ATONTOLINADOS

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El etiqueteo del universo dedicado a la alimentación humana ya suena a cachondeo puro y duro. Naturalmente, todo obedece a normas mercantilistas basadas en el papanatismo consumidor. Cuestión de la oferta y la demanda. Ellos crean la demanda, con el apoyo de consumados gurus de la cocina, la escenografía de nuestra chefslandia, y todo el cuentismo que vive de esto, y la gente establece la demanda enfebrecida y poseída por la supina gilipollez.

            Yo ya no distingo, confieso mi pecadora ignorancia, entre, por ejemplo, alimento natural, alimento ecológico y alimento orgánico. Y si me pongo a echarle una pizca sal de razonamiento al pensamiento lógico, entonces, la incultura me satura, doña Pura… Porque yo pensaba que lo orgánico era natural, y que lo ecológico era orgánico, y que lo natural era tan ecológico como orgánico… Pero ¡cá!, se ve que nada tienen que ver los unos con los otros, y ya no sé qué es lo más apropiado y natural y sano, hermano… ¿Ecológico, orgánico o natural?, ¿qué es lo aconsejable?, ¿qué es lo sano?, ¿qué es lo bueno?, ¿qué es lo mejor?.. Habrá que llamar a un supergingeniero alimentaire, o masterchef del potaje, para que diserte el magistral y me ilustre.

            Pero leo en las páginas de un suplemento dominical, sección cucharífera, ¡¡válgame el cielo ¡!, que aún existe otro alimento más “ín” de divino, con media docena de enes añadidas al ín, y es el alimento Biodinámico. Cágate, lorito. Dice el artículo en cuestión que hay virtuosos chefs partidarios y defensores de los alimentos biodinámicos, pero no aclara muy bien la diferencia de esta nueva etiqueta con sus hermanas en qué maravilla consiste. El significado de la biodinámica es la combinación de la dinámica (física) que significa fuerza, movimiento, con la biología. Pero es que, la biología, que yo sepa, siempre ha sido una fuerza natural, orgánica, en movimiento.

            Y, para los que no lo sepan, este término fue adoptado en 1.924 por Rüdolf Steinner, un filósofo y ocultista, seguidor de la Teosofía, de Mme. Blavatski, y que fundó su propio movimiento esotérico: la Antroposofía, donde mezclaba una serie de creencias en una doctrina integral de la vida, no solo concretados en sus sistemas pedagógicos Waldorf, escuelas muy famosas y elitistas de la época, donde volcaba sus filosofía, sino que también se extendían a la agronomía. Una planta, en su parte aérea se rige por Venus, Jùpiter y Saturno. La raíz está bajo la influencia de Mercurio, Marte y la Luna… Enfín… Dinamizadores biodinámicos son flores de manzanilla dentro de una tripa de vaca, por ejemplo, o corteza de roble dentro de la calavera de un animal doméstico enterrada junto a un rio, o cuernos de vaca rellenos de estiércol… y cosas así. Con decir que hasta el siniestro Himmler tuvo su propia huerta biodinámica en Dachau…

            Pues bien, los ordeñatontos han re-inventado el etiquetado “biotecnológico” para empezar a producir selectos vinos y productos gastronómicos de lujo. Exclusividad palatina. Tanto de palacio como de paladar. Otros rescatadores piensan en la general ignorancia del general, o en el cretinismo consumista, salvo que los ignorantes absolutos sean ellos mismos. O quizá ambas cosas. No sé… pero no creo que las organizaciones sanitarias permitan semejantes experimentos chamánicos. Quizá solo sea eso, una estupidez más, llevada al panegirismo más idiota. O quizá sí. Y nos den morro de cerdo trufado de caca de murciélago. Quién sabe…

 

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Si nos envía su petición a admin@escriburgo.com le suscribiremos gratuitamente a las MIGAS diarias de Miguel Galindo

