ASQUEROSIDAD
- Por miguel-galindo
- El 14/09/2018
El cinismo político no tiene límites. Y el límite del político está más allá del cinismo, porque hace del tal cinismo su auténtica, si bien oculta, profesión. El límite está mucho más allá de su propia desvergüenza. O sea, allá por donde nace la Teoría del Caos. Lo que está ocurriendo con la basura de los másteres es ya pura náusea para el ciudadano de a pie. De hecho, resulta inexplicable que esta misma ciudadanía no haga una falla con todos los políticos y convierta las próximas urnales en un auto de fé. Incluso lo más inquisitorial estaría justificado.
Ahora resulta que nuestra Ministra de Sanidad, Montón es su apropiado nombre, también obtuvo su Máster de aquella manera, con sus enchufes, sus ventajas, sus privilegios y su canesú… y como a la ínclita Cifuentes, lo sacó a paseo y se le constipó. El de Casado está aún por estornudar. Exactamente lo mismo. ¿Y saben de qué universidad también?.. ¡Bingo!.. De la madrileña Juan Carlos I, se ve que expendedora oficial y recauchutada de tristes másteres a políticos relevantes, no importa droites que gauches. Favor por favor y ya veremos en qué cobramos y cómo se paga. Lo peor ya no es la imagen, si no la devaluación de los másteres conseguidos por la generalidad de sus alumnos que son los auténticos paganos sin culpa. Las víctimas reales.
Porquería pura. Pero el inicuo cinismo reside en que esta ministra del Psoe, al igual que la Cifuentes del PP, primero dice que no dimitirá porque no tiene nada de qué dar cuentas, y luego dimite, como su antecesora, “para no dañar a mi partido”. Guay. Y encima se permite soltar que “todos no somos iguales”. Pues más iguales, imposible, chata. Ambas dos se miran al mismo espejo de prácticas corruptas. Pero lo aberrante es que Sánchez, que pidió rabiosamente la dimisión de doña Cristina por lo mismo, y que está atacando inmisericorde a Casado por tres cuartas de igual, con la suya reaccionó en un principio con un “confío en sus explicaciones”.
Unas explicaciones basadas en mentiras, en intentos patéticos de disfrazar la impostura con el ya manchado y ajado disfraz de la transparencia, y que fue desenmascarada por los propios medios. Que sus jefes digan que confían en ella, así, porque sí, por las buenas, al más puro estilo de Rajoy disculpando a sus gürtélidos, es un poco-bastante contradictorio.
Pero lo más sorprendente de toda esta merder apestosa es la reacción del propio Pablo Casado, ahora oposición: “No quiero hacer lo que hicieron conmigo”. Naturalmente. No es generosidad, ni bonhomía, ni leches… no, es simplemente que si la ataca se está atacando a sí mismo, y si la disculpa se está disculpando también a sí mismo. Y si quiere pasar página y no hacer sangre de tal trile, es porque quiere que su propio caso (un bis del de ella) se perdone y se olvide… Pero ha dimitido, y lo ha dejado con el culo al aire… De esta pasta están hechos nuestros muy principales políticos.
A la misma vez en el tiempo, se produce la retirada de Soraya Sáenz de Santamaría. La que fue número dos de la política nacional y vice rajoyista se marcha a casa. Deja la política. No sabemos si es porque en el PP ha ganado la facción más falangista, la derecha de la derecha, y subiendo a la derecha, o es porque, con estas cosas y estos casos que están pasando, le ha dado un ataque de asco y ha tirado de la cadena tras haber vomitado.
Sea como fuere, adiós muy buenas, que la Magdalena la guíe y las puertas giratorias de los paraísos en la tierra sean propicias a sus vientos.
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