realidad vino, nadie se extrañó de encontrarse entre sus fauces.

Aunque a mí me parece que a nosotros el lobo nos está digiriendo antes de comernos. Y lo que es peor, muchos no tienen puñetera idea de la diferencia. Estamos como ovejas en el redil, siempre a la espera del pienso adormecedor de cada día. No aspiramos a otra cosa que aprisco y pesebre; y ser de los borregos con más lana en el lomo, que es lo que vende y por lo que se nos compra… Es lo que creo y de lo que estoy cada vez más convencido, salvando siempre la posibilidad, claro, de que despertemos. Otra cosa y otro caso es que, lo que en el fondo deseemos, sea volver a una dictadura real, tal cual… ¿Qué tal?..

Miguel Galindo Sánchez - www.escriburgo.com - info@escriburgo.com

TAN SOLO ARENA

 

Me gusta la palabra arena, que viene del latín “arena”, o sea: la arena es solo que arena. Con ella se mide el tiempo - en sus dunas y en sus relojes -; con ella se hacen castillos que sirven para darnos lecciones de relatividad; ella es lo que queda de la montaña más inaccesible…

No la confundamos con un polvo que vuelve al polvo, pues la arena aún es roca, piedra, y conserva su estructura dura. Pero en las playas y en los desiertos nos muestra lo inevitable del movimiento entrópico del universo.

La arena, en definitiva es lo que queda en el presente de lo que fue hace miles de años. La ceguera no es no verlo, sino no querer verlo.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

PERMÍTANME LA INMODESTIA

 

Sí… hoy voy a ser inmodesto, y, como dijo Paco Umbral, “vengo a hablar de mi libro”… Mejor dicho, van a hablar de mi libro (mejor opinen los de más criterio que yo mismo, ¿no?). Este es el extenso análisis que hace la prestigiosa editorial Ex Libris.- Si me he visto obligado a buscar cobijo en otra madriguera no ha sido por demérito de ella, claro, sino por motivos de pecunia: por no poder financiarme mi propia edición. Nada más. Y solo por eso… Bueno, aquí está:

"Resumen ARTICVLARIVM es una colección de artículos y breverías que recoge los pensamientos y reflexiones de su autor, Miguel Galindo Sánchez, sobre diversos temas, transmitidos a través de su programa radiofónico Desde el Mirador. La obra, de tono reflexivo, crítico y filosófico, abarca cuestiones como la vida, la muerte, el tiempo, la locura, el amor o la eternidad.

El autor comienza con una invitación al lector para que abandone el escepticismo y se abra a las ideas presentadas en el libro, resaltando la importancia del pensamiento crítico y lógico. Su reflexión inicial destaca la interconexión entre la vida y la muerte, cuestionando la percepción del tiempo y proponiendo una visión más trascendental y metafísica de la existencia.

A lo largo del libro, Galindo aborda la naturaleza del conocimiento y la imaginación, subrayando que su mérito radica en la recopilación y divulgación de ideas preexistentes, actualizadas para el contexto moderno. Se describe a sí mismo como un rastreator de conocimientos, cuya misión es traducir y vulgarizar conceptos complejos para hacerlos accesibles a sus lectores.

Uno de los temas recurrentes en la obra es el tiempo, que el autor define como una percepción humana relativa y no una realidad objetiva. A través de referencias a la teoría de la relatividad de Einstein y a conceptos filosóficos, argumenta que el tiempo es una construcción mental que nos aleja del presente continuo, el único momento verdaderamente existente.

Respecto a la cuestión de la locura, se explora la fina línea entre esta y la cordura, utilizando ejemplos de personajes históricos y literarios para cuestionar las normas sociales y la percepción de la realidad. La locura, para Galindo, puede ser una fuente de conocimiento y sabiduría, a menudo más profunda que la de los considerados cuerdos.

El lado oscuro de la naturaleza humana también es examinado, reconociendo la dualidad inherente a cada individuo y su reflejo en la sociedad. El autor argumenta que la violencia y la depredación son aspectos residuales de nuestra evolución y, aunque hemos aprendido a disimularlas bajo la apariencia de civilización, siguen presentes en nuestras acciones y decisiones.

El amor y el deseo son presentados como fuerzas complementarias pero distintas. A través de ejemplos históricos y literarios, Galindo debate si el amor puede existir sin deseo y viceversa, cuestionando las creencias tradicionales sobre las relaciones humanas y su propósito.

Finalmente, el autor reflexiona sobre la eternidad y la evolución del alma humana, proponiendo que nuestra existencia es parte de un proceso continuo de perfeccionamiento. Galindo sugiere que la vida humana es demasiado corta para alcanzar la perfección y que es necesaria una serie de existencias sucesivas para lograr nuestro desarrollo completo.

En conjunto, ARTICVLARIVM es una obra rica en contenido filosófico y reflexivo, que invita al lector a cuestionar sus propias creencias y a considerar nuevas perspectivas sobre la vida, la muerte, el tiempo y la naturaleza humana. Galindo utiliza un estilo accesible y directo, mezclando humor y seriedad para transmitir sus ideas de manera efectiva y provocadora.

Análisis crítico ARTICVLARIVM destaca por su profundidad reflexiva y su capacidad para estimular el pensamiento crítico en el lector. La estructura de la obra, que se despliega de manera orgánica y fluida, refleja la naturaleza variada de los artículos y textos que la componen. Miguel Galindo Sánchez logra unir una diversidad de temas bajo un enfoque filosófico y metafísico que invita a cuestionar y reevaluar nuestras percepciones sobre la realidad.

Uno de los puntos fuertes de la obra es la claridad y accesibilidad de su. A pesar de tratar temas complejos y profundos, el autor utiliza un lenguaje directo y sencillo que permite a los lectores de diferentes niveles de conocimiento acceder a sus ideas. Esta accesibilidad se ve reforzada por el uso de anécdotas personales, referencias históricas y literarias y teorías científicas, que no solo enriquecen el contenido, sino que también facilitan la comprensión de conceptos abstractos.

La coherencia temática es otro aspecto destacable. Aunque los artículos abordan una amplia gama de temas, desde la naturaleza del tiempo hasta la locura y el amor, todos ellos están unidos por una preocupación central: la exploración de la existencia humana y la búsqueda de sentido. Esta coherencia se ve reforzada por el enfoque crítico y lógico del autor, que constantemente cuestiona y analiza la realidad desde múltiples ángulos, desafiando al lector a hacer lo mismo.

