DIOS NOS ASISTA...

  

Me he leído la Instrucción Ad Resurgendum Christo del Vaticano, y no tiene desperdicio. Es un documento basado en puerilidades y magicismos varios, contradictorio en mucho de sus puntos, que adolece de estar fuera de su tiempo, y fuera de sintonía, dirigido a mentes inmaduras y dirigibles, también digeribles… Como ellos mismos dirían: ad mogollom.

                Resulta que la inefable Iglesia Católica nos permite incinerarnos si nos viene en gana – no lo hace gracia, mas en su magnanimidad generosa… - pero no nos permite salirnos de sus recintos sagrados. Ni que nos esnifen nuestros deudos en casa, ni siquiera la misma naturaleza está homologada para acogernos según sus sacros cánones, “a fin de evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no será permitida la dispersión…”, dicen. O sea, ahora el naturalismo es malo, lo natural es caca para el alma, y advierten y amenazan que al que haga ese desnudismo disperso e integral convertido en polvo “se le negarán las exequias”… Jódete, lorito…

                El Prefecto actual del Santo Oficio, cardenal Gerhard Mueller añade que“los muertos no son propiedad de los familiares, si no de Dios”… Claro, que la naturaleza no es Dios, pero Dios sí que es propiedad de la Iglesia, de ahí que nuestros restos sean monopolizados por ella, naturalmente… Otra perla, ésta de Thomas Bonino, secretario de la Comisión Teológica Internacional, ahí es nada, admite que “se acepta la cremación porque ésta no afecta al alma”. Vale, el alma no se quema, solo ellos la pueden quemar en el infierno. De acuerdo, pero yo le pregunto, ¿iré a ese infierno a requemarme, y me condenaré eternamente, si me han esparcido sobre la faz de la tierra?.. ¿dónde está la lógica y el sentido común de todo esto?..

                Alega también esta Instrucción que “la conservación de las cenizas en un lugar sagrado ayuda a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos a la oración y el recuerdo de familiares y de la comunidad cristiana”. ¡Ah, leches..!. O sea, no afecta a la salvación o a la condenación del churrascado, si no al control del personal al que no se le permite pensar, o rezar (para mí es lo mismo), desde fuera de la organizazzione. Es a fin de que no escapen a sus ritos y a sus filtros. It ist the question, querido Hamlet, no está bien ir con la calavera de tu padre diciendo gilipolleces fuera de nos… Hay que cementeriorizar las cenizas al igual que los restos, y si no lo haces así, te riño y te amenazo con dejarte fuera del ágape.

                No se dan cuenta – no quieren darse cuenta – que cementerio solo viene de cemento. Y nada más. El resto es una creencia magicista que le hace el caldo gordo a una institución controladora de ciencias y conciencias. Lo de la cremación es más antíguo que el propio cristianismo, y, si acaso, solo le hace la competencia a la inhumación, que viene, además, del judaísmo, por cierto… Hoy son solo modas y/o costumbres, nada más. Pero no deja de ser una competencia. Y no debemos salirnos de la autoridad del magisterio que imparte las normas.

                Es como el ridículo y patético Holywins inventado y antepuesto por la Iglesia al idiota Halloween, para que la gentes, y los niños primero, se disfracen de santos muertos en vez de en muertos vivientes. Por pura y dura competencia. Su lema es “la santidad gana”, y es un invento reciente para que la fiesta de Todos los Santos se quede en casa y deje de imitar los gilipollas americanismos. Se cambian las formas del folklore, y listo… lo que siempre hizo el catolicismo en toda su historia para absorver (y absolver) cultos paganos… En pocos años saldrá otra Instrucción en la que el que no se vista de san Tarsicio y persista en ir de casquería también se le niegue ir de pamelaje y pingüinaje en bodas y comuniones… por ejemplo… Esto, si no me pongo borde y ni os comunioneo ni os caso. ¡Hala,  más que por eso!..