CERVANTES

 

Este año se conmemora el IV Centenario de la muerte de Cervantes. Así que España, aprovechando tal evento, vá y toma una decisión muy acorde con ello, y manda a Eurovisión a una señorita que se niega a cantar en español, porque a ella lo que le va es cantar en inglés. Muy apropiado. Si la cosa hubiera sido al revés, los lores la tiran al Támesis, pero aquí les dan loores. A la segunda lengua más hablada del mundo se le despoja de su importancia para representar a su pueblo – que no a su cultura – en inglish. Deshonremos a Cervantes para honrar a Shakespeare…“Apéame del tratamiento, le dijo la reina al ignorante, y el ignorante fue y se peó en ella…” .

                Tampoco es que debamos pedir peras al olmo, claro, pero deberíamos ser un poco, un poquito solo, congruentes, y tener una pizca, un mínimo, de coherencia, y, por supuesto, un algo de respeto al mundialmente reconocido patrimonio de la lengua que maltratamos y despreciamos, y que debiera ser parte de nuestra cultura. Pero, naturalmente, nos falta eso mismo, cultura, en la misma medida que carecemos de educación. Afortunadamente el contenido de la letra tampoco creo que merezca ser revestida de la lengua de Miguel de Cervantes, así que no se pierde mucho, como tampoco es que exista mucha dignidad en el mercado europeo del grito y el gorgorito, por lo que el idioma tampoco sufre tanto. Es tan solo y llanamente que eso: que vamos faltos de educación y sobrados de incultura.

                Con lo que este país más ha honrado a su autor más leído, traducido y conocido de todo el orbe, es con el INSTITUTO que lleva su nombre. La categoría y el prestigio alcanzado por el  Instituto  Cervantes  en el mundo entero es tal que parece mentira que haya sido instituido y constituido por españoles. No es normal un resultado tan reconocido y distinguido. Y, dado que hablamos de España, en algo tenemos que habernos equivocado cuando esto nos ha salido tan bien…

                Al menos con los distribuidos por todas las naciones del mundo. Lo que están haciendo por nuestro idioma y por nuestra cultura es algo tan valioso como impagable. Tanto, que el precio supera ampliamente a su costo, y su resultado a su precio. Son inmensamente mayores los réditos que la inversión. No lo hemos hecho tan mal cuando esos Institutos nos han procurado en esa materia tal solvencia internacional.

                Nada más que adolecen de atonía las delegaciones en la propia tierra, que contrastan dolorosamente con el dinamismo y la solvencia de los de fuera. No se entiende, en absoluto, y por ejemplo, la expansión del castellano en todo el mundo con que muchísimos extranjeros residentes aquí desde hace años no tengan pajolera idea del idioma que los acoge y los rodea en el país donde viven, ni ganas, ni, por lo que se ve, necesidad alguna… Algo está fallando en casa que andamos de sobrado fuera… entre otras cosas y casos que echo mucho de menos y también mucha gente echa en falta…