Sin embargo, en algunos pasajes la densidad de las ideas y la profundidad de las reflexiones pueden resultar abrumadoras para algunos lectores, especialmente aquellos que no estén acostumbrados a la filosofía o la metafísica. Además, el estilo a veces puede parecer repetitivo, con ciertos conceptos y temas que se reiteran a lo largo de los artículos. Aunque esto contribuye a la cohesión de la obra, también puede dar la impresión de que algunas ideas no se desarrollan de manera completamente nueva en cada artículo.

El tono crítico de la obra, a menudo cargado de humor y sarcasmo, añade una dimensión atractiva a la lectura, pero también puede contrariar a aquellos lectores que prefieren un enfoque más neutral o académico. En cualquier caso, el autor no teme expresar sus opiniones de manera contundente, lo cual es una fortaleza en términos de personalidad literaria, aun a riesgo de limitar el alcance de su audiencia.

A pesar de estas posibles «debilidades», ARTICVLARIVM es una obra muy recomendable, que destaca por su originalidad y su capacidad para provocar la reflexión. Miguel Galindo no solamente ofrece un conjunto de artículos bien escritos y perspicaces, sino que también crea un espacio para que los lectores cuestionen sus propias creencias y percepciones. La inclusión de breverías, que actúan como resúmenes concisos de los conceptos más elaborados, es un acierto que facilita la digestión de ideas complejas y permite pausas reflexivas en la lectura.

En conclusión, nos encontramos ante una obra que, con sus fortalezas y debilidades, logra dejar una marca duradera en el lector. El autor presenta una colección de reflexiones que son a la vez accesibles y desafiantes, invitando a una exploración profunda de la condición humana. Con su tono crítico y su estilo directo, la obra se convierte en un vehículo poderoso para la introspección y el pensamiento crítico, haciendo de ella una lectura valiosa para aquellos que estén interesados en explorar las profundidades de la existencia.

Valoración comercial y mercado potencial ARTICVLARIVM presenta una propuesta comercial intrigante y compleja en el mercado editorial. La obra se distingue por su profundidad filosófica y reflexiva, lo que puede atraer a un nicho de lectores interesados en temas existenciales y metafísicos. Esta especificidad temática puede ser tanto una ventaja como una desventaja desde una perspectiva comercial, pues el reto estaría en lograr captar la atención del abanico más amplio de lectores que sea posible, a lo cual puede contribuir el estilo accesible y directo que presenta la obra a pesar de tratar temas complejos.

Miguel Galindo Sánchez logra hacer que conceptos filosóficos y metafísicos sean comprensibles para un público general, lo cual amplía su potencial de mercado más allá de los académicos y expertos en filosofía. Su tono personal y el uso de anécdotas también humanizan el contenido, facilitando una conexión emocional con los lectores. Esto puede ser un punto significativo a la hora de captar al mayor número posible de lectores. El humor y el sarcasmo también pueden servir como un elemento diferenciador en el mercado, atrayendo a aquellos que aprecian una perspectiva crítica y un estilo literario distintivo."

………………

Agradezco al equipo de Editorial EX LIBRIS el análisis efectuado sobre el manuscrito de ARTICVLARIVM, expuesto con tanta generosidad de su parte… Ojalá y en el próximo los idus de la economía nos sean más propicios, y podamos colaborar estrechamente. Inchalá.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

VAMOS, DIGO YO...

 

Siempre he pensado que cualquier mujer se dedique profesionalmente a todo aquello que pueda y quiera hacer. Y así se lo expreso a un prójimo más o menos próximo… ¿A todo aquello que pueda hacer, o a todo aquello que crea poder hacer?.. me descoloca mi amigo en tono nada malicioso, quede claro.

Le respondo que doy por supuesto que ambas cosas son lo mismo… No, me contesta, lo de querer es poder tiene sus límites, tanto en el hombre como en la mujer

Sí, pero no confundamos “querer” con “poder”, pienso en voz alta… Por ejemplo, yo no conozco ninguna mujer albañila, y eso puede ser porque son más selectivas, o más listas, que nosotros, ¿no?..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

SOLO POR ACLARARLO

(de El País)

 

No hace mucho me hicieron una entrevista para un programa. Una de las preguntas fué cual era la máxima de mi vida… Recordaba que era una que le leí a Anthony Hopkins, pero no las palabras exactas que la definían, así que improvisé el mismo pensamiento, el mismo mensaje y fondo, construido con otra frase más o menos parecida… Debo aclarar que esas reglas de vida suelen cambiar algo a lo largo de esa misma vida, según transcurren las experiencias que procuran el propio conocimiento. Mi máxima a los 77 no puede ser la misma que a los 17, como ustedes comprenderán. Al final de todo, acontece lo que prevalece.

Y, por si quieren saberla tal cual, era (es) la siguiente: “Esta es mi filosofía de vida: lo que la gente diga de mí no es asunto mío. Soy quién soy y hago lo que hago. No espero nada y lo acepto todo. Eso hace la vida más fácil”. (A. Hopkins).

Entenderán ustedes que al final de mi vida (como en la del gran actor británico) apenas ya queda margen para que nos afecte la opinión ajena, y es una atadura de la que nos es relativamente fácil librarnos… A estas alturas ya no vivimos para el mundo, sino que vivimos en el mundo. Y el concepto que ese mundo tenga de nosotros no nos condiciona la suficiente como para obligarnos a cambiar la línea de pensamiento y acción que creamos correcta. Lo que se diga o se piense de nosotros no es asunto nuestro; nos podemos permitir el lujo de aceptarlo todo sin esperar nada.

En mi caso personal me identifico absolutamente con tal máxima. No me siento condicionado (lo procuro, y creo que lo logro) por ninguna postura política, social o mediática, y me esfuerzo por mantener la independencia de mi librepensamiento… Esto que, dicho así, parece fácil, no lo es en absoluto. Ni muchísimo menos. Va en contra de los habitantes de la caverna platónica, que supongo conocerán ustedes.

El primer rechazo viene de los más cercanos, que te acusan de no respetar el parecer de la mayoría. Una mayoría que te achaca lo mismo llegado el caso de, por una opinión lanzada en ellas, caer en las redes de las Redes, ya me entienden… Un ejemplo concreto: si te permites manifestarte en contra del seguimiento de las masas a eventos como los JJ.OO., los panycircos programados, o el hedonismo consagrado, ya eres, automáticamente, alguien que no respeta. Existe un sofisma lapidario que actúa contra los que nos desmarcamos : “tanta gente (por la masa) no puede estar equivocada, ergo el equivocado eres tú”.

