AUTODESTRUCCIÓN
- Por miguel-galindo
- El 05/12/2018
Dice Félix de Anzúa que la primera víctima que se cobra el fanatismo es al propio fanático. Es tal el odio que genera cualquier fundamentalismo, que aquello que desea defender acaba envileciéndolo, y por el contrario, lo que desprecia, termina por enaltecerlo. Es el poder del deseo ciego y obtuso. Es la onda convertida en boomerang.
Y pone como acertado ejemplo el caso catalán, por lo próximo y cercano, claro, y, por lo tanto, conocido. El de ese grupo de excelsos potriotas (de potros, no de patriotas) que tuercen, retuercen y falsean la historia y la cultura, a sabiendas de lo que hacen, que es convertirse en herramienta de la ignorancia que los rodea, y que van asegurando por ahí que Colón era mallorquín,, o de Casa Tarradellas, y que El Quijote fue escrito originariamente en catalán, para luego barbarizarlo al castellano, o también que Santa Teresa de Jesús, en realidad era de Banyoles…
Pero son tan burdamente torpes en su odio estúpido, que no llegan a darse cuenta de lo que resulta obvio, y es que están enviando un mensaje esperpéntico demostrativo de todo lo contrario de lo que pretenden y tanto se esfuerzan en comunicar. Primero, están intentando hacer propia la cultura e historia española que tanto aborrecen, queriendo apropiarse de sus figuras históricas e ignorando su propia cultura catalana. Y segundo, como consecuencia de ello, enaltecen la que dicen despreciar, y desprecian lo que dicen defender. Ahí tienen el caso de Josep Plá, un magnífico escritor que construyó toda su obra en catalán, y al que los enardecidos visionarios literarios de su tierra le negaron repetidamente el Premi d´Honor de las Lletres Catalanes, por el simple hecho de que, tan reconocido autor por parte del resto del mundo, nunca se consideró nacionalista a sí mismo.
Y es que en toda esa triste historia de inquisidores idiotas, no ven que están convirtiendo el nacionalismo normal en un vulgar nazionanismo. O sea, se afanan en hacerse continuas masturbaciones mentales al más puro y excluyente estilo nazi. Aunque la pura realidad es que en su estúpido deseo de excluir todo lo que le rodea (España en este caso) lo que en verdad están haciendo es autoexcluirse a sí mismos del resto, adoptando encima la historia y cultura de esa misma odiada sociedad que le rodea. Y eso es lo que se empeñan denonadamente en conseguir. Hacen lo que con Josep Plá, excluyen a una reconocida joya de la cultura catalana por no ser excluyente él mismo. ¡¡ Peazo burros..!!
Esto es algo parecido con lo que ocurre con el término avasallar. Que es un concepto de la edad media que describe el hecho histórico del vasallaje. Esto es, cuando un rey medieval extendía sus dominios, ocupando, que y ano invadiendo, tierras anejas o ajenas, se decía que adquiría vasallos de tales conquistas (hacer vasallaje). O sea, a-vasallaba, se hacía con más vasallos.
Vale. Ahora dígale a los que se consideren vasallos de unas siglas políticas, por ejemplo, de un partido, de una ideología, de un determinado gobierno, que en realidad son avasallados por tales partidos, ideologías o gobiernos. Le contestarán, airados y ofendidos, que a ellos no los avasalla nadie, faltaría más… Aunque, en cierto modo, sí que se ejerce determinada forma de vasallaje, y, por lo tanto, también en cierto modo, de ser avasallados.
Y es que muchas veces, bien por la ignorancia con que entendemos el lenguaje, bien por la ignorancia con que entendemos la realidad que nos rodea (o con la que nos rodean), perseguimos conseguir lo contrario a lo que queremos conseguir. El razonamiento y la lógica son excelentes y muy útiles herramientas. Pero el odio es un arma tan terrible, que termina por destruirnos a nosotros mismos. No lo olvidemos nunca.
El próx. Viernes, 07/12, a las 10,30 h., en radio T.Pacheco, FM 87.7: 7, CUENTO DE NAVIDAD , o lo que no se nos debería olvidar