CENUTRIOS

  

Estoy releyendo “Los fantasmas de Goya”, y cada vez que llego al advenimiento del “deseado”, Fernando VII, me sorprendo, me deprimo, me cabreo, y me dan ganas, unas ganas tremendas, de nacionalizarme lapón… Luego, busco la embajada de Laponia en España, pregunto a cómo está el m2 de igloo, y veo de poner una granja de focas para redondear la pensión, y, no es que no me traiga cuenta, que sí, lo que pasa es que no paso lo de la caída de ojos, y nada, he de seguir siendo español.

                Pero me da una terrible vergüenza. Cuando nos buscamos la desgracia de echar al abstemio – en verdad, lo era, y nada de Pepe Botella – José I Bonaparte, y recibir con salvas y honores al asno de Fernandico, que antes intentó quitar de en medio al inútil de su padre, Carlos IV, en un atentado casposo, para entronizarse él (menudos prendas), y que Napoleón nos devolvió a la joya del Fernando al final del intento, como el peor castigo para los burros españoles, nada más regresar derogó la Constitución de Cádiz, encarceló, en una sola noche, a todos los liberales y librepensadores, actores, periodistas, abogados, artistas, escritores… Aún no había sentado su culo en el trono y promulgó un edicto advirtiendo que todos los que dieran vivas a la Pepa serían ejecutados sin dilación alguna. Este peazoanimal de séptimo, cerró universidades, teatros, ateneos y liceos. Restableció la Inquisición, que había sido abolida por el francés, con el aplauso de los idiotas de sus compatriotas, y el Siglo de las Luces europeo se apagó para España y en España por los propios españoles.

                Y tal fue así que, cuando en 1.814 entró triunfante (no sé de qué) en Madrid , lo hizo a gritos del pueblo de “Muera la libertad y viva Fernando VII”, con el de “Viva la opresión”, y el más famoso de “Vivan las caenas”… Jamás el cerril deseo de un pueblo inculto fue mejor cumplido. El Rector de la Universidad de Cervera, recibió al nuevo monarca con una célebre y triste frase: “lejos de nosotros la funesta manía de pensar”, para dejar bien clarito que España se cerraba a la ilustración. Pero no dejó de coronarla con un “Muera la Nación”, en su intento servil de evitar la clausura.

                Cito este trocico de la Historia de España, porque, a veces, me da por pensar (jodío vicio el mío) y preguntarme si hemos evolucionado mucho en estos últimos doscientos años, o aún seguimos embozados en nuestras capas, y refugiados en las oscuridades de nuestras cavernas… mentales, como en aquella mugrienta época… a pesar de la “gloriosa” cantata nacionalpopulista del dos de mayo… Porque Millán Astray, que yo sepa, dio los mismos vivas de acémila en la universidad de Salamanca ante Unamuno más de un siglo después.

                Cuando observo a los personajes que defendemos hoy, las posturas que adoptamos, cuanto de miserable justificamos, y las opciones que votamos… cuando oigo por boca de algunos electos decir que vienen a destruirlo todo y a imponer su propia ceguera absolutista, y veo sus acciones y poses, me entran escalofríos… Goya se quedó sordo, si bien que, a la postre, salió ganando, dado que no tuvo que oír tamañas sandeces y barbaridades… No sé si somos un país de brutos y retrógrados, o de ilustrados del absolutismo, o ambas cosas a la vez y a un tiempo. Pero me parece que el Informe Pysa de cada año, que solo nos acerca a Europa cuando Europa retrocede, lo refleja siempre y repetidamente: a ignorantes no nos gana nadie.