Y esta losa actúa como una enorme prensa que intenta homologarte (yo lo califico como homogeneizarte) hasta que te integres en el común, o calles para siempre. “…y tú, por qué no te callas?”, ya saben. Por eso mismo que el mejor antídoto es el no esperar nada aceptándolo todo. Admitiendo que las cosas son así, como las agentadas personas quieren, y convenciéndote de que, si bien tú no puedes cambiar a los demás, esos demás tampoco te pueden cambiar a ti… si tú no quieres, y por mucho que se empeñen en intentarlo. La mejor forma y manera es reconocerte a ti mismo como tú mismo, al margen de los que no te reconocen a ti como de los suyos.

Vivimos una sociedad víctima de FaceNews, mentiras inventadas y embustes prefabricados; y la gente las cree por la simple razón de que quiere creerlas. Nos hemos convertido en lo que quieren los demás que seamos, no en lo que queremos ser nosotros… En los conocidos crímenes de tres niñas que un joven inglés de 17 años de ascendencia hindú cometió en Cardiff, y al que la policía capturó e identificó, en las redes salió con un nombre árabe que no era el suyo, como de los últimos inmigrantes llegados al Reino Unido, y difundiendo una foto de su supuesta detención en que se veía a un par de policías cacheando a un chico negro, que, según los mismos archivos policiales, correspondía a unos hechos distintos ocurrido año y medio antes en otro lugar.

La verdad no consiguió anular a la mentira. Ni logró frenar las oleadas de disturbios y manifestaciones violentas que arremetieron contra todo emigrante encontrado en su camino, contra toda propiedad e incluso contra las propias fuerzas de seguridad del estado… Sin embargo, el embuste sí que lo consiguió. Aquí, en España, como en otros muchos lugares, está ocurriendo lo mismo, orquestado todo por formaciones políticas que emplean los mismos métodos de falseamiento propagandístico que Göebbels empleaba en el régimen nazi.

Y eso es porque las personas no pensamos por nosotros mismos, que supone un esfuerzo personal; sino que “somos pensadas” por otros intereses ajenos, que es más cómodo. Y eso ocurre en el campo político, social, económico o religioso. En todos… Imagínense, abundando en el ejemplo anterior – que es de libro – que un conocedor de la verdad, un sabedor de la auténtica realidad, se hubiera puesto frente a la turba de esos mismos manifestantes enardecidos, hablándoles del burdo engaño; simplemente, lo hubieran agredido y pasado por encima de su cadáver. Piénselo: ¿dónde se sitúa usted?..

Es el peligro que corren los que intentan ver sin gafas ajenas. Por eso que la última frase de Hópkins: “eso hace la vida más fácil”, es en lo único que no estoy totalmente de acuerdo. Será más fácil en cuanto a vivir con nuestra propia conciencia, sí, eso es muy cierto, pero se pone uno fuera de la general complacencia… Y si encima se ejerce, eso conlleva un riesgo. El estar en contra de lo que los demás están a favor tiene eso, que eres vencido aunque no convencido. Sin embargo, un viejo proverbio hebreo dice que “los peces que van en dirección de la corriente, son peces muertos; los peces que nadan contra corriente, son peces vivos”. Que cada cual sea lo que `prefiera ser si puede serlo. Al fin y al cabo habrá que dejar que esos peces muertos entierren a los suyos… ¿O no?.

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

QUÉ Y CÓMO SOMOS

 

Un consejero valenciano de Vox ha pedido públicamente “plomo para los inmigrantes”… El Antelo murciano chantajea a través de los medios al gobierno regional con no apoyar los próximos presupuestos si no cierra un Centro de Acogida de “menas”…

Es de agradecer, al menos, que no disimulen su racismo abierto y su cada vez más clara xenofobia… lo que trasladan a su aliada la Iglesia Católica y a sus cada vez más cantidad de votantes.

Lo que supone una ruin hipocresía es que millones de personas aparenten una falsa humanidad y un aún más falso cristianismo, pues estamos manteniendo una opción política claramente genocida.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

MUY AGRADECIDO

 

Por mis opiniones sobre religión me llaman de todo menos bonico. Tengo una colección de insultos tales que incluso se contradicen unos a otros, lo cual me deja en tablas. Y algunos se niegan a sí mismo en su propia definición. Por ejemplo:

Cuando me llaman gnóstico me piropean, pues “gnosis” significa “conocimiento”… Cuando me tildan de herético (hereje) me sobrevaloran, pues viene del griego “tairétikos”, que quiere decir “quién es libre de elegir”.

Bien sé que es la intención (mala) lo que vale, no el conocimiento, pero hay insultos con los que hasta me siento halagado… De verdad.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

EL FÚTBOL Y YO

 

Mi relación con el fútbol es distante, y es posible que distinta. Se me puede considerar algo así como un perro verde con topos azules. Tengo mi particular (y antigua) relación con él; me alegro cuando – como últimamente ha pasado – el combinado nacional gana un algo, pero me pregunto el desaforamiento que veo en lo ajeno, que me parece un patrioterismo exacerbado, si lo comparo con mi patriotismo (¿?) moderado… quizá menguado. O a lo mejor, o a lo peor, es que dejé de creer en aquellos cuentos de Calleja que llevaba aquel chocolate que no era chocolate; al igual que esto lo veo como nacionalismo exagerado. O nacional-histerismo descolocado.

En los años 50-60 el fútbol que se practicaba en los desolados solares de los pueblos de posguerra era de lo poco permitido, y aplaudido, y hasta seguido, antes de “retirarte” al Juego del Caliche. Cuestión de edades y hormonas no reconocidas, claro… Del remedo hecho con atadura de piedra y trapos, a la pelota de goma (que se pinchaba cada dos por tres), al “balón de reglamento” que así lo llamábamos menos por realidad y más por predicamento, tuvieron que pasar algunos años… Se organizaban campeonatillos de vecindad entre barrios, o entre pueblos de al lado, con ínfulas de copa hojalatera y camisetas homologadas a base de tinte y azulete. Naturalmente, yo no pude escapar a la llamada, ya saben: lila el que no juegue y tonto el que no despegue…

Y yo no despegaba, pero pegaba… El “míster”, Saura, me ponía de defensa central – o así se nos llamaba entonces – aunque un servidor era más malo que la carne de pescuezo, la verdad. Pero en el cuerpo a cuerpo no me paraba en barras. En esa época, la efectividad precisamente estaba más en la falta de reglas que en la existencia de ellas. Tanto en el campo como en las “hinchadas” caseras o visitantes, el control se ejercía desde el descontrol, y sobre todo, desde la fuerza… No sé si en El Algar o en el Llano del Beal, tuvimos que dejar allí el trofeo y la vergüenza, tras haberlo ganado en partido de final, porque las piedras y los palos nos llovían sobre los lomos tanto en el campo como en el camino hasta el autobús, que tampoco se libró de varios bollos y lunas rotas. Practicábamos fútbol y campo a través, un diatlón inventado entonces, en cada tarde de domingo.

