COSAS QUE OCURREN

Resultado de imagen de Jacqueline Kennedy y su vestido ensangrentado

Ya sé que rememorar a estas alturas el asesinato de Kennedy es estar un poco gagá. Lo admito. Forma parte genética de los de mi generación, ya saben aquello de… ¿dónde estabas tú, o qué hacías, cuando mataron a Kennedy?, como el punto de referencia de toda una época.. Pero es que es algo tan curioso, que he creído que, a lo mejor, o a lo peor, quién lo sabe, merecía la pena el compartirlo con ustedes, que tienen el vicio de leerme.

            Y es sobre el conjunto que llevaba Jacqueline el día de la tragedia: un traje Chanel rosa… Menuda estupidez, pensarán algunos, que yo salga hoy por éstas. Ya… pero es que resulta que ella, su viuda, no quiso quitárselo, ni siquiera para regresar a Washington D.F. tras el magnicidio desde Dallas, en el Air Force One, para que los flashes y la multitud de reporteros la vieran manchada de sangre, proclamándolo al mundo entero. Lo que dijo esta mujer para justificar su aspecto, fue: “No… que vean lo que han hecho…”. Lo cierto y verdad es que esa imagen está grabada en la memoria de los estadounidenses y en el colectivo imaginario de todos los de su época.

            Lo que ya no alcanzo yo a ver el sentido es a porqué ese vestido, hoy, en vez de que esté en posesión de la familia, esté bajo la custodia de la administración norteamericana. Concretamente, en un pabellón sin ventanas de los Archivos y Registros de Maryland, y no puede ser expuesto al público hasta 2.103, dentro de 85 años nada menos. No entiendo los motivos, ni comprendo el porqué de las causas que llevan a un secuestro de tal naturaleza. Mucho menos cuando tal prenda no está sujeta a estudios, y las investigaciones por el magnicidio de Texas, aparentemente al menos, han terminado.

            Y todo esto lo traigo a colación porque hace tres o cuatro años, salió a la luz una nota manuscrita de puño y letra de la primera dama, en una hoja de papel con membresía de la Casa Blanca, que conservaba como oro en paño la asistenta personal de Jaqueline Kennedy, una tal Providence Paredes. Manda narices que todas las mucamas que se precien ssean hispanas, por cierto. “Regio”, como diría un argentino…

            Y esta nota dice así: “Nov. 22, 8,45 Desayuno; 10,45 Salida al aeropuerto; 11,35 Llegada a Dallas; Desfile, Almuerzo”… Luego aparece, tras un espacio en blanco: “Traje de Chanel rosa y azul marino, zapatos azul marino, guantes de cuero blancos”. La nota se hizo real y efectiva solo hasta el tercer punto, el del “Desfile…”. Lo demás no llegó a cumplirse. Y el traje de Chanel quedó manchado con la sangre del presidente…

            Lo curioso del caso es que esta nota también ha sido requisada por la administración americana. Permanece guardada en la Biblioteca y Museo Presidencial J.F.Kennedy, de Boston, una institución dependiente de la anterior citada, e igualmente oculta a su exposición pública, a pesar de ser museo, aparte de biblioteca…

            ¿Qué razones existen para que se obre con tal cautela y secretismo?.. Muchos hablan de las teorías conspirativas que existen sobre el asesinato kennedyano, ya, vale… Pero es que todas estas noticias escapadas al control oficial solo alimentan las posibilidades de un complot… Así que, si ustedes me lo permiten, un servidor seguirá considerándose contemporáneo y heredero del gran y muy sospechoso magnicidio.

 

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