CUMPLEAÑOS
- Por miguel-galindo
- El 05/04/2021
Hace poco que cumplí años. No es que sean muchos, pero sí que son demasiados. El problema de cumplirlos es que te hacen sentir su peso antes de que tú mismo notes ese peso… Resulta curioso pensar que la sociedad, con sus adelantos médicos y científicos, nos alarga la vida, a la vez y al mismo tiempo que te va dando puerta… Obsérvenlo. Resulta un tanto irónico, pero es la realidad. Me lo decía un amigo y contemporáneo no hace mucho: “tanto tiempo esperando la jubilación para hacer lo que quería, y luego resulta que te dan largas cambiadas, que ya eres viejo”...Cierto . Haz lo que te guste por ti mismo sin esperar a que los demás te rescaten… Rescátate a ti mismo, y si no, únete a otros en tu misma situación, pero no confíes en que nadie te valore…
El proceso de hacerse mayor no deja de ser una interesante atalaya desde donde ver mejor las cosas pasadas y que pasan. Miras desde un lugar más despejado que los demás, por las circunstancias, y tu visión es más clara y nítida que la de otros con la vista más joven que la tuya. Al final, resulta que te hacen un favor con apartarte, aunque esos demás se priven a sí mismos de tu propia experiencia… Yo siento que envejecer es ir entornando puertas, cerrando ventanas – otras te las cierran ante las narices – quedándote solo contigo mismo poco a poco, encadenando una despedida tras otra, hasta que seas tú el que te despidas, si es que queda alguien, o algo, de lo que despedirse…
Desde crío he tenido consciencia de la fugacidad del tiempo, aunque no lo crean… La niñez, el trabajo y la juventud vinieron todos juntos en el mismo lote; un breve paréntesis militar, escueto y concreto, y te ves formando una familia apenas sin haber salido de otra. Siempre he llevado el deterioro físico con estoicismo, y los avatares de una existencia no valen ni el recuerdo de ellas… “Yo que a los palacios subí y a las cabañas bajé…” reza el Tenorio. Pero, sin haber sido yo nunca don Juan, no deja de ser más que un telón de fondo de recuerdos que se difuminan como hilos de bruma… Nada, batallitas, vivencias de cebolla, que les vas quitando una capa tras otra, hasta no quedar ni la esencia ni la potencia de la misma. Tan solo su ínfimo, si bien penetrante, centro…
Iñaki Gabilondo también cumplió sus años a la vez que yo (nos llevamos tres o cuatro días) y se ha jubilado de su conocido “Hoy por hoy”, dice, por no tener que jubilarse de sí mismo. Estaba harto – tal cual lo asegura – de la mediocridad personal, social y política. Con sus propias palabras: “empachado” del cutrerío y bajeza moral existente. Y lo ha dejado. Se va. Se marcha para no seguir empachándose de vacío, de la nada, de diálogos de sordos. Se larga como se largan los buenos vaqueros acabada la película: montando en su penco, dando media vuelta y espalda, y, sin mirar atrás una sola vez...
Es justo lo que yo voy a empezar a hacer hasta quedarme en mí mismo… Leí la entrevista de su despedida, donde le preguntan que cuándo notó su indigestión: “cuando percibí que las palabras no sirven para el entendimiento, si no para la confrontación estéril”, y añade que “estamos llegando a un nivel de obscenidad insoportable”… Si un maestro de la comunicación como es él, llega al extremo de tal hastío, es que la especie de hedor que un ser pequeño como yo huele por sus bajezas no es una manía, ni un negativismo, sino una realidad manifiesta. A Gabilondo, en sus altezas, no se lo achaca a la edad, lo achaca a la mierda: “en el actual juego de polarización superlativa, parece haber un recetario de respuestas de derecha o izquierda (o de incorreción política, añado yo) y las palabras ya no sirven de nada”…
Si observan, Iñaki tiene fijeza por “las palabras”… Es natural, pues forman parte de su oficio, y de una vida honesta, como la suya. Dentro de la abismal diferencia, claro, yo también tengo apego por las palabras. Si no por oficio, ni por beneficio, si por afición. Y comparto su reverencia y respeto por ellas… Y entiendo su “hasta luego, Lucas”, cuando se siente que ya nadie las escucha, ni las lee, ni las entiende siquiera…
Sí, yo también cumplo años en estas fechas, y, como él, me veo cada vez más lejos de lo que un día fué y de lo que un día fuí, y ganas me dan de ir soltando las pocas amarras que me unen a cada vez menos no-sé-qué… y de saltar las pocas cagarras que me separan del también cada vez menos no-sé -qué. Esto es lo único que aún me mantiene en la estela. Pero si no hay barco, ¿en qué coño de estela me mantengo?.. Casi que prefiero ir al pairo… Total, ¿a quién le importa?..
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / https://miguel2448.wixsite.com/escriburgo / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php