CIRCO MARINO
- Por miguel-galindo
- El 08/09/2017
Con el Mar Menor existe la ambigüedad del que quiere “venderlo”, pero sin perder de vista las ayudas posibles por las consecuencias de su deterioro. Y la ambivalencia de los políticos, que persiguen minimizar lo negativo y maximizar lo positivo, y la del equipo de expertos (científicos) que desea que todo el mundo sea realista y ponga los pies sobre la tierra, o sobre el mar. Y eso aquí es casi que un imposible.
Se escucha al colectivo hostelero, que se queja, que pide acciones y compensaciones, y subvenciones, de acuerdo, pero al mismo tiempo no se cansa de decir que el enfermo mejora y que no es para tanto. Vale. Si eso lo contrastamos con las noticias aparecidas, filtradas, o lo que fuera, en los medios de comunicación, resulta que la ocupación rebasa el 90%, y eso es mucho, muchísimo, dadas las circunstancias. Lo que no se comprende bien son los lamentos y las trompetas al mismo tiempo y por el mismo motivo. Convendría una aclaración. Una aclaración que yo no tengo, naturalmente…
Por otro lado, lo de los políticos es de sainete. Siniestro sainete, por cierto. Que el agua “amanece, que no es poco” clara, nítida, limpia y transparente, salen todos a visitar playas e irse a la mar en bote, a proclamar las excelencias de las aguas gracias a sus desvelos. Que amanece, por el contrario, el agua verde o removidos los fondos, nadie aparece, o, como mucho, se envía a un propio con una escueta nota de prensa diciendo que el calor es mú malo, pero que el agua ni pica, ni escuece, ni ná de ná… Que aparecen un par de medusas despistadas jugándose la vida, sale la consejería del medio en pleno proclamando, vox et pópuli, la muy excelente noticia de que dos medusitas – que antes se perseguían a muerte, por cierto, o se les vendían a los japoscomo tapa para el sake – han decidido procrear de nuevo en la laguna. Albricias por ello, y gracias sean dadas, monadas…
Luego, ante estas desequilibradas y desequilibrantes declaraciones, ha de salir a la palestra algún portavoz de la comunidad científica a la que le hemos largado el muerto, a pedir prudencia y a poner los punticos sobre las íes… Que sí, que el Mar Menor no va a peor, pero que la mejoría es relativa y que se estará muuucho tiempo en el límite crítico de estabilidad. Que cualquier cosa puede incidir negativamente en ese precario equilibrio, y cuanto no deberíamos olvidar y saber antes de abrir nuestras bocazas.
Mientras tanto, y ya ha sobrepasado el año de esta situación, todas aquellas reconducciones, todos aquellos filtros verdes, aquellos tanques de tormenta, aquellos sistemas de lagunaje… ¿se acuerdan?, con que los políticos tapaban el descontento de tirios y troyanos, han quedado solo en eso, en lo de siempre, en promesas baldías, en agua de borrajas. Ni una señal, ni un solo indicio de nada, ni un mal asomo… Tararí que te ví, Mariví. Pero, eso sí, porfa, compañeros y compañeras locales, cuando veáis un poco de “porrina” en la costa, avisadnos prestos, que vengamos a hacernos un selfie y dar un viva a semejante milagro regeneratorio. Que no se nos pase una sola oportunidad de foto.