BASES Y VOTANTES
- Por miguel-galindo
- El 20/07/2016
Normalmente, los partidos políticos, mejor dicho, los políticos de los partidos, confunden, y casi siempre lo hacen a conciencia, a bases con votantes. Y, desde luego, no es lo mismo. En la derecha caen menos en ese tremendo error, pero eso es porque en su democracia interna, no contemplan, o contemplan poco, a esas bases. Ni el cuento de las primarias, ni nada… No así en la izquierda, que no se quitan a sus bases de la boca, y las usan como la piedra filosofal de la democracia, y las utilizan como si fuera la prueba del nueve.
Pero eso es tremendamente confuso y nebuloso, y sobretodo, muy, muy demagógico. Y lo es, por el simple hecho de que las bases son tan solo que un porcentaje minúsculo, escasísimo, de los que realmente les votan, y gracias a los cuales obtienen realmente poder y representación. De ahí que, cuando se ufanan de consultar a sus bases, nada más que es un ejercicio de postureo, un refrendo de pacotilla, una especie de consulta conceptual, o mejor dicho, virtual. Porque, de hecho, deberían buscar el consenso de todos sus votantes reales, que es donde va incluida la paupérrima e insignificante parte de sus bases.
Sin embargo, la realidad es que pasan olímpicamente de todos nosotros. Sinceramente, creo que les importamos un pimiento. Y eso es, ni más ni menos, que porque los votantes disponemos de una mayor autonomía y libertad de juicio y conciencia, que las bases de carnet, y foto y voto fijos.
A esa fidelidad ciega a las siglas hay que concederles un hueso de vez en cuando, y se les convoca como un órgano consultivo al que se le manipula previamente, como una fuerza falaz y engañosa, que luego manejan las ejecutivas de los partidos para sus selfies. Pero, después, los que resolvemos y refrendamos en las urnas de verdad, somos los sans culottes, el populacho, los descastados, descartados y descarnados… perdón, los descarnetizados.
Es lo que le ha pasado en el fondo a Podemos y Cía. Han basado en el asamblearismo dirigido una determinada política, que luego, sus votantes, no la han refrendado. Y, en vez de sumar, como pensaban, han restado un millón de votos, o peor aún, han perdido a un millón de votantes… Sánchez debería escarmentar en cabeza ajena, y no caer en la misma autotrampa con el autojaleo de tanta base cada vez que se quiere salir con la suya ante su aparato. Al final, son sus millones de votantes los que van a aprobar su gestión, o, por el contrario, lo va a tirar (a él mismo) a la papelera… Porque lo que se ha convertido en sesión contínua para su partido, es la resta de votos, no la suma, y eso debería verlo y valorarlo.
Iglesias dice ahora que hay que convertir a Podemos en un partido. Funcionar como un partido. Verse como un partido. Parece haber aprendido la lección. Las asambleas han de ser ciudadanas. Asambleas de hombres libres, no de personas catequizadas por ningún movimiento. Y eso debería funcionar en ayuntamientos, corporaciones locales, en sus asuntos domésticos que más directamente les afectan, y que el sistema vaya calando de forma natural hacia arriba, por aspersión… Pero, sin embargo, qué curioso, ahí ni existen, ni visos de que puedan existir. Mande el partido que mande… ¡Qué cosas!..