¿CIUDADANOS O SÚBDITOS?

 

En realidad, ¿qué es lo que somos?.. Es que no es lo mismo. Para nada. Un ciudadano no se parece en absoluto a un súbdito. Y, sin embargo, nosotros, o al menos en este país, solemos confundirlo generalmente. Es más, creemos que, en el fondo, es igual.

                Pero no lo es, en absoluto. Si nos basamos en la historia, fue la revolución francesa, y la Ilustración, la que impuso la frontera. Ese hecho trascendental convirtió a todos los súbditos (sin derechos) de su país, en ciudadanos (con derechos) en su país. Desde entonces, las naciones del mundo han andado esa misma mudanza, el de la monarquía absolutista en parlamentaria, o directamente en república, si bien que con mayor o menor intensidad, con mayor o menor conciencia de ser y/o considerarse ciudadanos en vez de súbditos.

                Los españoles, desgraciadamente, tenemos marcado el gen histórico del vasallaje. Con Fernando VII, este país nuestro escribió una gesta, yo creo que única, ante las narices del mundo: luchamos por nuestra libertad de ser siervos. Y elegimos “las caenas”,  ser súbditos del absolutismo en vez de ciudadanos libres, que es lo que corría por toda Europa. Derramamos nuestra propia sangre en una guerra mal llamada de la independencia, para ser dependientes, y para seguir siendo esclavos renunciamos a nuestra libertad, sometiéndonos a la dictadura de un rey cerril e idiota, y de una iglesia cerril y oscurantista.

                Y a mí me da la sensación, no sé… quizá sea una falsa percepción, ojalá así fuera, de que aún no sabemos, no hemos asumido, no queremos tener claro la diferencia de concepto que hay entre un súbdito y un ciudadano. Yo, al menos, en la calle no lo capto. Ni de lejos, vamos…

                Un súbdito no puede ser súbdito en sí mismo, porque siempre se es súbdito de algo o de alguien o alguienes. Es la naturaleza de la servidumbre. Pero un ciudadano, sí que es un ciudadano en sí mismo, y no es súbdito de nadie que no sea de una colectividad a la que sirve y de la que se sirve. Nosotros, o al menos así me lo parece a mí, nos comportamos más como lo primero que como lo segundo.

                Solo ejercemos de ciudadanos cuando votamos, y, aún y así, mostramos un vasallaje a los partidos políticos que ninguno merece. Cada cual es lacayo de sus siglas, pase lo que pase, hagan lo que hagan, o cómo lo hagan. Después, nos desentendemos de todo hasta el punto de soportar y aguantar un absolutismo ilustrado de casta, tan prepotente como proveniente de cualquier sátrapa de izquierdas o derechas, sin reaccionar absolutamente para nada, e incluso prescindiendo de nuestro derecho a participar directamente en la toma de decisiones.. Eso, justamente, es lo que hace un súbdito, y eso exactamente es lo que hacemos nosotros.

                Porque un ciudadano hace lo contrario: participa, exige, controla, se hace valer, oír y consultar… Y yo nada de eso veo que suceda. Solo el chau-chau que se ha trasladado de los antiguos mentideros a los actuales bares. La actitud pasiva es la propia del súbdito, la activa es la propia del ciudadano. De verdad, en serio, díganmelo, ¿qué actitudes ven ustedes en sus conciudadanos?.. Pues eso mismo es lo que somos. Pero no, no sean bobos, y no confundan lo uno con lo otro. Sépanlo, al menos. Porque ni es lo mismo, ni jamás lo será. O una cosa, o la otra… Pero la diferencia que siempre existirá es que los súbditos sirven a sus señores y los políticos sirven a sus ciudadanos. Y aquí hay señores disfrazados de políticos… ¿van comprendiendo..?