¿DEMOQUÉ..?

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Habemus Papam en el PP… Como era de esperar, Casado se ha casado, y cosido, con Cospedal (se entiende en matrimonio místico) y han defenestrado a Soraya, que era la aparente continuidad natural de Rajoy. La Dolores se ha vengado prontamente de su más encarnizada rival, sin importarle un bledo escorar la barca de la gaviota a la más cabrona derechona. Ahora el partido ha prescindido de su centraderechismo y ha virado cara al sol, con su camisa más nueva, al puesto que tiene allí… El PP ha perdido y Aznar ha ganado. Esto tendrá repercusiones en el resto de formaciones políticas, que ahora habrán que reposicionarse dentro del alterado equilibrio ideológico.

            Pero se está dando un fenómeno que no debería pasar desapercibido, a pesar de los intereses de todas las siglas porque sí pase. Y es que, en nombre de una mayor democracia interna, nos enfrentamos a la peor democracia externa, y nos estamos pasando por los sustratos la verdadera, la auténtica, la genuina democracia, que es la de la mayoría real, no la de la virtual, la ficticia, la falsa, que es la de las bases, los compromisarios y toda la mandanga sobrevenida desde la izquierda más espúrea y casposa.

            Por ejemplo, y hablando del PP mismo, se dá el caso que ha asaltado el sillón de mando aquél que no querían los votantes y simpatizantes, e incluso la inmensa mayoría de afiliados, de la formación conservadora. Esos que votaron en las encuestas realizadas a pié de calle. Y que ha salido derrotada. Han valido más los trajines, chanchullos y conspiraciones cortesanas que la opinión y la voluntad de los que conforman la verdadera mayoría democrática en que se debe basar las ideologías y, por ende, los partidos. El aparato actúa, en definitiva, en contra de la voluntad real de sus electores.

            Es exactamente lo mismo que ha hecho Puigdemont con su propio PdeCat. Ante la división interna que hacía peligrar su enfermiza egolatría, ha maniobrado, a modelo de la mejor escuela abertzale, sacándose de su sudado sobaco con olor y sabor a espetec rancio, unas nuevas siglas, la Crida per la Repúblique Catalana, y se ha quitado de en medio a la Secretaria General del PdeCat, Marta Pascal, entronizando a otro “mandao” más (ya son dos con el Torra), un tal David Bonvehí… Y todo eso con el voto de menos de 1.500 militantes, y una abstención del 84% nada menos. A esto también le llaman democracia.

            Naturalmente, nuestro flamante presidente PeriSancho no puede denunciar nada de esto, porque él se basó en idénticas triquiñuelas para retomar el poder y reasumir la Secretaría General del Psoe… La democracia de las bases… ¡já..!.. Tantos que se han quitado de en medio a tantos en las segundas vueltas “a dedo”…

            Si conociéramos algo de historia, deberíamos saber que todos estos tejemanejes de comités, bases y aparatos que acaban en una especie bien definida de Kominterns y Nomenklaturas varias, son estrategias que apestan al más viejo y rancio bolchevismo, rescatado, copypegado y reinventado por nuestros podemíticos líderes de puño cerrado y “dacha” millonaria.

            Nada nuevo, pues, bajo el sol. Lo que pasa es que ahora se ha sumado a esas prácticas hasta la mismísima derecha, lo que da una idea de la legitimidad democrática en sus democráticos enjuagues, se llame como se llame su invento. Falangismo y Stalinismo son dos cabezas de la misma hidra. Demostrado queda. Pues todo se reduce a las “purgas” internas entre los que aspiran al poder, al margen de los que la han ejercido para obtenerlo, y de los que ya lo ostentan para conservarlo.

            ¿Se acuerdan ustedes del asesinato de Trotsky a manos de Ramón Mercader, catalán-hispano-izquierdista de pura cepa y teledirigido por el mismísimo Stalin?.. Pues, sin sangre de por medio, pero miren, es exactamente la misma película.  

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