CODICIA Y RAPIÑA
- Por miguel-galindo
- El 04/09/2019
Desde que en 1.998, el ínclito Aznar reformara la Ley Hipotecaria, que faculta a la jerarquía católica a realizar anotaciones de propiedad en el Registro como si toda España fuera suya, la insaciable institución ha suscrito más de 30.000 bienes que no eran suyos como propios. O sea, 1.500 al año. O sea, a un ritmo de 125 propiedades cada mes durante 20 años. Un saqueo inmenso cuya dimensionalidad siempre se ocultará a los españoles. Un robo sistemático a la casa España, cuya llave para su despojo le fue facilitada por sus acólitos y monaguillos del P.P.
El dato, que no es inventado, si no facilitado por el propio Colegio de Registradores, no solo al Gobierno, sino también para conocimiento público – por si alguien desea saber – demuestra una realidad podrida y enfermiza que retrata la sociedad que formamos en este país de serviles políticos y medrosos meapilas. Por un lado, tenemos a un Ejecutivo que no se ha atrevido a hacer pública la lista de robos… perdón, inmatriculaciones, pertrechada por la Iglesia, mucho menos a poner coto a tal rapiña. Y, por otro lado, tenemos a una ciudadanía pastosa y aborregada que solo entiende de dogmas, ritos y falsas y manipuladas tradiciones patroniles cebadas de cohetería y morcillerío… Y suma y sigue y que viva el santo o la santa.
Un contubernio, oficioso, vidrioso y mafioso, con el Vaticano, que dura desde que el dictador y golpista Franco lo instituyó a cambio de procesionar bajo palio: el Concordato del demonio, que los actuales, liberales y reformadores políticos socialistas, progresistas, avanzados y justicieros, aún no han tenido, ni tendrán, los redaños suficientes para terminar con lo que aún es la corte seráfica de Fernando VII.
Y una sociedad abotargada y pasiva que se deja robar por sus popes a favor de sus tótems. No hace mucho nos enteramos aquí que el cementerio de La Palma ha dejado a los muertos de sus propietarios como realquilados de la Iglesia. Hace poco, me dicen, ha corrido igual suerte el de Pozo Estrecho… Bueno, y la Mezquita de Córdoba, y lugares de culto, casas parroquiales que eran municipales, y plazas de pueblo, fuentes, solares, huertos, parcelas y cuanto se le ha puesto a tiro al santo latrocinio…
¿Y qué hace la feligresía?.. pues eso mismo, con flores a María. Primero un leve quejido y luego un general olvido… Como decía un vecino: “¿…y a mí que más me da de quién sea el campanario?”, pero cuando es el nicho del abuelo,, entonces sí quiero saber lo que pago y por qué lo pago, ya no tanto a quién se lo pago. Y me parece bien si a la gente le parece bien, pero porque es así, y lo saben, se apropian a saco sin ningún tipo de problemas, y se hacen con lo que es de la comunidad sin conciencia alguna, ni por parte de ellos ni por parte de los esquilmados, que al fin y al cabo somos todos.
Y ese es el detalle, precisamente: que no existe la conciencia social ni colectiva. Desde el catecismo Ripalda acá se nos ha metido en el coco que la Iglesia, como representanta de Dios en la tierra (y no es así en modo alguno) es dueña de nuestras almas, de nuestra salvación y de nosotros mismos, y por ende, de nuestra posesiones también. Ellos son los amos y nosotros sus siervos espirituales. Nuestra conciencia también es suya. Por lo tanto, subconscientemente, le otorgamos el derecho a quedarse con todo lo nuestro, como antes igual tenía el de pernada sobre toda desposada, y el de las dotes, y el de los diezmos y primicias, y el de las bulas, y el de…
Pero estamos en el siglo XXI, y eso solo vale ya en la atrasada y trascordada España, pues en el resto de los países ya no cuela. Pero todo esto sigue siendo solo lo que es, un robo, una apropiación indebida, un expolio, un pecado y un delito.-
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