A LA DERECHA DE LOS DERECHOS

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La derecha siempre se ha distinguido (me remito a la Historia, please) por ser la parte más reaccionaria de la política, entendiendo por reaccionario todo aquello que se opone a cualquier cambio y/o innovación, ya saben: a toda acción, una reacción en sentido contrario, si nos atenemos a la ley física, y el mote les cuadra al dedo, pues reaccionan a cualquier acción que implique movimiento, pero si la reacción es también un reactivo, entonces el significado es paradójico, pues esta gente es más pasiva que reactiva…

            Eso no quiere decir, naturalmente, que actúen como unos consumados hipócritas, llegado el caso. Por ejemplo, en su tiempo se opusieron a la Ley de Divorcio como condenados cruzados de una causa, para inmediatamente, una vez aprobada, divorciarse como el que más. Así que no se oponían realmente. Luego vino la Ley de Interrupción del Embarazo, y el ejército de los justos se movilizó de nuevo anunciando el apocalipsis moral, pero una vez aprobada, igualmente se apuntaron a practicarlo exactamente igual que los demás… Esto me recuerda cuando el tito Paco Franco, el bajopalio, cuando lo del aborto era un megasuperpecado de los gordos y delito incuestionable – asesinato, lo llamaban – pero ellos mandaban a sus hijas, esposas y amándibus a Londres para solucionar sus carnales deslices…

            Ahora tenemos lo de la Ley de la Eutanasia. La reacción reaccionaria en la Cámara de los Diputados fue bochornosa, pues parecían inquisidores de baja estofa, Torquemadas encendidos, y no se descarta que aún movilicen sus santas hordas, sí aún les quedan en la calle suficientes cerebros y cabezas rapadas, que creo que sí, que les quedan bastantes. Pero verán también como, una vez la Ley en marcha, no se cortan un pelo en usarla en todos los casos que les ataña, con toda fruición. Exactamente igual que se divorcian y abortan. Es de un fariseísmo muy práctico y cómodo: primero lo combato y luego lo utilizo. Me opongo aunque sé que voy a beneficiarme de ello. Es la doble moral aprendida de sus mentores y mientores de la sagrada congregación: primero se presignan y después pecan.

            Y es que de tal casta le viene al galgo. Es lo que la Católica ha hecho desde que existe. Se opone por principio a la ampliación de los derechos ciudadanos para luego beneficiarse de ellos y, de paso, ampliar los suyos. Es, ni más ni menos, que su filosofía del pecado: anatemizan cuanto pueden a fin de tener al creyentismo cogido por los confesionarios, pero ellos gozan a descosido de la lujuria, avaricia, poder, privilegios y riqueza… ponga en el platillo cualquier pecatus tuus.

            El mismo sistema, la misma escuela y la misma secuela. En el fondo, la derecha-derechísima no quiere que los ciudadanos compartan los derechos que ellos desean para sí solos… ¿Se acuerdan del falangista-franquista?.. Todo lo hacía por la Cruz y el sotanaje, pero practicaba los mismos abusos de los que acusaba al comunista desmedido. Las salvajadas bien pueden ser las mismas, más las justificadas por lo sagrado se bendicen.

            Lo que yo llamo los derechos de la derecha. O lo que es igual, a la derecha de cualquier derecho. O lo que es lo mismo, que no es igual para ti que para nos. Exageraciones y apocalipsis aparte, las libertades ciudadanas no obligan a ningún ciudadano a practicarlas si no quiere. Todo es según conciencia de cada cual, pero nadie, nadie, tiene derecho a ser la conciencia de nadie. Existe el respeto a elegir. Condénese o sálvese el que quiera, si quiere, pero que ninguno salve ni condene a otro… Cuando la ultra-derecha (que yo ya la confundo con la derecha, dado lo que hay) use esos mismos principios, empezarán a ser creíbles y dejarán de ser falsarios. Pero mientras se comporten así…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php / próximo programa, día 6 Marzo: EVOLUCIÓN Y DECADENCIA

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