A LOS QUE ME LEEN

  

El otro día conversábamos unos amigos sobre la ley de mercado de la oferta y la demanda, y si su efecto también se da igual en todo aquello que no es forzosamente materia de comercio estricto. Y uno de ellos me ponía como ejemplo en cuanto a los temas que diariamente toco a través de aquí mismo, por no buscar en otros sitios ni lugares. “Para qué vamos a molestarnos…”, dijo, y añadió “en tu caso mismo…”, y le serví de apoyo en la formulación de su teoría.

                Sin embargo, yo no lo tengo tan seguro. Por supuesto, juzgo en primera persona como lector, no como escribidor, pues yo leo casi todo lo que se me pone por delante, en cuanto a columnistas se refiere, independientemente de que me gusten más o menos, ya que eso lo juzgo después de haber leído, claro… Otra cosa distinta y otro caso diferente es opinar como escribidor. Ahí sí que escribo a ciegas, según me nace los motivos, temas y materias en el existir de cada día, a cada momento, a golpe de vivencia y de ocurrencia… Pero no podré saber si escribo a gusto de mis lectores, o a mi propio gusto, o a gusto de ambos o de ninguno. Imagino que de todos los temas que toco, habrá que gusten más, que gusten menos o que no gusten nada en absoluto.

                Y eso me da pié a pensar que si existiese una fórmula, una especie de lectobarómetro, que por otro lado no sé si está o no inventado, de saber las preferencias más generales posibles de mis seguidores, quizá podría satisfacer más aquellas materias que mejor acogida tengan… Ya saben, por aquello de los récords de audiencia y eso (a lo mejor tengo premio y lo ignoro) o igual ha de llamarse record de leyencia o algo así…

                Pero, me temo que nunca lo sabré, si bien me gustaría saberlo, la verdad… Ya que uno le da a la mollera cada día, pues, al menos, que sea leído, ¿no?.. Y si puedo lograr que sea por más, pues mejor que por menos, digo yo… Aunque dice ese mismo amigo mío que nonis, que escribir para grandes audiencias… perdón de nuevo, leyencias, es como venderse al gran consumo, y que es mejor poco yescogío que perderse en el gentío

                Vale, pero no obstante, aviso desde aquí mismo que si Vd. que me lee se quiere tomar la molestia de enviarme su sufrido e.mail indicándome aquellas temáticas que son de su gusto y preferencia, quizá, a lo mejor, puede, es posible… no sé, que tampoco me cueste mucho trabajo el tratar de complacer “a las mayorías coincidentes”, ¡toma ya definición acabada de inventar!, puesto que a todo el mundo es absolutamente imposible. Inténtenlo si quieren, y yo también lo intentaré. Siempre me ha resultado más fácil debatir que escribir, pero bueno, por mí que no quede… No sería columnismo a la carta, pero sí que toda una experiencia…