CUENTAS Y CUENTOS
- Por miguel-galindo
- El 18/10/2021
Leo hoy en la prensa regional, a vueltas con la desgracia del Mar Menor (la otra desgracia, la volcánica de La Palma, se ha desatado en unas semanas, pero la de la laguna lleva muchas décadas gestándose, e incluso abonándose), que VOX propone – bueno, ellos exigen, que es más “urnero” que proponer – que el Mar Menor sea declarado Parque Nacional… Reconozcamos, yo así lo hago, que la idea es excelente, si no fuera, claro, que viene con medio siglo de retraso…
Miren ustedes, hace más de cincuenta años, este pobre y humilde servidor de las monjas que soy, escribía artículos en el diario La Opinión con este mismo tole-tole. Era un tema recurrente que mantuve en solitario durante décadas, hasta que me aburrí… Por supuesto, el personal pasaba sobre ellos como el surfista lo hace sobre las olas, olímpicamente, y si alguno se molestaba en contestar, era más recochineo que carcajeo, aunque algún empresario había que casi se herniaba de la risa… Y yo, lo único que pedía era un tratamiento igual o parecido al que se le había reservado a Doñana. El modelo estaba claro: arbitrar una zona de exclusión, de seguridad, de protección, donde se limitaran ciertas expansiones y ciertas actividades, y permitir solo que un turismo “verde” de visitas, respetable con el medio a proteger…
Naturalmente, para eso había que diseñar un modelo que cuidara al máximo la pureza original de la laguna y de los pueblos de su litoral, con el fin de, al igual que en Doñana, “vender” un entorno ecológico y protegido único en el mundo por sus características: una laguna de propiedades inexistentes en cualquier otro lugar, que es lo que era entonces en definitiva… Pero, claro, los intereses iban por otro lado, la expansión urbanística y residencial de la zona iban a tope; los puertos deportivos y demás acompañamiento turístico se hacían desaforadamente; y cuanto hiciera falta para promocionar ese Mar Menor desde un modelo de explotación turística muy distinto, distante y diferente, al que yo proponía tan infelizmente. En realidad, era opuesto, aunque, como hemos podido ver, el elegido tenía una fecha de caducidad que con el otro quizá no hubiera existido… Y luego, paralelamente, claro, a rebufo, a ese desarrollo, el vecino, el agrícola y agroalimentario, haciendo lo propio y de su capa un sayo… y no olviden el tapado de las macrogranjas de cerdos, que ya hablaremos de ello.
De haberse dispuesto entonces la solución verde que Vox se inventa ahora, se habrían tenido que paralizar muchas cosas, entre nuevos cultivos y nuevas construcciones, en un extenso entorno… Eso, como digo, habría tenido que ser en ese ayer. Para hacerlo hoy, habría que deshacer muchas expansiones, y tirar y derribar muchas cosas en muchos casos. La cuestión agrícola es relativamente fácil, pues se trata de no plantar donde se planta, desinventar el nitrogenado y no usar ciertos abonos, pero… ¿la otra?.. se necesitaría unir en matrimonio a don Milagro con doña Utopía para poder llevarla a cabo.
Por eso esta ocurrencia la veo más como un recurso electoral y populista que como proyecto con visos de realidad, pero creo que ni ellos mismos se lo creen, pues luego están en contra de alguna de las soluciones que se exponen, y defienden otros intereses opuestos… Hoy, el problema del Mar Menor es como el del Cambio Climático: que todo el mundo habla de él y se coloca la etiqueta verde para hacer negocio de ella, o para defender sus propios intereses, sean estos políticos, o económicos, o patrimoniales, o de subsistencia… En el mismo periódico y día, viene, por ejemplo, el eurodiputado Zoido departiendo con los clientes de un chiringuito muy democráticamente. Es la foto. Es su foto. Pero a lo mejor, o a lo peor (que tampoco lo sé, pero podría ser) el propio chiringuito peligraría en la solución, y tampoco les haría gracia a los chiringuiteros ni a sus propios clientes usuarios, que pueden valorar el chiringuito más que el propio Mar… No sé si me explico. Es un simple ejemplo.
Esa misma mañana, hablaba yo con los de Green Peace, y me decían que trabajaban también por salvar el Mar Menor, pero, algo más, también para que los culpables y responsables se sienten en el banquillo como acusados ante un juez… Muy loable, sí, sus intenciones, les decía yo, pero el problema es que a mis 75 tacos no creo a nada ni a nadie… A la primera, porque el Mar Menor, en un par de décadas, tres como mucho, el propio cambio climático lo hará desaparecer como ese entorno único, y pasará a ser un golfo, una bahía, o un loquesea, de un Mediterráneo supercontaminado, y eso, a “la clientela”, le da lo mismo si salvan su propio, personal y particular interés de propiedad, vacacional y/o turístico, que es lo verdaderamente les importa en el fondo…
Y a la segunda, porque sería la primera vez en la historia de este país que sus políticos se responsabilizaran por las barbaridades que hacen en el ejercicio de su mandato, y se sentaran en el banquillo como culpables… “España y yo somos así, señora…”, que dijo no sé quién a no sé qué reina… y los españoles también… todos, en mayor o menor grado… Y los políticos españoles, esos a los que tanto culpamos con lo del Mar Menor, son nuestro propio reflejo y defienden nuestro propio legado… cobrándoselo, claro. No solo porque los hemos elegido, sino porque seguiremos eligiéndolos… Aquí, y éste, es el problema…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
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