Mi noviazgo no alentaba mucho con lo que ya empezaba a llamarse “el deporte rey” (tampoco es que hubiera medios para ningún otro). Mientras fueran piernas, espinillas y tobillos era lo normal de aquel oficio sin beneficio… Pero en una infausta ocasión, mi despeje de piel a piel fue a parar en toda la entrepierna del delantero – un fenómeno del “drible” – que se colaba como una flecha recto al arco. Jamás había oído tales alaridos de dolor ni había visto lividez como esa en rostro alguno. El ariete tuvo que ser retirado en camilla y llevado a toda prisa al botiquín cercano de la Base Aérea (gracias a Dios por ella), y el estropicio cárdeno e hinchado que pude apreciar en el descanso me traumatizó para todos los restos de mis arrestos… De aquella tacada colgué los “borceguíes”, como así se llamaban aquellas pseudobotas; y me marché a templar gaitas celtas a otros menesteres, si bien el blanquinegro terroso de las primeras televisiones empezaba a listar pantallas de partidos galácticos, y no había otro tótem más permitido que ese.

Por lo que seguí frecuentándolo de “sabedor”, como todos, en el grupo y gilipuá el último que militábamos en El Tapa; pero ni la afición, ni “los colores”, ni los ¡goool!-es me salían de tripas algunas. Mucho menos de la cabeza. Intentaba dejarme llevar, cierto, lo confieso, y buscar mi espíritu gregario en las entretelas de mi cochambre, pero entonces no encontraba nada, y me vi a mí mismo en tierra de nadie. O tenía que disimular para no sentirme un extraño allien en mi propio medio, o me aislaba como bicho raro… Así que decidí desengancharme a plazos, poco a poco, gradualmente, como el que no quiere la cosa.

El autoempujón definitivo fue con la tragedia de Heyssel – año 1985 – en Bruselas… Por una sobrecarga de aforo, una grada central del estadio cedió a su peso. El pánico y la estampida humana hizo el resto: cerca de cincuenta muertos y más de seiscientos heridos en mitad de una competición europea… Ni luto, ni dolor, ni suspensión, ni nada. Calculadas las posibles pérdidas económicas, los capitostes del fútbol continental decidieron seguir con el negocio como si no hubiera pasado nada, con el aplauso cerril de los culoabiertos del fútbol. Un falso, rápido y fantasmal autopésame; una hipocresía por sentimiento; un veloz y desapercibido acto farisáico… y la máquina del dinero no dejó de funcionar ni mientras se enfriaban los cadáveres de las víctimas.

Aquello me hizo ver (poco antes habían ocurrido los actos terroristas en las olimpiadas de Münich con el mismo resultado) en lo que se había convertido el fenómeno del deporte en general y el del fútbol en particular: en un gigantesco monstruo de intereses crematísticos movido por las oligarquías deportivas y alimentado por el papanatismo humano. Había empezado el mercado mundial de jugadores. Al forofo de Matapenas de Arriba le da igual los mercenarios que jueguen en su equipo siempre que ganen a los de Matapenas de Abajo… Cuando se trata de un país, la obnubilación e hipnósis funciona a tal nivel colectivo que parece que “hemos ganado” una paga extra, cuando solo “hemos colaborado” con nuestros impuestos públicos para que estén allí, ganen o pierdan; y, claro, para que esos profesionales sean más ricos y puede que hasta más evasores.

La última Eurocopa ganada (sé lo que ganaron ellos, pero aún no sé lo ganado por los españoles) tuvo la… ¿virtud? de paralizar al país durante días enteros. De copar informativos desinformotivados y ocupar sus contenidos al completo y en todo momento. De que la dictadura mediática monodireccional dominara sobre una inmensa mayoría que se dejaba seducir y manejar… Y va a más, según vivo y comparo lo de ayer a lo de hoy. Toda la tribu alrededor del ídolo, y el ídolo captando a toda la tribu en un “meneagement” perfecto, en que, si el flautista que mueve los hilos, les hubieran mandado a esos decenas de millones tirarse por el precipicio por tales “héroes”, nominados y nominativos – de nómina, claro – lo hubieran hecho entre cánticos y banderas agotadas a los chinos (los únicos que han sacado tajada de esto, por cierto).

Les pido disculpas por mi sinceridad. Siento mucho sentir lo que siento, miren ustedes… Pero nunca, jamás, entenderé este gregarismo estúpido; ni comprenderé aquello que lo motiva.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN

 

Podemos regional pide una Comisión de Investigación por los 24 millones de euros que el Servicio Murciano de Salud ha derivado a la privada para la prestación de servicios externos. La verdad es que son muchos millones…

…Y la verdad es que con ese dinero se puede aumentar la nómina de profesionales y mejorar los servicios propios… Lo cierto es que esto mueve a sospechas de negocietes montados al más puro estilo diazayusismo madrileño.

Lo cierto es que los usuarios ya estamos observando (y sufriendo) ciertas actuaciones reiterativas que fomentan el mal uso del dinero público, como la repetición inexplicable de “reorientar al hospital de origen” tras la prueba clínica realizada por la concertada. Ya me entienden Vds.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

LO DE PUIGDEMONT

(de El Mundo)

He ganado la porra, aunque no jugamos nada en concreto. Tan solo el haber acertado entre cuatro amiguetes de mesa-bar ocasional. La cosa del prurito y todo eso, que, a la postre, es algo así como el presumir de haber acertado a “los chinos”… ya saben: “tres con las que saques”, y poco más. La porra era el embite de Puigdemont (su apellido significa “cerro del monte”, aunque le pega mejor el de cerril montaraz), esto es: si vendría, si no vendría, se le echaría mano o se la daría de Gran Hermano… Lástima de apuesta amnistiosa y achacosa que el tahúr Perisancho desperdició con quién tiene menos palabra que él mismo.

