DÍA DEL PAPI-HONTAS

 

Imagínense la escena. Un venerable adulto tirando a tadullito, de hermoso y resplandeciente pelo blanco. Una joven que se acerca con ojitos de sopas de pan y sonrisa de caramelo. Música de fondo de Stradivarius… Nía, ñiao, ñiau… Y la hija que le suelta a su papá: “que tengo que decirte que te quiero”, y más ñiau, ñiau de violín. Lágrima emocional a punto de clara de huevo…

 

                Luego, la nena que saca su manita de detrás de su casto busto con un billete de lotería y se lo pone al “progeni” en tós sus santos morros. En letras sobreimpresas, “19 de Marzo, Feliz Día del Padre”, y sigue el ñiau, ñiau en azúcar glasé. Si no te da un ataque de diabetes, te da un ataque de asco… Níau, ñiau…

                Es el anuncio parido por Loterías y Apuestas del Estado para incrementar los ingresos de Hacienda en forma voluntaria, aparte lo sacado en forma pistolera como impuestos. Impuestos al Tesoro Público que los pobres aportan en un 84% y los ricos en un 16% (según datos del propio Erario Público). Encima, luego vemos lo que declaran los ricos respecto a que la lotería solo les toca a ellos, y repetidamente además… Pero, bueno, a lo que vamos, si le tocara a usted porque sus vástagos se ven retratados y obligados a cumplir con San José, regalándoles un décimo de los que tienen premio, que sepa que, al cobrarlo, le restarán un 20%, y al declararlo en la Renta al año siguiente, otro 25% del restante.           

O sea, se le quitaría casi la mitad de lo que aparentemente le ha caído. Algo es algo, al fin y al cabo… Mientras tanto, la máquina tragaperras del Tesoro sigue pulsando y usando los chips del sentimentalismo implantados en el personal, con sus campañas de Navidad, ñoñería pura dirigida al ordeño de los bolsillos, que, dado el excelente resultado obtenido, ahora se amplía también al Día del Padre, festividad del de la vara florida.

                Es curioso cómo los sentimientos, incluso los religiosos, se van orientando hacia el rendimiento económico, como, por ejemplo, el nuevo camino de salvación caravaqueño, convertido en turismo religioso de venigasta. La religión católica siempre ha resultado rentable pecuniariamente para los que la inventaron y explotaron a partir de una idea pura, exenta de tales afanes: el cristianismo. Todos los caminos han llevado a Roma. Ahora los caminos de los negocios turísticos y de los recaudadores también se asocian con esa misma Roma. Todo vale.

                Compremos entonces los décimos navideños al calor de los belenes y al ritmo de los villancicos. Paz en la tierra y lotería en los zurrones de los hombres de nula voluntad. Y hoy, la mejor forma que tienen los buenos hijos de demostrar a sus padres que los quieren, y decirles que son unos benditos sanjosés, dignos de su veneración, es honrarles regalándoles el decimito recaudatorio. No nos defraudéis, chicos… demostradnos que nos amáis como el anuncio nos ha amado.