BRUJAS

Un tal José María Sánchez, diputado de Vox, llamó “bruja” a Laura Berja, diputada del Psoe… Y se armó el aquelarre. Protestas, llamadas al orden y al retracto, docenas de artículos posteriores en la prensa (este es uno de los de la cola, mismamente), comentarios en los medios, tertulianos… Antes de seguir, me declaro contrario a la bajeza de los insultos, donde, ellos precisamente, deberían dar ejemplo de exquisito comportamiento, pues a sus señorías se les presupone educados. Pero, es que, por desgracia y vergüenza para los españoles, esa cámara simboliza todo lo que no es un comportamiento adecuado y digno, y, por lo tanto, deberíamos estar acostumbrados a los rebuznos… Es que, un conocido tengo que está escribiendo una especie de antología de los insultos, y su “aula magna” en la que se inspira es la Cámara de los Diputados…

Pero hablemos claro: si este insulto ha sobrepasado la frontera de la costumbre, no es por el insulto en sí mismo, que lo es, si no porque es un insulto burdamente machista, y ese pecado ya supone un delito mayor añadido. “Bruja” es exclusivamente antifeminista (su partido también lo es, al fin y al cabo) y condena a la mujer como aliada del diablo, dueña de malas artes, de malvada de los cuentos, de repulsiva y montadora de escobas, y un etcétera nada halagüeño, por cierto – si bien también existen brujas y brujillas encantadoras y entrañables como nuestras hijas y nietecicas – pero llamar brujo a un hombre no tiene tan pésimas connotaciones sin embargo, y eso es muy cierto.

La mala intención, pues, queda constatada. Se dijo con el ánimo y tono inquisitorial de “bruja de quemar en la hoguera”, y de resucitar Harlem si se pudiera… Nada que objetar por lo tanto en la cadena unánime de condena, quede claro… Sin embargo, permítanme matizar que, a mí personalmente, me ofende más el motivo por el que empezó el exabrupto, que el escupitajo en sí mismo. Fue por la defensa que la tal diputada hizo de las mujeres precisadas a abortar, dentro de la ley, y que están siendo atacadas sistemáticamente de manera brutal e inmisericorde por exaltados y exaltadas, y donde ya muchos países occidentales están legislando en su protección… Aunque, también VOX votó contra la Ley de Protección a la Infancia, eso sí, sin insultos de por medio, que es lo que parece en verdad herirnos… Y es que eso va en su naturaleza.

Pero, si puedo opinar, y ustedes son tan amables de permitírmelo, estoy absolutamente convencido que, de ser yo mujer, tal insulto no me hubiera llegado tan hondo. Hay otros, infinitamente peores, como cuando se nos trata de puta a la madre, por mal ejemplo, pues no solo se insulta a ella, sino también faltamos al respeto a todas aquellas a las que “usamos” y que merece más que sus “usuarios”, pero, en fin… Un servidor esperaba que la comunidad de Galicia protestara por el uso del tal insulto, dado que las “bruixas” son su icono, entrañable además, su más simpática seña de identidad…

Yo le diría a la diputada socialista y a cuantas de la liga feminista se hayan sentido ofendidas, que ese insulto emitido con tan mala leche solo insulta y retrata al inculto e ignorante que lo suelta… Sabido es que las brujas eran sanadoras, ayudadoras, mujeres más sabias que el común, conocedoras de los remedios naturales. Y que ayudaban a la gente en vez de hacerles ningún mal. Y que la Iglesia, y los poderes fácticos de la época, a través de la Inquisición, les hacían cuanta “mala prensa” podían, y las quitaban de en medio porque su vida precisamente cuestionaba los oscuros y tenebrosos métodos de sus acusadores… Hace falta conocer un poco la Historia antes de abrir la bocaza. Por eso, palabras estúpidas no deberían ofender, señoras mías…

Es más, fíjense en su estulticia, que, conminado a retractarse desde la Presidencia, soltó: “retiro que la he llamado bruja”… Deberían mandarlo a 1º de la Eso otra vez. Alguien debería de explicarle a este prócer de la patria, que no puede retirar el hecho de haberla insultado, pues consumado está, si no retirar el propio insulto, ya que el hecho es imposible. Y no digo sentirlo y disculparse, ya que arrepentirse es demasiada educación para semejantes pelajes. Pero… (y disculpen mi torpe escatología) no se puede retirar el hecho de haberla cagado, pero sí la cagada…

No se puede, ni tampoco se debe, ignorar a un partido con 52 escaños votados por millones de españoles. Es la democracia. Pero no es necesario dejarse llevar por sus tácticas rastreras. Como tampoco debemos rasgarnos más vestiduras que las justas, pues acabamos confundiendo el fondo con la forma, lo importante con el entretenimiento, el teatro con la vida real… Y miren, no sé si habré sabido explicarme con claridad yo tampoco, pero creo que ustedes me entienden.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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