Yo aposté porque aparecería, se luciría (solo entre sus tontasnos, claro) y se marcharía por donde había venido… ¡Bingo!.. así ha sido. Otra cosa es el cómo, la manera, la forma; pero el fondo ha sido tal cual, no me digan que no. Mis razones aludidas eran que habría una especie de tapada “entente” por bajo mano, como se hacen estas cosas en estos casos. Algo así como: vale, gilipuá, tu vienes, te montas tu numerito en algún rincón que no estorbes mucho, y luego te largas sin hacer ruido ni dar el follón, pero no se te ocurra interferir en lo del Parlament; si lo haces así no te detendremos y podrás contar tu batallita como te venga en gana, pero si intentas torcer el nombramiento de Illa, lo haremos, y de momento te metemos en el trullo…

“Et tutti il mondo contento”. Además, queda todo abierto para que cada cual y cuales; cada facción y capitoste; cada pelotari o politicastro; cada facedor o desfacedor de entuertos, opine lo que le venga en gana, o convenga escardar su lana, o lavarse en aquella o aquesta palangana… La cuestión, se quiera o no, es que Puigdetont sigue graznando en Waterloo, e Illa es el President de Catalunya, que es lo que se perseguía en definitiva; y sin peores actuaciones sobrevenidas que podían haber llevado a no buenas consecuencias.

Por supuesto, es mi personal opinión, porrón, pon, pon… Ahora, después, se puede hablar de todo, y me parece muy bien que cada uno se sacuda la ventolera a su manera. Pero también un servidor puede decir lo que piensa, ¿no?.. Y yo creo que si las fuerzas de seguridad, sean “mossos” o las que fueran, entran a saco por el pseudo-Houdini este, entre el par de miles de burros de los que se había rodeado, la batalla campal estaba asegurada, y se hablaría de masacre y brutalidad policial hasta la noche de los tiempos. Sospecho inclusive que lo estaban deseando. De haber sido así, su figura hubiera ascendido de “fugado” a “mártir de la democrasi libertaria”, puesto que lameculos e interesados tapados los hay de sobra hasta donde menos se esperan.

Así que, tras sus escasos cinco minutos, leyendo deprisa y mirando a un lado y otro, de su más de lo mismo, “ara soc, ara no soc”, (para esto tan largo viaje), forrado por sus dos mil secuaces palmeros, lo subieron a una silla de ruedas, le colocaron un sombrero pavero, para hacerlo pasar por inválido playero, y lo metieron en un coche preparado para devolverlo al sitio de donde vino… Esta es la “hazaña” que enseguida empezó a twitear nada más pasar los Pirineos. Pero lo cierto y verdad es que ha perdido otra batalla y está más cerca de perder la guerra. La credibilidad se le escapa cada vez más por un discurso vacuo y rabioso, hecho para bobos.

Y lo único que va a quedar para usar – para consumo interno - es que se ha vuelto a escapar. No hay otra cosa que largar. La culpa será de los Mossos, o del Conseller, o de Pedro Sánchez, naturalmente, o de los irresponsables que quiera señalar. O de lo que se le pueda ocurrir a cada cual, señor Pascual… Y, por supuesto, la cola de bailaora del “ridídulo”: que si se ríe de los españoles como quiere; que si esto es un esperpento nacional; que si qué vergüenza; o que si Gobierno dimisión, ya… y memecerías varias.

Y esa, y no otra, es la única (y para mí dudosa) corona que se puede colgar el doblemente fugado: la de escapista (y ayudado, que no consumado), que esa es otra. Yo le habría propuesto a los de los JJ.OO. de ayer que lo nominasen para un premio de consolación, una especie de Accésit, pues no le va a quedar más laurel que llevarse al cocido que ese: escaparse de la quema una primera vez, dejando a sus compañeros de ERC en la cárcel; y una segunda en que apenas ha soltado un eructo y ha salido dándose con los pies en el “cul” otra vez. Nada. Seguirá siendo un chucho que solo se atreve a ladrar poniendo distancia de por medio.

Eso sí, lo repito: aquí, en nuestra olla nacional de grillos, nos quedará un tiempo indefinido – que no definitivo – de llenar espacios en los medios y copar de tertulianos las cadenas para sacudirnos las pulgas que cada cual cría en su querencia… Aún queda medio verano por delante y ratos de chiringuito y cháchara al fresco en sillanea con que echarle adobo al chorizo de la matanza… No me meteré yo por en medio, pues, siempre que lo hago, salgo breado por cada lado. Así que baste con este parecer escrito, que, aún y así, se me calificará de proscrito por leer este o aquel periodiquito.

Lo único que en verdad me importa seriamente es el intento y esfuerzo que una parte extrema, extremosa y extremista de nuestros politicardos está consiguiendo de apoyo ciudadano para hacer realidad ese “1.984” de George Orwell, e implantar su soñado y anhelado Hermano Mayor, con su Ministerio de la Verdad en su gobierno y con su Policía del Pensamiento en las calles… Las tres consignas nacionales de tan autárquico régimen eran: “La Guerra es la Paz”, o la paz se defiende con una guerra que, si no existe, se inventa; “La Libertad es la Esclavitud”, donde se subvierte la idea de que pensar por sí mismo es delito contra el Estado; o “La Ignorancia es la Fuerza”, en que se pueda borrar la cultura y el conocimiento de la sociedad convirtiendo mentiras en verdades que muevan a la gente.

Si lo consiguen (aconsejo encarecidamente lean el tal libro antes de votar) no merecerán la pena estos comentarios de mi columna de hoy, pues la Historia se escribirá bajo parámetros establecidos únicos; y se modificará el pasado según el interés del presente; como desde el mismo presente quedará fijado el futuro… La opinión será unívoca porque se establecerá por normativa imperante. De ustedes depende que eso no sea así. Mientras tanto, con su permiso o sin él, seguiré opinando según mi buen o mal parecer hasta que ya no pueda ser. De momento he ganado la porrica de a cuatro, y con eso me conformo… De vez en cuando hasta puedo llevar razón.

 

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

PRÁCTICAS DUDOSAS

(de La Opinión)

 

Fui derivado por la Seguridad Social a una clínica privada para una colonoscopia: trabajo a medio acabar por no poder llegar, y “derivado al hospital de referencia” para que terminen allí la faena. Lo extrañamente significativo es que somos mogollón con la misma receta.

Pueden ser tres los motivos: o el SMS cubre media hora de exploración y el que venga detrás que arree; o los medios de las privadas solo valen para lo superficial; o es un negociete montado a tanto el palmo entre colegas.

Pero solo sirve para gastar el doble de dinero público, y para que los pacientes suframos el doble de lo necesario… A ellos no les duele el bolsillo ni el conperdón.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

COSAS QUE PASARON

 

A veces alguien me para por la calle… no lo reconozco. Me dice que en mi época de Cáritas le ayudé en no sé qué trance, y que no lo olvida. Me siento reconfortado por ello, pero a la vez me pregunto a mí mismo a cuántos no pude ayudar, o si con esa persona pude hacerlo mejor, y dejo de levitar al momento… También, muy a menudo, gente a la que he olvidado, a los que, según ellos, les aconsejé o eché una mano en algún caso concreto en los más de 20 años que estuve como Juez de Paz. La verdad es que me traen esa paz, no lo voy a negar, pero siempre pienso en los proyectos que pude hacer, pero aún más en los que no pude llevar a cabo en aquel Juzgado.

