AZAÑA Y LA CICAÑA

Se preparan homenajes de reconocimiento (si los cerriles no se los cargan) a la figura de Manuel Azaña – 80 años de su muerte – como intelectual, escritor y Presidente de la II República que fue. Cuando este artículo salga a la luz, es más que posible que ya se hayan celebrado, aún tímidamente, y que llegue un poco tarde… Lo que pasa es que no quiero escribir una crónica de los eventos, ni comentar los actos que puedan celebrarse en el Congreso, o en la Biblioteca Nacional, con una exposición ilustrativa sobre su figura… No es eso lo que me interesa.

Lo que a mí me interesa es que sea posible hacerlo. Tras la guerra civil, la dictadura condenó toda mención al republicanismo, por meritorio que éste fuera, se silenciaron a escritores, investigadores, intelectuales, científicos, artistas, aún mundialmente reconocidos, por el solo hecho de haber seguido siendo fieles a la república. Pero eso casi que se podía considerar natural, dado el cerril celo de los vencedores en borrar todo atisbo izquierdista y republicano, todo indicio democrático al fin.. Lo que ya no era normal es que, tras otros cuarenta años de democracia, apenas escuetos reconocimientos llegaron a aflorar, por miedo a reacciones cavernarias y virulentas de una derechona que apenas logra superar su envenenada herencia.

Ahora ha podido ser (¿?), y deberíamos felicitarnos por ello. Todos los partidos políticos están de acuerdo en sumarse a tales actos, comenzando por el de recuerdo celebrado en la Cámara baja… Todos, menos Vox, claro, que más que partido es una fasci-falange. Hasta el PP de Casado sigue con la actuación inteligente emprendida cuando escenificó sus distancias de los ultras en la moción de censura contra Sánchez. Enhorabuena por entrar en el club de las ideologías civilizadas. Vox se queda voluntariamente fuera por decisión propia, ya que representa ese franquismo atroz, trasnochado pero enquistado en la sociedad actual más rancia y dañina. Su propia existencia así lo demuestra… Y es de respetar que no se sumen a lo que atenta contra la esencia de sus creencias, aunque en su naturaleza no esté el respeto a lo que piensan los demás. Esa es la grandeza y la servidumbre de los Estados democráticos.

Pero, si este acto de reconocimiento debiera ser una lección para la extrema derecha, no es una lección menor para la extrema izquierda, representada por esa Unidas Podemos de conveniencia. Y lo digo porque la Monarquía igual va a rendir tributo a ese gran pensador y jefe de estado republicano que fue Manuel Azaña. Esa Monarquía, que, aún siendo constitucionalmente, parlamentaria, Iglesias se empeña en atacar bajunamente y sin concesión alguna, le está mostrando mayor respeto, educación, cultura, inteligencia, liberalidad y mano izquierda que la que ellos demuestran en su rabiosa y ciega reciprocidad, si comparamos ambas manifestaciones con respecto a cada uno de ellos…

Este monarca ya lo demostró en Francia hacia “La Nueve”, la columna de republicanos españoles que liberó Paris. Ahora lo hace con uno de sus jefes de gobierno más preclaros. Sin ningún reparo ni complejo. La españolidad, la libertad y la democracia por encima de la monarquía. Una monarquía que respeta más a la república que los actuales republicanos a la monarquía, dice mucho a favor de la primera y en mucho en contra de los segundos… Lo que pasa es que no son las instituciones, si no las personas que las representan, las que se demuestran más dignas o más indignas.

Por eso mismo no me resulta extraño, aunque sí paradógico, el aparente contrasentido de que, los que se consideran defensores de la República, reciban una lección de bonhomía en un acto de respeto a una de sus figuras más ilustres, por parte de una Corona a la que ellos denigran tan ignorantemente. Lo que demuestra, otra vez, de nuevo, lo que digo y repito: que no es la bondad de una forma de gobierno u otra, si no la preparación de los líderes de ambas, y, sobre todo, de que ninguna de ellas tiene el marchamo de la democracia. Eso está en sus aptitudes, no en sus actitudes.

Aquí, el exquisito “savoire faire” de Felipe VI deja en fuera de juego la adustez y zafiedad de un Pablo Iglesias sin más formación que la que le dicta su odio ciego, por muy funcionariuniversitario que sea. Al igual que trasluce su republicanismo demagógico y cizañero de opereta, que falsea más que retrata, la imagen de lo que es (o debe ser) una República…

Así que, tan ningún favor le hace Vox a la Corona como Up a la República. Todo lo contrario. Por lo tanto, ante tan malos embajadores ambos dos de lo que dicen defender, prefiero, de momento al menos, un buen monarca republicano como el que tenemos.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo