COPRÓFAGOS
- Por miguel-galindo
- El 01/04/2019
Por favor, perdónenme ustedes la escatología con que mancho mi artículo de hoy. Soy consciente de que no es muy delicado por mi parte, lo reconozco. Lo que pasa es que, a veces, el buen o mal gusto no está reñido ni con el cambio de apreciaciones ni con los avances de la ciencia. Y esta mañana no me he podido resistir a comentar una noticia aparecida en prensa, la mar de interesante por lo que promete. Y es una línea de investigación dentro de la disciplina sanitaria que se llama coprolisis, o coprología, sí señor… Así que a las personas de ánimo corto y estómago delicado, les recomiendo que se detengan en este párrafo y no sigan leyéndome. Otro día será, hermano.
Y sí… los ilustrados ya saben lo que la raíz “copro” significa: caca, heces, excremento, en definitiva, mierda. Y el experimento que se relata es, naturalmente, con ratones de laboratorio, los pobres… Hay que ver, con la prevención que nos dan esos roedores, y cómo los martirizamos para que encima ellos nos descarguen de enfermedades, nos alivien la vida y nos salven el pellejo. Y, encima, los odiamos. Algún día alguien escribirá un guión de película sobre “el planeta de los ratones”, y a ver lo que ellos hacen con nosotros, en debida consecuencia…
Pero, como les decía – que estoy dando largas a lo escatológico – que a unos ratones de laboratorio les han inyectado caca humana de personas con depresión, y los bichos se han puesto depresivos, lo que indica que, o bien la depresión es bacteriana, o es que el cuerpo crea (cría) una determinada bacteria cuando la persona se deprime. Lo que sí se ha demostrado es que transmite la depresión a un organismo vivo por la mierda de la caca, con perdón, naturalmente…
Pero esto es tan solo que el punto de salida. El estudio dice que inyectando a esos mismos u otros ratones las heces humanas de personas sanas, los roedores recobran la salud y la normalidad de sus organismos… Manda ovoides la cosa. Ante estos adelantos, un día vamos a ver lo que la ciudadanía de aquel mundo feliz orwelliano, en que cada día se les aseguraba gratuitamente su maná alimenticio vitamínicamente completo, no recuerdo bien si se llamaba el Soma o el Prana, que luego se descubrió que lo fabricaban de los conciudadanos muertos. Reciclaje integral humano. Y ahora nos va a llegar que los medicamentos y vacunas que nos manda la seguridad social nuestra de cada día, en nuestro nuevo mundo feliz es la propia caquita… eso sí, claro, debidamente liofilizada.
A los animales, bichos o insectos, y algún que otra persona pervertida, que se alimentan de nuestros corporales residuos, se les llama coprófagos, así, con cierto asco, y actualmente va a resultar que no es un producto tan malo, ni tan peyorativo, ni tan falsamente condenado, si lo sabemos utilizar con sabiduría. Al fin y al cabo, obsérvenlo ustedes, esos mismos bichos e insectos coprófagos ya empezamos a comérnoslos nosotros – los chinos mucho antes – porque son fuente rica en proteínas, según asegura también la propia ciencia… ¿No nos estarán preparando el cuerpo y la mente para la píldora final?.. Coprolitos, se llamará el genérico, si no lo adornan.
Si nosotros somos el origen de nuestras propias enfermedades y de nuestra salud, está claro que lo que comemos y lo que… sacamos (es lo mismo, pero modificado) tiene su importancia. A lo que entraba por la boca se lo otorgamos desde que el hombre – y la mujer – fue neanderthal, si no mucho antes… pero a lo que salía por el culo no lo hemos descubierto hasta ahora, decenas de miles de años después…
Freüd ya lo intuyó en el inconsciente humano cuando observó que los niños chicos intiman con su caquita a todos los niveles. Y Buñuel lo sospechó en aquella película, también muy escatológica ella, en que los comensales se sentaban sobre retretes… Así que ilustres investigadores y autores se han tenido que hacer perdonar antes que yo, en el día de hoy… Discúlpenme la cochina frivolidad.
El próx. Viernes, 05/04, a las 10,30 h., en radio T.Pacheco, FM 87.7 (queda colgado en YouTube): ¿QUÉ HISTORIA?.. y es que son historias de la Historia.