DESPERDICIADO

 

Alemania y Francia están pidiendo un gaseoducto que una la Península Ibérica con Europa central, y tener segura la vía de suministro de gas por la que, hasta ahora, dependía de Rusia, y estabilizar así el suministro de energía.

Pero España ha dilapidado la oportunidad de ser el distribuidor europeo del gas argelino que tenía en la mano, y ha pasado a ser el “repartidor del butano” de Biden.

Entregar el Sahara a Marruecos por treinta dirhams de plata supone someternos al aliado norteafricano de EE.UU. y bajar un montón de posiciones en la escala de negociación energética. Ahora somos un pelín más que un cero a la izquierda.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com