CUENTOS DEL FUTURO
- Por miguel-galindo
- El 21/12/2017
Leo por ahí que se acerca la medicina personalizada. Eso significa que tú vas al médico, o a la médica, porque te ha salido una tripa en el culo, a un mal suponer, y no te trata de almorranas, si no de TUS almorranas, que no es lo mismo, porque, aunque no lo reconozcamos, no hay dos almorranas iguales como no hay dos personas iguales, lo que quiere decir que se requieren procedimiento distintos, procesos diferentes, ¿comprenden?..
Pues eso. La socialización de la medicina ha dado excelentes resultados, y los sigue dando, pero, claro, el ser humano es somático, a la vez que personal e intransferible, y cuando se pone malo Pepe, no es igual que cuando se pone malo Juan, hay que entenderlo… Por eso me creo que lo de la medicina personalizada de la que se habla vendrá antes que después. Ya lo verán. Bueno, algunos no lo veremos. El fenómeno social y económico de nuestro país es que cada vez hay ricos más ricos y pobres más pobres, lo que, en clave de negocios, hace rentable tal modalidad. Sería una medicina de lujo para un mercado de lujo que, por otra parte, crece como la espuma a la vez que el de pura supervivencia, sí, pero sería la auténtica, la original y la más eficaz medicina, por supuesto: la personalizada. Cada persona es un valor en sí mismo, y requiere una atención como tal, menos los pobres que todos tienen el mismo valor porque son igual de pobres y miserables…
Las empresas aseguradoras privadas, ya están, de hecho, estudiando las posibilidades de implantar este servicio exclusivo en sus prestaciones. Imagínense ustedes, en un mundo como el nuestro, donde la despersonalización del individuo es la tónica, que, al igual que se empieza a tener ahora un entrenador personal, un coaching, un cuidaimágen a su servicio personificado, un asesor personal, también tenga un médico personal con una medicina personal para su organismo personal. Pues bien, piense lo que hoy piense, es algo que, discretamente, nos aguarda a la vuelta de la esquina del tiempo más inmediato.
Otra cosa es la farmacopea vip. No sé… Su pastilla personal, su inyección personal, su muy personal supositorio… Esa exclusividad me parece más lejana por sus costos, y nos llevaría a tiempos lejanos en que se aplicaban las fórmulas magistrales en botica. Reinventaríamos actualizando la figura en que el boticario pasó a ser farmacéutico, pero haciendo el viaje de vuelta. O sea, boticario para unos pocos y farmacéutico para el resto. Ya saben: en la rebotica, el cura, el alcalde, el boticario y, a veces, el sargento de la guardia civil…
Las grageas de la tensión del señor Urralburu no son las mismas que las del señor Borromeo. La cosa es que, paralelamente, habrá pócimas comunes para el común. Ya saben, para la tropa y la estopa. Como aquella redoma de cristal que había en el botiquín del cuartel, y que, a granel, nos las suministraban a puñados a los de la mili para toda dolencia, fuera la que fuese…
Por eso yo me contento, y me doy con un canto en los dientes (no en los postizos, que no puedo pagarlos), y me siento satisfecho y feliz con tener a mi médico o médica como amigo o amiga. Ya supone eso un regalo impagable. Y es la mayor personalización posible dentro de la despersonalización que se da en la administración social de la medicina, como en otras dimensiones del ser humano…
Por otro lado, me pregunto si el Juramento de Hipócrates aún está vigente o lo han caducado, y si se refiere a la medicina impersonal o a la personalizada, porque cuando Hipócrates, la Seguridad Social era ciencia ficción. Por eso mismo lo digo, con permiso de los presentes… digo, de los pacientes.-