CUESTIÓN DE ESTADO
- Por miguel-galindo
- El 09/12/2019
Un matrimonio de ancianos octogenarios en un hospital, con muchísimo más pasado a cuestas que futuro por vivir. A él le han hecho un avío venoso para ir tirando los últimos años, y ella está a su lado, acompañándolo, donde siempre ha considerado, y aún sigue considerando, que está su sitio, un lugar junto a quién necesita de ella, más aún en estos momentos achacosos, preludio de los comatosos que vendrán después…
Ya son dos viejos nada más que tienen el apoyo solo en sí mismos. Sus hijos tienen sus propios intereses, sus propios problemas de que ocuparse, y sus nietos aún tienen un futuro que labrarse. Pero ellos ya andan pasos cortos, y a corto paso y plazo, su emeritaje. Su campo ya no se labra, ni se siembra. Ya solo se agosta… Han sobrepasado y soportado el medio siglo juntos – no sé si unidos, aunque parece que sí – pero sí que casados, y al final de todo, lo único que les vale a ambos es la mutua compañía, quizá que también el silencioso y mutuo consuelo, tampoco lo sé…
Él ha sido un puñetero calavera toda su vida, de pasión ligera y bragueta distraída. Le venía de familia. Ella siempre fue una mujer conservadora, tradicional, educada en la lealtad, en la honestidad y en la fidelidad a unos principios, sus principios… Nunca ha presumido de ello, ni tampoco se ha quejado por ello. Simplemente ha sido fiel a su línea y a sí misma. Tanto, que jamás cambió el peinado desde niña, menos iba a cambiar de marido por veleidoso. En su oficio lo acompañó siempre y en todo lugar, aún en los peores momentos de su relación, en lo que considera de importancia, y todo lo de él ha sido importante para ella. Ella siempre supo estar, aunque él no siempre supiera comportarse…
Que ella, Sofía, fuera reina, hija, hermana, esposa y madre de reyes no quiere decir nada. O quizá es solo una gran carga, quién sabe… Puede que eso quiera decir mucho, o poco... Es posible que el sentido estricto del deber residiera en eso. O puede que no. El hecho es que nunca lo afrontó con un mal gesto, y siempre, siempre, con una sonrisa. Yo no sé si a esta anciana, el día de mañana será reivindicada como una feminista, pues nunca defendió, ni tampoco atacó, y aparentemente no se comportó, como tal. O al menos como el feminismo se define a sí mismo. Pero sí que es un modelo de mujer – y de mujeres – con una inmensa dignidad. Tan grande, que es difícil hasta de describirla.
Se dice que el tiempo pone a cada cual en su sitio. Pero es que, si hay alguien que no se ha movido de su sitio, e incluso de su tiempo, es ella. Se entiende que el divorcio es una opción a ciertos problemas, una salida, o una solución, o un escape, y puede que lo sea, o que no lo sea. Eso es siempre el reconocimiento de un fracaso, de un error, de una equivocación… Pero si se cree que donde hay elección hay opción, y no hay más salida que enfrentar las consecuencias con nobleza y generosidad, entonces ahí hay poco que discutir y mucho que respetar.
Vale que su augusto esposo fuera un buen rey, aunque un mal marido. Si fue lo primero, fue gracias a su ayuda, y si fue lo segundo, lo fue a pesar de su ayuda. Y tampocoo estamos hablando, como decía yo antes, de que la reina estuvo en su sitio, es, sobretodo, que supo estar en su sitio, y supo mantenerse con una extrema dignidad…
Hoy son dos ancianos eméritos de todo. Hasta de las infidelidades. Él ya es cliente habitual de los hospitales. Tiene un bono de entrada y cama asegurada… Y ella sigue acompañándolo en sus comparecencias oficiales, si las hay, y sigue estando a su lado en sus necesidades personales. No son necesarias declaraciones a ningún medio. Ni tampoco a nadie. Ya no importa nada. Solo se importan ellos mismos, y a sí mismos se deberán las explicaciones finales. Puede que aún sea razón de Estado, pero ya no es cuestión de Estado.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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