+ DE SUELDO Y - DE POLÍTICO
- Por miguel-galindo
- El 23/08/2019
No ha mucho que se constituyeron los Ayuntamientos recién elegidos, y lo primero que resolvieron los nuevos ediles fueron sus sueldos. “Prioridad uno”, como me han puesto en mi informe médico para operarme, recientemente… Antes que nada de nada. “Por la señal…” que no falte tiempo para ello. Y nada de la subida del Ipc. Un caso real y concreto de un edilario como ejemplo y sin decir nombres: 10% de subida para el alcalde, 33% de subida en asistencia a plenos y comisiones de gobierno, 40% de subida en los sueldos de los concejales, un 100% de subida en la asistencias a juntas de gobierno… Y dicen y cuentan y aseguran que son los que menos cobran de la Comarca de la Tierra Media. Los otros, creo entender que serán por el estilo, pero me soplan que aún se han subido más…
Quiero dejar claro, antes de seguir por estas trochas, que no estoy en contra de que a los políticos se les compense por el servicio público prestado y sacrificado a sus propios trabajos. En absoluto. Todo lo contrario, estoy a favor de ello… Pero sí que me permito discrepar en los modos y en los fondos. En las formalidades y en las cantidades. Me decía un amigo, que un buen gestor es pagado por el empresario que lo contrata en lo que vale. Y eso es muy cierto. Pero el paralelismo resulta falso, si no tendencioso. Primero, porque un empresario busca a los mejores en su caso, y lo ficha si está dentro de sus posibilidades, y aquí no es tal, y ni siquiera existen profesionales en lo suyo. Y segundo, ningún empleado se asigna el sueldo a sí mismo, si no quién lo contrata. Lo de la empresa es una oportunidad, o no, y lo de la política es un chollo…
…Una muy bien pagada salida para buscarse un buen remunerado pan. Quizá por eso, precisamente, la política ya no suele servir a la comunidad, y sí va siendo servirse a sí mismo de la comunidad, salvo muy honrosas, claro, que las hay, excepciones. Una profesión excelentemente pagada. Y aquí está el fallo: que no debería ser una profesión, sino una vocación, y se ha convertido en un banderín de enganche de cualquier partido para hacer carrera de y en la política, y en la enorme mayoría de las veces, sin la debida preparación, ni más mínimos supuestos de garantía y corresponsabilidad que luego avale lo que cobra con lo que deslía. Ya saben el dicho que corre por ahí: ¿no tiés ná?.. pos métete en la política…
Yo, si me permiten opinar, prefiero el modelo suizo, que evita que existan personas mediocres e incompetentes medrando de grandes sueldos. Se les abona una nómina lo suficientemente modesta y discreta como para compensar la dedicación sin llegar a ser una solución económica que esté por encima del espíritu de servicio a la comunidad. Una estricta compensación por los servicios a la ciudadanía, sí, pero una solución como medio de vida, no. Algo de lo que pueda resultar prescindible en cualquier momento, y no que resulte imprescindible para poder vivir desahogadamente, no sé si me explico, tío Perico… Miren, el actual Juez de Paz – y así me tiré yo más de 20 años – desarrolla un cometido mucho más importante que la nominilla de gastos que le pagan por ello. Ni siquiera compensa en lo más mínimo, pero el espíritu de tal servicio público no está condicionado por tan miserable paga. Es tan solo que un ejemplo que ilustra lo que quiero decir.
Naturalmente, toda esa reflexión vá en contra de los intereses de los políticos que disponen de buenas pagas y regalías por desempeñar sus respetables cargos. Soy consciente de ello, y lo siento… pero me limito a expresar el pensamiento de una inmensa cantidad de ciudadanos, aunque no lo digan, que ven que sus problemas se complican y ralentizan, la vida pública se enrarece y distorsiona, la vida política se convierte en un campo de batalla donde se disputan cargos y puestos, con la cantinela de representar y servir al pueblo, un pueblo del que en realidad se están sirviendo de sus votos… Es, en definitiva, el negocio de las urnas.
Reconozco que este artículo me va a procurar más enemigos y antipatías dentro del gremio, que simpatías y amigos. Me arriesgo a ello. Lo que pasa es que esto es materia opinable, y como tal, abierto a la opinión pública. De hecho, debería ser esa misma opinión pública la que sancionara los sueldos de sus administradores, cosa que no es así. El administrador paga al obrero, pero ¿quién paga al administrador?, en este caso él se paga a sí mismo con el dinero de sus administrados… Pero de eso los políticos no tienen culpa ninguna, pues es del público que no se ocupa de lo público… Y tan es así, que debería existir una ley por la que ningún alcalde o concejal pudiera cobrar por encima de la media de lo que cobran los habitantes del pueblo que les paga. Sería lo justo y lo proporcionado, por no decir otros adjetivos que pudieran sentirse como ofensa. Que yo no quiero ofender a nadie. Otra cosa muy distinta es que alguien se me ofenda personalmente, claro, eso resulta inevitable. Pero, creo que en esto, como en otras cosas y casos, debería existir la proporcionalidad, porque cuando no existe, es que algo no va bien…
Por supuesto, eso no lo va a solucionar ningún otro político de escala superior, pues tampoco le conviene a él. Existen alcaldes de ciudades que se han encasquetado sueldos superiores al del propio presidente de gobierno, sin que el de éste sea nada desdeñable tampoco. Como hay presidentes de comunidades con sueldos continentales. Cuando los obreros se ponen la paga a sí mismos sin consultar a los que los contratan, que es lo que suele pasar, es justo lo que se está haciendo mal… Así que nadie va a limitar el de nadie porque no le limiten el suyo. No lo esperen. Solo la voz ciudadana puede conseguir algo… Digo yo que será cuestión de conciencia, no sé… “No, no es eso…”, me sopla un compañero, “…es solo cuestión de vergüenza”… Pues será eso.
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