En tanto tiempo, casé a unas dos mil personas. Son muchas de esas personas las que me dicen: “usted me casó…” y siento no acordarme de ellas. Quizá algún detalle, por algo, pero nada, es imposible. Sin embargo, ellos se acuerdan de mí, de lo que les dije, de lo que hablamos, y hasta lo guardan con cariño. Pero me siento mal por no poder estar a su altura en el recuerdo; aunque, en ocasiones, eso desata el legajo mental y me vienen otros casos y otras cosas…

Algunas de esas parejas volvían a los cuantos años pidiendo hablar conmigo porque se estaban planteando la separación, y querían que antes mediara entre ellos y les aconsejara… todo un regalo para mí. Otras, naturalmente, no. Pero a esas pocas yo siempre les decía lo mismo: haced inventario de lo que habéis construido juntos en estos años, y luego volvéis a contármelo. Metedlo todo: lo material, lo humano, lo espiritual, todo; todo lo que compartís ahora y habéis levantado entre ambos… Luego les pedía valorarlo, poniéndolo todo en el Haber y en el Debe las dificultades y encontronazos, y, valorando y comparando, preguntarse si merecía la pena salvarlo, o no merecía la pena. Y, al final, les proponía examinar si lo que eso exigía de ambos estaban dispuestos a pagarlo, o no…

Solía dar resultado, aún siendo un método tan simple, si bien el solo hecho de venir juntos a hablar conmigo ya demostraba un interés y una buena disposición a valorar, e importante en sí misma. La cuestión solo era ponerles ante los ojos la posibilidad de destruir lo que habían levantado juntos, salvo que no mereciera la pena, claro, o si, por el contrario, merecía el esfuerzo – el intento – de salvarlo. Nada más que eso… pero funcionaba.

Recuerdo que llegué a proponer a la municipalidad de entonces el disponer de un par o tres de charlas informativas previas para las parejas que estaban tramitando su expediente de matrimonio, a fin de poderles aclarar dudas, no solo administrativas, sino también todas aquellas humanas y de convivencia que pudieran exponer, y que me consta bullían por sus cabezas… Hablo, claro está, de plantearse la asunción de responsabilidades que supone un proyecto de vida en común y sus consecuencias. Tan solo que preguntar por sus dudas y tratar de aproximarse a ellas. En fin, una especie de valor añadido humano. Pero aquel proyecto no se vió, no se estimó, no se valoró, no salió adelante…

Se estarán preguntando a estas alturas del artículo a qué vienen todas estas historietas de abuelos cebolletas… Pues miren, no lo sé. Cuando algún alguien me para por la calle y me hace recordar, ignoro la causa y el motivo, tiendo a pensar más en lo que pudo ser y no fue que en lo que fue. Hace poco, una pareja de recién jubilados me recordó que yo les había dado el curso de aquellos “prematrimoniales” que hace décadas arriesgaban ciertas parroquias (a años-luz de los actuales, por cierto) y en los que igual colaboraba… Me ocurre lo mismo con mi laaarga etapa de luchas en la COEC, en temas de supervivencia local empresarial (de aquí nadie me para para comentarme nada, dicho sea de paso), en que, con cientos de iniciativas emprendidas – de ahí viene empresa, de emprender – mi personal y particular inventario arroja más decepción que satisfacción, si bien otros serán los que deban valorar, pues está claro que mi tasación puede pecar de poco objetiva.

Y eso me ocurre, como están viendo, con todo lo defendido y emprendido, aun siendo de tantos y variados charcos (entre ellos, para no estar ocioso, co-fundé 7 Ong´s, de las que algunas funcionan muy bien, gracias a Zeus) pisados a lo largo de esta vida mía, que aún dudo que haya servido para mucho… “Deberías hacértelo mirar”, me sopla un cercano. Pues puede ser, quizá, es posible. Todos tenemos algún ala tocada; todos, en mayor o menor medida, necesitamos de alguna chapuza psicológica; de algún tipo de fontanería en nuestras ya cascadas cañerías… “Tú has hecho muchas cosas en muy poco tiempo, y eso deja secuelas, lo quieras o no”, me suelta otro próximo prójimo. Pues a lo mejor es eso, y habría de buscarme un terapeuta que me trajine barato, barato, paisa…

Porque son los terapeutas – o eso aseguran – los que te cambian por dentro los ojos de ver por fuera… al fin de normalizarte en tus apreciaciones y que no te procuren problemas a la hora de juzgarte a ti mismo y a los demás que te rodean. Aunque a mí, eso de que me normalicen me da cierto yu-yu, pues me suena un poco a ajuste de las tuercas del pensamiento que se ha aflojado con el tiempo. Y digo yo que a ver porqué , por el hecho de no pensar del todo como la mayoría de los demás, ya significa eso que no llevo razón en mi rareza. Y es que el psicoanálisis tiene esos dos polos: que lo mismo puede servir para liberarte que para alienarte.

Y yo confío en lo primero, claro que sí, pero igual desconfío de lo segundo…Así que, como mi caso es de los leves, creo, y nada que ningún buen amigo no me pueda aliviar en un momento dado, prefiero “Virgencica mía, quedarme como estoy”, y que, al final, como decía aquel torero, sea “que Dios reparta suertes”, que a mí ya no me quedan más salidas al ruedo que la despedida, si es que fuera necesario, y sin vuelta, que tampoco…

Crecerá como un sol / los rayos inundarán tu rostro / penetrarán en ti /serás iluminado por dentro / te sentirás ligero y todo espíritu / y después, tu carne pesará menos.”…(Flaubert). Pues eso mismo digo yo, que ya, si acaso, solo me queda esperar la visita redentora de ese sol.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

YA NO ES LO MISMO

(de El País)

 

Le oí a un cachirulo fascirapado hacer patrioterismo barato en los medios por la hazaña de la selección española de fútbol en estos últimos campeonatos de Europa. Ya saben, ¡“semos loh mejore, oé, oé, oé..”!

Pero no llega a pensar – su cabeza no da para tanto – que un par de sus más destacados gladiadores, como Lamine Yamal y Nico Williams, son descendientes de patera, que han tenido la gran suerte de saber hacer viguerías con el balón.

