ALBERTO GARRE

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Mi amigo Alberto Garre, ex del PP, ex Presidente Regional, ex Político de Casta y honorable, se ha dejado la política, ya que la política no lo ha dejado a él, al menos. O quizá sí… Dice que a su edad “le ha faltado tiempo y le ha sobrado Vox”, citando sus propias palabras. Yo, que creo conocerlo algo, me voy a permitir traducirlo a los buenos entendedores: la falta espacio y le sobra edad. Aunque seis años más joven que yo, su edad en política es un hándicap, y en la calidad de la política de hoy, para él de martiriológico, es natural que no sacrifique su propia y apacible vejez por tamaña historia. Él ha hecho más por la política que la política ha hecho por él. Son a otros a quienes corresponde, por mucha diferencia de calidad que falte, si comparamos…

            Alberto es de otra raza política, desgraciadamente a extinguir. De cuando se servía en vez de servirse, de cuando la palabra dada era de honor, y el respeto por el adversario era un hecho, y por las ideas contrarias una garantía. Otra época. Él y yo nos conocemos demasiadas décadas, desde sus tiempos de concejal, que ya ha llovido, ya… como para, a estas alturas, andarnos con rodeos y circunloquios. Hubo una época en que, ideológicamente, había más cosas que nos separaban que las que nos acercaban, pero sus principios familiares, como los míos, ponían la amistad por encima de cualquier otro valor o concepto. Era un tiempo en que las personas de bien eran personas de bien hasta en la política, que ya es decir. Y existía el respeto. Ahora la política se ha convertido en un basurero, y los políticos la sirven sirviéndose a sí mismos. Ni punto de comparación. Ya no es su mundo…

            En realidad a Garre le ha ocurrido que ha abordado un proyecto político de concienciación regional demasiado tarde. Le sobra capacidad para llevarla a cabo, pero le falta tiempo para hacerlo. Esta región  nunca, jamás, ha tenido sentido de región. Carece de identidad propia. Y eso siempre ha jugado en contra de sus propios intereses. Dotarla de ese sentimiento de pertenencia y de identidad es un trabajo lento y arduo, y de largo recorrido, que se requiere lo que a él y a nosotros ya nos va faltando: distancia. Si esa caída paulina del caballo le hubiera sobrevenido antes, otro gayo hubiera cantado. Pero los proyectos a largo plazo ya nos pillan demasiado mayores. Nos sobra perspectiva y nos falta espacio.

            Lo que ha hecho Alberto Garre es sembrar la semilla de sentirse región. Lo de ser región vendrá después, sin duda alguna. Él sabe que no podemos ser lo que nunca hemos sido, así, de golpe y porrazo. Es ahora, cuando los grandes partidos nacionales se venden a cualquier regional que los apoyen si andan escasos. Incluso por encima de los intereses de sus propios regionales. Y eso lo sabe él mejor que nadie. Pero el paisano de Balsicas ha puesto su tiesto recién plantado al sol. Hay que regarlo, cuidarlo y animarlo, y llegará un día en que la necesidad lo hará fructificar, tarde o temprano. Lo sabe perfectamente.

            Garre ya tiene su prioridad esperándolo: su nieto. Y ese crío necesita ahora a su abuelo tanto como el abuelo precisa de él. No puede permitirse el lujo de no disfrutarlo, y aún ha de enseñarle el molino de su mano. Cuando tenga media docena, como yo, y ese pequeñajo empiece a ir a la Universidad, o más lejos, entenderá que lo de atrás es tan irrecuperable que, de no haberlo vivido, sería como un pecado de omisión. Así que no le voy a decir que lo siento, porque sería mentira. La verdad es que me alegro por él, y me alegro bastante…

            Así que mi más sincera enhorabuena, amigo Alberto. Bienvenido al emeritaje, aunque bien sé que no pondrás casa en ningún hogar de pensionista. En algo te meterás, como yo estoy metido. Seguro. Los que hemos tirado siempre de algún carro no sabemos tener las manos ociosas. Siempre necesitaremos algo a lo que agarrarnos… Un abrazo.

 

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