DIGNIDAD REAL

Resultado de imagen de familia real española

Me dá penica la familia real, ¿eh?.. Cada uno por su lado. Un desbarajuste. Hace un tiempo daba gusto verlos, todos juntos en plan la familia-que-veranea-unida-permanece-unida y todo eso. En un tiempo en que los españoles y españolas (por mí que no quede) nos mostrábamos identificados y orgullosos de nuestra sagrada familia… perdón, nuestra real familia…

            Y ahora, mírenla. Los Reyes, veraneando en La Almudaina, con las princesas recién llegadas de un campamento en EE.UU. (no lo había más cerca, leches), el joven coronitas disculpando a su padre como puede, “…está fastidiado, tenía muchas ganas de venir…”, etc. etc. Y tanto que está fastidiado, me lo imagino, pero… ¿andestá?.. Porque con su santa esposa no está, ni en hospital alguno que se sepa, ni en paradero conocido que tampoco se sepa…

            Su mujer, la exreina, que es la que más lástima me da, está de vecina de sus hijos monarcas, pero sola, o con alguna hermana, al lado, en otro palacio distinto, el de Miravent – Se ve que en el de La Almudaina, donde están los zagales, no había habitación la abuela – y se ha quedado en el de siempre, donde miren ustedes a ver en otras épocas, tós metidicos allí en amor y compaña… Pues, joer, que se vaya con su chiquillo, ¿no..?, dirán algunos. Pues no, miren ustedes, que no está para tanto estufío por parte de su alteza serenísima la nuera, que ni a las nietas le permite tratarlas como quisiera… Mala leche real hay que tener…

            Y las otras, pues ya ven, la pobre divorciada, que más discreta no puede ser y no quiere hacerse ver mucho en este desastre de des-familia que asola la casa de Borbón… Y la colaboradora necesaria de la otra, con su querido chorizo caído en la cárcel y ella de rositas, pero sin poder arrimarse a la parte familiar con mayores influencias, que tiene que mirar el poder institucional en su aquella apartada orilla… La verdad es que tenemos una nobleza que se nos cae en pedazos, y el Hola ya no sabe dónde meter los escombros del derribo sin que se note demasiado, que con otros no andaría con tanto miramiento, y algún que otro cascote hubiera caído ya…

            Y no es que yo sea especialmente monárquico, que no. Aunque le tengo cierta simpatía y respeto. A mí me tira más la república, pero no los republicanos de hoy en día, que sacan la tricolor como a los caballos del vino, por costumbre y tradición, pero sin más base que la propia fiesta. Pero el 90% de los que la sacan a orearse por cualquier motivo no tienen ni puta idea de lo que fue la República, y muchas veces, tampoco de lo que es hoy una república y sus diferencias con la monarquía parlamentaria. Son como los huertanos del Bando, que no del bancal, el pico y la azá…

            Pero a lo que iba. Que sin ser monarquista, que no lo soy, es lo que tenemos y nos hemos dado… o mejor, lo que nos hemos repuesto, con cierta dignidad, que eso hay que reconocerlo al emérito… Y a pesar de que, al final, sus borbónicas partes tiraran al monte, como las cabras. Que ya sabemos que los viejos nos volvemos avariciosos y rijosos, y a él lo de la Corina, con sus aventuras elefantinas de tú Jane, yo Tarzán, y luego con llévate a Alemania Pepa estos euros que me sobran… ya ha sido el pistoletazo final. Pero si como persona le ha venido de familia, como rey lo ha hecho francamente bien.

            El pobre Felipe ha de sobrellevar el ocaso de la popularidad de la monarquía en España como buenamente pueda. Y la reina abuela sufrir calladamente los insultos de la reina del espejo, espejito mágico quién es la más neffertitti del reino, tras haber sufrido los realengos deslices de su augusto esposo… “Está muy fastidiado..” lo justifica el hijo. Respetuoso silencio guarda la esposa en su gloria. Y cada cual con su cruz y su “clavario”, como diría don Paco Martínez Soria…

            Son las dos únicas figuras que se salvan del naufragio. Para mí, al menos. Lo llevan con dignidad, elegancia, discreción y delicadeza. Y en eso ningún líder político actual, ninguno, le llega a la suela de las pantuflas. Y esto, hemos de saber reconocerlo, e incluso agradecerlo…

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