Por eso ellos no roban, ni matan, ni violan, ni nada de lo que dicen del resto de los otros… Es nuestro ruín e hipócrita doble rasero de medir, además de inmoral.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

SER CONSCIENTES

(de Linkedin)

 

Hay una frase que he leído en un libro avanzado y que no es fácil de interpretar: “Hay un nuevo mundo que espera para nacer, y su madre somos todos nosotros”… Esto es: lo que he de nacer ha de hacerlo a través nuestra, por nuestra acción y/o intermediación; y se define como un MUNDO NUEVO, o sea, no vale más de lo mismo conocido; no sirve lo que somos o lo que tenemos; será – o debe ser – algo nuevo… A mí me suena al advenimiento del nuevo paradigma que predicen los Tiempos Líquidos, de Baümann, y me voy a una referencia moderna y actual para no tirar de un “fín de los tiempos” viejos, que suena como más apocalíptico.

Pero que, sea como fuere, este modelo ya no vale, ha de renovarse según la evolución universal, y no puede ser nuevo sin ideas nuevas y planteamientos nuevos, renovados conceptos y otra escala de valores, si es que alguna vez tuvimos unos valores genuinos y auténticos, claro… Es que, en teoría y según la Historia, puede que alguna vez los tuviéramos, no sé, pero si no se ponen en práctica, o no se mantienen, será, quizá, porque de “valores” tenían muy poco, pues uno no se deshace de lo que realmente vale. O eso pienso yo.

Ningunas “Tablas de la Ley” sirven para nada aunque se graben en la más dura piedra si no están grabadas en el intelecto, el sentimiento y la mente humana. Absolutamente de nada… Los seres humanos seguimos adorando becerros de oro desde el Sinaí acá, por mucho que hayamos afinado, y afilado, nuestros discursos. El comportamiento de ese mismo género humano y de sus líderes, y las consecuencias derivadas del mismo, lo demuestra sobradamente… Los primeros solo persiguen el poder, el sometimiento y el enriquecimiento, cebando a los segundos en el narcisismo, el hedonismo y el egoísmo. La humanidad está anclada en un ciclo autodestructivo en el que la mitad solo piensa en sobrevivir y la otra mitad en divertirse.

Sin embargo, el tal mensaje insiste, o así lo parece, en que el cambio ha de nacer de nosotros mismos. Pues ya me contarán ustedes el milagro… Para nacer algo de alguien, antes ha de nacer en ese mismo alguien, ¿no?.. Y estamos tratando de unos nuevos principios, integralmente hablando: principios de valores morales y éticos, y principios de empezar, de un nuevo comienzo. Y eso tan solo se pone en valor con un cambio drástico y radical; y tales cambios radicales y drásticos, al menos que yo sepa, y según enseña la Historia, el hombre los asume movido por algún hecho traumático. Tan solo estoy andando los pasos secuenciales de nuestra puñetera lógica, por supuesto.

Así que, siguiendo el hilo de la cuestión, o parimos vino nuevo de odres viejos, o cambiamos los odres, o el vino cada vez se agriará más, y entonces será un vino con muy mala leche. Y en esta humanidad, ustedes sepan perdonarme, yo solo veo mucha ignorancia y mucha incultura. Demasiada como para generar un general arrepentimiento en plan película Cécil B. de Mille… no sé lo que opinarán vuecencias, naturalmente.

Analicemos los orígenes, en lo posible: cuando se nos desfenestró del Edén (la incubadora), lo que dicen que dijo la culebra parlante para que comiéramos del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, fue “seréis como dioses”… y lo dijo en plural por dos cosas: porque había muchos “dioses” pululando por allí, y porque el ser cómo Dios no significa ser Dios, sino apariencias de Él… Y empezamos a adquirir conocimiento, sí, pero con muy poco conocimiento, ya me entienden. Con mucho poder, pero con mucha mala uva también. Comenzamos a matarnos entre nosotros entonces, y aún seguimos matándonos sin pudor alguno. Por lo que esa rotunda afirmación habría que ponerla en cuarentena… o en relativa cuarentena, al menos.

Además, como digo, entonces ya había “dioses” de segunda o tercera generación por allí. Acuérdense de los Elohims, y de Jehová y sus mariachis arrimando candela a toda tribu humana que no se sometiese a ellos. Por lo tanto, habría que deducir que ser semejante a Dios (más bien a esos “dioses”) no es ser Dios en puridad. Eso, por un lado… Por el otro, luego, con el tiempo, vino Jesucristo a decirnos que ese Dios es otra cosa; lo etiquetó con la categoría de Padre familiar y cercano, Abba, o sea, si acaso, el padre de todos los dioses derivados de Él mismo, o Dios de dioses, si les parece a ustedes pero sin que se le parezca a ustedes.

La cuestión es que, al menos aparentemente, de momento no estamos dando la talla. El problema es que hemos degradado tanto la finca dada en herencia que apenas queda tiempo de rectificación. El odio, la violencia, y sobre todo, la hipocresía y el cinismo, es el pan - y el plan - nuestro de cada día; y estamos llevando al mundo a un caos sin precedentes, pues si repasamos la Historia con mayúscula, comprobamos que nos hemos cargado varias civilizaciones y culturas, nos hemos sopado un buen montón de guerras fratricidas y cruentas, y seguimos con las mismas y a peor, sin haber aprendido absolutamente nada de ello. Por lo tanto, la humanidad hemos dado con una asignatura que no podemos, o no sabemos, o no queremos, superar.

Y en esas estamos. Así que cuando nos vienen, a modo de recuerdo, ciertas verdades universales al coleto del conocimiento, a uno le asalta la sospecha de que puedan ser avisos de que va siendo hora de aprender lo que vale un peine. No es nada raro, sino consecuencia de nuestras propias causas. Nada hay ocioso en el Universo, y es natural que el tal universo disponga de los mecanismos establecidos para tal eventualidad. Somos tan asnos que no nos damos cuenta que formamos parte de entes superiores que se llaman Naturaleza, Cosmos, Universo, Planeta… que, si los alteramos, ellos responden y nosotros pagamos.

Ustedes están en su derecho; podrán creer, o no, mis interpretaciones; e incluso reírse o insultarme, si les apetece y así se sienten mejor, me importa un carajo. Pero eso no va a cambiar los hechos ni un solo ápice, ni una sola coma ni punto del guion… O empezamos a cambiar nuestro envenenado y envenenador pensamiento y comportamiento, o formaremos parte del contenido del último cubo de basura. Es posible que seamos conscientes, pero parece que no somos consecuentes.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

DESGRACIADAMENTE...

(de Ática)

 

…El Ayuntamiento de mi pueblo ha llenado el centro de banderolas para fomentar el comercio local: “Yo compro, yo decido”; “Compro más empleo”; “Compro vida en las calles”; “Compro futuro”; “Compro proximidad”, son sus eslóganes.

