DINERO PÚBLICO

 

El dinero público se va por muchas, muchísimas rendijas, y ante nuestros propios ojos, esos que se van a comer la política, y sin apenas que nos demos cuenta. Estamos tan acostumbrados en este país a ver pasar como normal lo que no debería serlo, que ya ni nos percatamos de ello.

                El otro día, por ejemplo, leo en la prensa que el Ayuntamiento de la capital del reino va a echar una mano al Real Murcia para solucionarle unos fallos de seguridad o de construcción en Nueva Condomina. Bien… Pero óiga, ¿el estadio este no es propiedad privada?.. ¿y ese club, no es una sociedad anónima deportiva, esto es, una empresa?.. Pues, entonces, pregunto yo, ¿por qué leches se utilizan fondos públicos en cosas que son patrimonio privado?.. ¿Es eso honrado?.. Algún listillo puede responderme con el mantra de “es que es caso de interés público”, pero, entonces, vuelvo a preguntar, ¿porqué no se echa una mano a tantas y tantas librerías que están cerrando?, ¿acaso la cultura no es de interés público..?. Y así puedo seguir citando largamente… No, no van por ahí las cosas, no…

                Se cae por su propio peso. La administración sigue financiando el circo, el adocenamiento de la gente, y la cultura es todo lo contrario, el despertar de la gente. Aunque, como es el caso que nos ocupa, estas sociedades privadas muevan ingentes cantidades de dinero de los que se benefician unos cuantos muchos. Lo lógico, lo natural, lo de sentido común, es que sean la masa de aficionados los que se costeen su propia afición, y no que se subvencione con cargo a unas arcas públicas que luego fallan en asuntos de mayor necesidad. Esto es muy poco honesto. Pero se hace, continuamente, de una y mil maneras distintas, de cien formas diferentes… ¿qué nos cuesta un operativo de un partido de alto voltaje, por ejemplo?.. ¿por qué no se carga el costo a los beneficiarios del evento y no a los pagadores de impuestos?.. Es una simple preguntica que lleva implícita la respuesta.

                Es también lo que pasa con muchas, muchísimas, infinitas fiestas, festejos, fiestorros y “botellódromos culturales” en toda nuestra geografía patria. Que solo valoramos la columna del Haber, nunca miramos la del Debe… Sabemos lo que les deja a los que ganan con eso, pero ignoramos lo que nos cuesta a todos… Y eso solo tiene un calificativo: irresponsabilidad. A título solo de ejemplo, la archimundialmente famosa y conocida Fiesta de la Cerveza, en Alemania, todo, absolutamente todo, hasta el operativo público, lo sufraga el sector que se beneficia de ello, y no los ciudadanos que, además, pagan religiosamente, no solo sus impuestos, si no también lo que consumen en esa fiesta.

                Lo cierto y verdad es que aquí, aparte del “es que es un beneficio para la ciudad”  nunca se sabe lo que al erario público le cuesta la movida. Y si se sabe, se calla… Pero es una matemática muy simple. Si el beneficio es menor que el costo, es ruinoso, además de injusto, que paguen los bolsillos de unos muchos los beneficios de unos pocos. Y si es mayor, entonces que repartan esos beneficios entre los que les han costeado los gastos. Pero, ¿a que nunca, jamás, ocurre así?. Claro que no.

                Pues en estricta justicia, así debería ser. Que solo se mantengan las fiestas que puedan mantenerse a sí mismas por sí mismas. Las que generen, como mínimo, los gastos que procuran, sin que éstos se le peguen a unos para beneficiar a otros. Es que es muy bonito exigir a las administraciones y ayuntamientos lo que solo beneficia a mi sector, a costa de todos los ciudadanos. O sea: socialicemos el gasto pero privaticemos el ingreso. Así cualquiera… Pero, claro, luego está lo otro… dígale al personal que piense con la cabeza cuando siempre lo ha hecho con la tripa…