BURRICIE

 

Lo del Mar Menor es la crónica de una agonía más que anunciada. El Mar Menor, como el coronel, jamás tuvo nadie que le escribiera, pero si quien le exprimiera. Todo lo demás son excusas, cuentos, mentiras y cintas de video… Y embustes, muchos embustes, ingentes cantidades de embustes mientras los responsables se esconden tras sus propias excusas e intereses, y se echan la culpa unos a otros.

                Los agricultores, por solo pensar en SU problema, sin ver que el problema es de todos. Los turiscultores por solo contemplar SU problema, sin entender que es problema de todos. Los gestores de ambos bandos porque solo se ven cegados por los intereses del lado que defienden, haciendo perjuicio y prejuicio del contrario. Y los políticos, porque su único problema es el voto fijo y la foto fija, y para eso hay que repartir de cal y de arena, según a ellos cuándo y cómo convenga… Prueba de ello es que, ahora, cuando se ha rebasado el punto crítico, el Mar Menor solo sirve para usarlo como arma arrojadiza en campaña. La oposición trata al ejecutivo de responsable de tal irresponsabilidad, y el ejecutivo a la oposición de ser irresponsables por vender mal la moto y arruinar al sector hostelero. Todos dicen preocuparse, pero es solo una pose,  pues solo se ocupan de sí mismos.

                Hace unos pocos años, nos quejábamos amargamente de la invasión de medusas en la laguna, y las escondíamos, hoy nos quejamos amargamente de la falta de medusas en la laguna, y decimos que hacían su papel… Y lo peor de todo es que nos quejamos por todo, pero por todo lo “nuestro”, solo por lo que nos toca a cada cual, sin reconocer nuestra parte de culpa en el desastre, o sea, una enorme contradicción. Uno de los técnicos que trabajan en la recuperación de la albufera valenciana, que ha sufrido el mismo uso, abuso, dejación y abandono que nuestro pequeño mar, asegura que en el caso del Mar Menor se tardará más de 40 años en lograr su regeneración. Ahí es nada.

                En tanto en cuanto, seguiremos tirándonos piedras los unos a los otros y discutiendo que si galgos o que si podencos, mientras los políticos, en medio del rifirrafe, montan su circo alrededor del problema. Que se quejan los unos de los vertidos, pues se manda taponarlos con nocturnidad y alevosía. Ojos que no ven… mierda bajo la alfombra. Que revienten por otro lado. Que se quejan los otros, pues el vertido, que, por abajo o por arriba, sigue vertiendo, ahí queda mientras se da marcha atrás y se ordena a sus ejecutivos de ponerse a pensar además de cobrar…

                …Y ahora resulta que se decide poner unos filtros verdes para solucionar parte del problema, que funcionarán en un par de años, mientras se ve como se desvían a las depuradoras más cercanas. Y mientras rula, no chamba. Uno se pregunta que, si estas soluciones estaban ahí, por qué no se han puesto en marcha mucho, muchísimo antes, y no ahora cuando la gangrena ya hiede.

                Así que toque de retreta, corneta… los alcaldes reconocen que la sopa verde está haciendo pupa a la reserva de plazas y a los hosteleros en la venta de su producto, los agricultores chillan porque se les están cerrando los pozos de sequía y multando por ello, y también pierden reserva de plazas del mercado exterior en la venta de sus productos. Los políticos intentan contentar a ambos mientras lanzan proclamas imposibles y tapan la boca a los científicos que los contradicen. Y el jefe-presidente promete pedir más perras a Europa para arreglar el entuerto o para enterrar al muerto. Lo que sea, pero a golpe de subvención… Así se hacen las cosas, tarde, mal, y todos peleados…