ALUDIDOS y ELUDIDOS

                Cuando esto termine… mejor dicho, cuando esto acabe de terminar, pues resulta que esto no va a terminar de acabar nunca  (fíjense que el coronavirus anda por ahí a sus anchas, y nosotros no estamos en absoluto inmunizados) vamos a quedar - los que queden o quedemos de mi edad, claro- unos seres crepusculares y fronterizos, a los que, al principio de la epidemia, todo el mundo aludía, y a los que ahora todo el mundo elude: somos los mayores de 70 años, o sea, los viejos. Los que aún se nos tiene confinados a la franja horaria primitiva de aireamiento, y no saben lo que hacer con nosotros, ni cómo hacerlo con nosotros.

            La alusión se debía a que éramos los más expuestos al Cóvid-19 y el objetivo y objeto a proteger. La elusión actual es porque estamos al borde de la quiebra, hay que salir a producir, y seguimos siendo igual de frágiles… e improductivos. Y seguimos estando de una interfase indefinida. Ahora nos movemos en esa frontera de que no producimos, pero sí consumimos, y nos hemos convertido, si no en un problema, sí que en una duda… ¿Van a seguir guardándonos en jaulas hasta que se nos caigan las plumas, o nos van a dar suelta para marcarnos nuestro último vuelo?.. ¿Seguimos siendo las generaciones a las que, por agradecimiento a nuestro pasado, hay que cuidar, o hemos dejado de ser falsos prioritarios?..

            El pasar de ser sujetos alusivos a ser sujetos elusivos ya solo es cuestión de economía. Todo depende de lo que costemos al sistema. Cierto es que lo que costamos nos lo gastamos, devolviendo así nuestro costo al mercado del que todos comen y comemos, pero tenemos un costo añadido: el de mantenimiento. Nuestra ya desgastada maquinaria precisa de una atención sanitaria casi constante, de la que somos usuarios mayoritarios, si no preferentes. Eso es un hecho, y resulta absurdo obviarlo. Lo que nos enfrenta a razones meramente humanitarias, de justicia social y todo eso… Y, seamos realistas, esta sociedad, este mundo jodido y puñetero, si es verdad que alude mucho, y presume, de tales razones, no es menos cierto también, que igual las elude en cuanto puede…

            La cuestión está en si nosotros mismos nos eludimos al igual que se nos elude. Yo, por lo menos, me siento aludido, qué quieren que les diga… Y procuro ser útil en todo lo que puedo serlo y se me precisa. Por pura supervivencia egoísta, y por amor propio, naturalmente. Ya no se trata de estar ocupado, si no de que nuestra ocupación sirva de algo. Piénsenlo todos los de mi quinta, aunque sea por puro ejercicio mental…

            Es cierto (sirva en nuestro descargo) que últimamente los mayores nos hemos reivindicado en el oficio de abuelos de una manera activa y nada pasiva, no como una relación afectiva – que también – si no como una ocupación efectiva. Y que estamos resolviendo problemas concretos y cuantificables. Pero es igual de cierto que la administración, la política actual, la sociedad en su conjunto, es de una miopía flagelante al no aprovechar el caudal de experiencia de los mayores, y de trabajo social y de consejería que aún pueden brindar a la comunidad. Los responsables son de una ceguera total al no advertir esa potencialidad de utilidad pública.

            Gasta un dinero igual de público en centros de tercera edad para su adocenamiento y ocio, y no les permiten, ni se permiten a sí mismos, aprovechar la capacidad que esas personas tienen en muchas labores, o, incluso, a nivel de consultores. El costo sería muchísimo menor y el beneficio muchísimo mayor… Pero, por el contrario, se permiten el lujo de desperdiciar cuanto pueden aún aportar a su comunidad y a toda la sociedad. Esas administraciones lerdas pagan un pastón en asesores paniaguados y de estómagos agradecidos, en vez de utilizar la enorme experiencia de los que tienen más a mano por casi nada. Los municipios no alcanzan a ver lo que resulta evidente...

            Pero la responsabilidad es de toda una sociedad que ha hecho de los mayores carne de residencia y centro de día, y de ello todo una cultura. Los mayores que aún sigan siendo mayores tras el coronavirus, seguiremos, o seguirán, siendo seres fronterizos y crepusculares. Ya lo verán vuesas mercedes…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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