CATÓLICA ESPAÑA
- Por miguel-galindo
- El 30/03/2017
¿Se acuerdan – o ya se les ha olvidado – del niño que apareció ahogado en las playas de Barbate hace un par de meses?.. Lo llamaron el Aylan español, pero su nombre era Samuel, una de las víctimas del naufragio de una patera en el golfo de Cádiz. Como muchos. Pero sepamos su historia. La historia de Samuel, cuyo cuerpecillo aún están sus padres intentando repatriar y arrancárselo a la insensible burocracia española.
Su padre residía en España, y, como casi todos, enviaba el poco dinero que ganaba aquí a su familia, allá, en el cuerno de África, a su mujer y a su hijito, Samuel. A su esposa se le desarrolló un tumor facial de difícil diagnóstico e imposible tratamiento ni intervención allí, en su país. Así que, puesto que el cabeza de familia residía y trabajaba aquí, decidieron que lo mejor era que vinieran a España, para aquí poder ser curada.
Y así lo hicieron. Se pusieron en marcha, atravesaron el continente, y llegaron a Argelia, desde donde solicitaron la entrada al país para ser tratada de su tumor, alegando la residencia y trabajo de su esposo aquí… Denegado. Entonces, madre e hijo se trasladaron a Marruecos, desde donde lo intentaron de nuevo, aportando las pruebas médicas que demostraban la necesidad de atención humanitaria. Otra vez, denegación absoluta, ni como turista, ni para ser operada, ni para nada…
Desesperadamente tan solo le quedo (solo le dejamos) una única opción: la patera. La solución de embarcarse en un riesgo peligroso. El resultado, es el que ya conocen ustedes, aunque más nos valiera no tener la conciencia despierta, que mejor está dormida…
Esa es la respuesta del muy católico gobierno de este país. La respuesta de los que tanto defienden no sé qué puñeta de fé y los intereses de no sé qué puñeta de Iglesia. La respuesta de este país que pasea a sus santos en procesiones que son autos de esa puñetera fé, de este país que cubre a sus vírgenes de pedrería fina y costosos paños de un lujo desmedido. Esa es la respuesta de una España, que se considera mucho, muchísimo más católica a sí misma que su propia Constitución dice. Esa es la respuesta del silencio culpable de esa misma Iglesia Católica, de ese mismo gobierno católico de ese mismo pueblo católico que no saben – no sabemos - ser cristianos…
La muerte de Samuel tiene un responsable claro y directo. Un gobierno mantenido con unos votos estrechamente asociados a una organización religiosa que predica lo contrario de lo que hace. Y de lo que no hace. Los responsables de la muerte de ese crío es este país, y todos somos este país. Yo también, lo que pasa es que mi conciencia no la enmudezco rezando, ni yendo a misa todos los domingos y fiestas de guardar, ni sacando mis santos en procesión… Porque existen pecados personales y pecados colectivos… pecados sociales de los que todos, todos, somos culpables, aunque hay unos más hipócritas que otros.
Pero hay muchos Samuel, muchas madres y padres de Samuel, muchos hermanos de Samuel, muchos casos como el de Samuel. Y lo peor de todo es el silencio cómplice y culpable de tantos millones… Menos devoción y más aplicación. Más justicia y menos inmundicia.