CARTA DE TÍA ÚRSULA

Bruselas está por la labor de arrimar el hombro en lo de frenar la degradación ambiental. No es que se dé mucha prisa, pero, al menos, pone plazos. El cambio climático es ya imparable, no obstante, si algo se puede remediar aún, o mejorar, al menos, nuestra calidad de vida en términos de salud, pues bienvenido sea… El más inmediato es la retirada de los plásticos de las estanterías de los supermercados en lo posible. Todos sabemos que acaban en el fondo del mar, en los barbechos de nuestros bancales, en nuestros montes, y en las tripas de cuantos bichos nos comemos. Al final, nuestra sangre y nuestros tejidos convierten las toxinas plásticas en plagas para nuestros organismos… Sí, somos así de gilipollas.

Otra cosa a la que les han puesto fecha de caducidad es a los coches de combustión… La Unión Europea vetará la venta de coches (gasolina, diésel…) a partir del 2.035. Cinco años antes se ha fijado duplicar las energías renovables y gravar las importaciones de productos fabricados con métodos y materiales contaminantes. En este punto concreto, se me ocurre, así, como un paréntesis, que los chinos cambian el chip en China, o todos los de aquí tendrán que emigrar a otras latitudes más permisivas… salvo que España se salga – nos echen – de la UE, que todo puede pasar…

Pero lo del transporte por carretera va a ser la leche pasteurizada. Habrá puestos de recarga eléctrica para vehículos cada 60 kms. máximo establecido por ley, por lo que el negocio de las gasolineras tendría, ya mismo, que empezar a pensar cómo y en qué se reconvierten…. Quince años pasan en un suspiro en un futuro que ya está aquí, y en una sociedad que, o convierte en pasado la etapa de contaminación, o no habrá un futuro plausible… A los camiones les van a conceder un plazo mayor: hasta el 2.050 como máximo, para dar tiempo a poner en solfa el hidrógeno líquido. O eso, o tendrán que apuntarse también al enchufe. El transporte aéreo y marítimo se quiere incluir también en esta apuesta, una vez puesta, porque no me imagino yo enchufes eléctricos en mitad del océano (un corto, se pela el cable, y todos fritos), pero si se empeñan, lo habrá.

A mí me va a pillar ya en mis buenos noventa, si no me han llamado a filas antes, por supuesto… Calculo que ya no conduciré, si acaso me conducirán, y mi viejo coche procuraré que me dure hasta que lo licencien conmigo, pues no me va a salir a cuenta, a estas alturas, amortizar el del calambre… salvo que los saquen tipo de choque, como los de feria. Así que yo ya no me voy a preocupar por eso. Que lo hagan los demás, si acaso. Lo que tengo claro es que, dentro de poco, comenzarán a piar los de la automoción diciendo que si la economía, y, sobre todo, invocando el mantra de la destrucción de puestos de trabajo y demás trompetas apocalípticas. Como siempre. Pero para apocalipsis la que se nos viene encima si no lo hacemos. Todo esto ya no es materia de negociación, ni de política, si no de puñetera obligación. No nos queda más remedio, ni tampoco nos queda más tiempo.

Lo que yo veo en esta cuestión, a mi corto entender, es que el consumo de electricidad se va a centuplicar, y de algún sitio tendrán previsto estos cerebros sacarla… De este recibo de la luz no creo yo que pueda salir. Ni de las centrales nucleares, que son alternativas mortíferas. Ni tampoco de aquellos obsoletos “saltos de agua”, en un mundo donde cada vez hay menos agua y sin arrestos para dar saltos, encima… Naturalmente, aquí es donde la UE suelta aquello de que en una década habremos de doblar las renovables. Vale. De acuerdo. Pero diez años no es nada para el paso de caracol que llevamos. Piénsenlo. Yo no lo veo por ningún lado. Al menos en mi caso es un quiero y no puedo…

En este punto, busco y rebusco en la noticia-informe de donde me estoy empapando de esta crónica, y leo que tita Úrsula Von der Leyen nos promete que “se destinarán 72.000 millones de euros para paliar el impacto de la aplicación de estas normativas a los ciudadanos”… Bueno, menos da una pedrá en un ojo, aunque sea de boticario, pienso… Pero saco cuentas por familias, ciudadanaje, intermediarios y porcentaje, y me sale el chocolate del loro… Si no se estiran más, cambiaremos coche por carretón a tracción (recuperaremos las mulas) y volveremos a encender el carburo en las casas, o los quinqués, que, aunque también contaminan, contaminan menos…

Las renovables (solar, eólica, fotónica…) están al alcance de la mano, sí, pero les tienen agarrada la mona… léanse compañías energéticas. Y estas empresas actúan en algunos países – léase España – como monopolios encubiertos y cubiertos, con los gobiernos cogidos por los lereles que no tienen, y a sus políticos en la nómina de las puertas giratorias. Poco podrá hacerse, tita Úrsula, si a estas mafias no se les quiebran las piernas… Y no sé si Europa tendrá suficiente poder para eso, sinceramente… Porque, claro, cambiar duros a cuatro pesetas es lo que hemos estado haciendo siempre, y mire usted cómo nos va, que, además de jodidos, apaleados…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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