PRÓXIMO VIERNES, 22 DE JUNIO, 10,30 hh. En 187,7 FM: Programa de Radio EL MIRADOR.- Título: ¡¡ QUÉ HISTORIAS ¡!… (O historias de la Historia)

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El etiqueteo del universo dedicado a la alimentación humana ya suena a cachondeo puro y duro. Naturalmente, todo obedece a normas mercantilistas basadas en el papanatismo consumidor. Cuestión de la oferta y la demanda. Ellos crean la demanda, con el apoyo de consumados gurus de la cocina, la escenografía de nuestra chefslandia, y todo el cuentismo que vive de esto, y la gente establece la demanda enfebrecida y poseída por la supina gilipollez.

            Yo ya no distingo, confieso mi pecadora ignorancia, entre, por ejemplo, alimento natural, alimento ecológico y alimento orgánico. Y si me pongo a echarle una pizca sal de razonamiento al pensamiento lógico, entonces, la incultura me satura, doña Pura… Porque yo pensaba que lo orgánico era natural, y que lo ecológico era orgánico, y que lo natural era tan ecológico como orgánico… Pero ¡cá!, se ve que nada tienen que ver los unos con los otros, y ya no sé qué es lo más apropiado y natural y sano, hermano… ¿Ecológico, orgánico o natural?, ¿qué es lo aconsejable?, ¿qué es lo sano?, ¿qué es lo bueno?, ¿qué es lo mejor?.. Habrá que llamar a un supergingeniero alimentaire, o masterchef del potaje, para que diserte el magistral y me ilustre.

            Pero leo en las páginas de un suplemento dominical, sección cucharífera, ¡¡válgame el cielo ¡!, que aún existe otro alimento más “ín” de divino, con media docena de enes añadidas al ín, y es el alimento Biodinámico. Cágate, lorito. Dice el artículo en cuestión que hay virtuosos chefs partidarios y defensores de los alimentos biodinámicos, pero no aclara muy bien la diferencia de esta nueva etiqueta con sus hermanas en qué maravilla consiste. El significado de la biodinámica es la combinación de la dinámica (física) que significa fuerza, movimiento, con la biología. Pero es que, la biología, que yo sepa, siempre ha sido una fuerza natural, orgánica, en movimiento.

            Y, para los que no lo sepan, este término fue adoptado en 1.924 por Rüdolf Steinner, un filósofo y ocultista, seguidor de la Teosofía, de Mme. Blavatski, y que fundó su propio movimiento esotérico: la Antroposofía, donde mezclaba una serie de creencias en una doctrina integral de la vida, no solo concretados en sus sistemas pedagógicos Waldorf, escuelas muy famosas y elitistas de la época, donde volcaba sus filosofía, sino que también se extendían a la agronomía. Una planta, en su parte aérea se rige por Venus, Jùpiter y Saturno. La raíz está bajo la influencia de Mercurio, Marte y la Luna… Enfín… Dinamizadores biodinámicos son flores de manzanilla dentro de una tripa de vaca, por ejemplo, o corteza de roble dentro de la calavera de un animal doméstico enterrada junto a un rio, o cuernos de vaca rellenos de estiércol… y cosas así. Con decir que hasta el siniestro Himmler tuvo su propia huerta biodinámica en Dachau…

            Pues bien, los ordeñatontos han re-inventado el etiquetado “biotecnológico” para empezar a producir selectos vinos y productos gastronómicos de lujo. Exclusividad palatina. Tanto de palacio como de paladar. Otros rescatadores piensan en la general ignorancia del general, o en el cretinismo consumista, salvo que los ignorantes absolutos sean ellos mismos. O quizá ambas cosas. No sé… pero no creo que las organizaciones sanitarias permitan semejantes experimentos chamánicos. Quizá solo sea eso, una estupidez más, llevada al panegirismo más idiota. O quizá sí. Y nos den morro de cerdo trufado de caca de murciélago. Quién sabe…

 

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