Pero ellos predican en la mentira, puesto que hacen todo lo contrario con su sistema concursal… Ese mismo Ayuntamiento gasta fuera lo que recauda dentro. La peor forma de administrar sus impuestos.

Un histórico personaje pachequero, D. Víctor Pérez, ya decía hace setenta años a su amigo Paco Meroño: “esto no es Torre-Pacheco, esto es Torre-Pachasco”… Podríamos seguir diciendo lo mismo, visto lo visto.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com

SIEMBRA Y COSECHA

(de Wikypedia)

 

Me topo de nuevo con una olvidada frase de Thackeray, que otra vez me hace pensar, en esta ocasión echándole la suficiente reflexión como para que me solucione el artículo del día, y que, espero y confío, que sirva a algunos de ustedes… Dice así: “Siembra un pensamiento, y cosecha una acción; siembra una acción, y cosecha un hábito; siembra un hábito, y cosecha un carácter; siembra un carácter, y cosecha un destino”.

Es tan densa y tan completa que bien podría ser un ejercicio de meditación de cabecera. Pero es la secuencia lógica establecida de base para la evolución de toda la humanidad… Naturalmente, cuando hablo de humanidad he de referirme a todos y cada uno de los seres humanos; cuando me refiero a ese ser humano en concreto, me refiero a la persona, no a la gente, mucho menos a la gentificación. La mejora y trascendencia de la especie comienza por la de los individuos, de ahí que centrarnos en nosotros y despegarnos de la masa sea el primer dial en estos compases en que dá comienzo el baile evolutivo en esta etapa del mundo actual.

La dotación mental del ser humano, que comenzó en un regularmente interpretado Génesis, con el regalo “envenenado” del Libre Albedrío y la mochila de Causa y Efecto a cuestas funcionando en su conjunto, prácticamente ha cumplido el primer ciclo, y es hora de hacer cosecha… Que esa dotación mental a la que aludo esté completada no quiere decir que haya sido aceptada, y por tanto, adaptada y adoptada por todos nosotros. Nos encontramos ante las consecuencias de la libre acción del ser humano sobre la materia, la naturaleza que se le confió, y sobre sí mismo y su propio desarrollo mental y evolutivo. Somos los únicos responsables de todo y de nosotros mismos, y a las religiones se les ha acabado la cuerda del cuentismo de siempre lo mismo.

Thackeray nos facilita la secuencia de cómo funciona ese mecanismo en el ser humano (singular) y en cada persona (particular)… Y es la perfecta relación de causalidad entre el hecho de la siembra y el efecto de la cosecha. Si se fijan, el autor solo habla del uso del tal mecanismo, no del resultado de tal uso. Se sobrentiende que si se siembra trigo no es igual que si se siembra cizaña, y que la calidad de la cosecha depende de la semilla, no de la mecánica. No debemos confundir los medios con los principios, ni la herramienta con el material que se trabaja…

Si repasamos el clásico de Los Trabajos de Hércules, nos percataremos que el héroe está perfectamente dotado por los dioses de fuerza, armas y efectivos para salir vencedor de sus doce pruebas. En realidad ha de vencerse a sí mismo; son luchas de transformación personal; el semidiós ha de luchar contra sus propios defectos… o mejor dicho, contra los efectos de sus defectos. Hércules es el propio enemigo al que ha de vencer.

El ser humano empezó a ser humano por el pensamiento, en reconocimiento de su propia entidad… “Yo soy quién soy”, se dijo a sí mismo de sí mismo. Pero no existe acción sin pensamiento previo, pues todo pensamiento lleva implícita la acción a la que mueve. Todos sabemos que en el momento en que esa acción promovida por el pensamiento la repetimos, crea un hábito; hábito que cosechamos, aceptamos y hacemos nuestro casi automáticamente. Como también, si tal hábito lo plantamos en nosotros, la consecuencia directa es forjar nuestro carácter según tales adquiridos hábitos, con los que nos desenvolvemos en nuestro día a día… Y la secuencia de tal consecuencia es que el tal carácter nos conduzca a nuestro propio destino.

Como Hércules, hemos de trabajarnos y pulirnos a nosotros mismos por nosotros mismos. Los dioses, igual que al tebano, nos facilitan las armas, pero no intervienen. Se mantienen al márgen, al igual que el Dios al que invocamos hace lo mismo (ser sus hijos supone una responsabilidad, no una ventaja) aunque nos cueste creerlo, pues así de mal nos han enseñado… Naturalmente, un pensamiento erróneo desemboca en una acción errada – o herrada, si quieren – lo que nos lleva a la creación de hábitos torcidos. En psicología básica se sabe que los hábitos equivocados fabrican un carácter defectuoso, difícil, que tropieza con los propios problemas que genera una y otra vez… El problema de esos problemas es que tal malfuncionamiento nos impide alcanzar el destino al que partimos. Estamos atascados en y por nosotros mismos.

Por supuesto, si invertimos la calidad y naturaleza de los pensamientos originales, todo el proceso nos encamina a resultados positivos que nos llevarán a ir cumpliendo nuestro destino, que no es otro que el que el Logos (el Dios Cósmico, según Einstein) dispuso desde su Fiat inicial… Claro, estamos hablando de empezar a alimentar nuestras entendederas con principios universales; con las auténticas y genuínas verdades eternas; con el Evangelio original que nos remedaron las iglesias, y que se nos ocultó entre zarzas, pues “para encontrar hay que buscar por uno mismo, y entonces encontraréis”… El axioma es arcano, viejo como el mundo, pero sencillo, y fácil de entender: “El Hombre es lo que piensa”. Si no piensa correctamente condenará a sus propias obras y a sí mismo con ellas; si, por el contrario, lo hace correctamente, se redimirá en ellas y con ellas. No existe más camino derecho y recto que ese mismo.

Las culturas orientales, como las más antíguas y aceptadas por acertadas, introducen en sus filosofías el concepto de “Compasión”. Pero no se corresponde al significado que le han dado nuestra iglesias de piedad, caridad, pena, lástima… Se acerca más a la idea de “Compensación”, que yo, personalmente, acepto y creo que debería llamarse y entenderse. Compadecer algo es compensar ese algo; equilibrarlo; pues donde existe un exceso siempre existe su contrario, el defecto, como igual al revés. La auténtica, verdadera y genuína Justicia es compensatoria; el nivel de la balanza está por encima de los platillos. De ahí que la Compensación es la mejor Compasión, y nunca, jamás, existirá la segunda si antes no se establece la primera… Si cosechamos lo que estamos cosechando, pensemos en lo que estamos sembrando. Por eso mismo lo digo…

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com