COSAS Y CAUSAS

 

A veces nos vemos involucrados en unas discusiones… bueno, digamos acaloradas disertaciones, o expresivos debates, donde, luego, uno se pregunta qué coño hacía allí metido, o algo muy parecido… El otro día, me ví envuelto en una de ellas, cuyo tema era por lo demás harto espinoso. Y también ilustrativo, también… Tan ilustrativo, que no eludo la oportunidad de traerlo aquí mismo, a fin de aclarar unos conceptos que, en el momento preciso, yo apenas recordaba vagamente, pero sin la precisión del dato específico y concreto, que ahora, aquí, me encargo de aportar. El tema era, ni más ni menos, que el misterio de la Santísima Trinidad. Ahí es nada…

                Y estábamos en aquello que nos contaban en el obligatorio catecismo confesional aquel de marras, o de Ripalda, y que se atribuía a San Agustín, sobre aquel ángel-niño que se le apareció un día, paseando por la playa en el dale que te pego de estas meditaciones de la trinidad, que estaba echando agua con una concha a un hoyo que había hecho en la arena, a lo que, preguntándole el santo obispo lo que hacía, y a la contestación de que estaba metiendo el mar en el agujero, ante la imposibilidad manifestada por el buen hombre, respondióle el angélico aquello que más imposible es entender lo que quieres entender, majete, o algo así… ¿se acuerdan de la historieta?.. Bueno, pues yo les decía que el encasquetárselo al doctor de la Iglesia fue una impostada autoría, muy bien traída a cuento, por las cuentas que le traía al dogma, pero más falsa que las perras del Palé… Paso a explicarme:

                Aquel (hipotético) sucedido, atribuído a S. Agustín, en realidad le ocurrió al filósofo Amfiteo, que presumía el capullo de saber todo lo habido y por haber, y conocer todo lo que había en el cielo y en la tierra, y que estaba enfrascado con su discipulaje en elucubraciones metafísicas sobre el origen del mundo y el papel de Dios en ello… Y se cuenta que, en medio de su disertación, paseando por una playa, encontraron al ya famoso niño – yo lo llamaría el Maken Pis contestón – en su afán de meter el mar en el hoyo. Entonces, se rió con suficiencia ante sus discípulos por su tal pretensión, a lo que el jodío zagal le soltó: “Yo averiguaré antes que tú lo que andas buscando, y sabré dónde estaba Dios antes de la Creación”…

                El mensaje que quiso dar al sabio pretencioso, así como a los buenos entendedores, fué que de un pequeño punto (el hoyo) nació el todo (el mar), y no al contrario. El chaval dibujaba el cuadro secuencial al revés de cómo fue al principio de la creación para llamar la atención de que de lo pequeño nació lo grande, de lo menor vino lo mayor… O sea, estudiaba el efecto para poder averiguar la causa. Esto es, puro método científico.

                Otra cosa, mariposa: Si cambias hoyo por explosión, aparecerá ante ti la teoría del Bing Bang, de Stephen Hawking´s, conocida muchos siglos después de aquellos lejanos sucederes… Esto último ha ido de propina, tíos… De nada, vos a mandar, que nos pá servir estamos…