DIOS PROVEERÁ
- Por miguel-galindo
- El 18/05/2018
El otro día vi al diablo. Estaba yo sentado a la mesa de un bar, tomando un café con un par de amigos, cuando me percaté de su presencia porque hablaban en un tono muy alto de voz, y, sin querer ni pretenderlo, oía lo que andaban tratando. Quizá lo hacía así a posta, para tener un testigo al que citar luego en caso de incumplimiento de trato y contrato. No lo sé… Pero estaba intentando comprar el alma del que estaba con él allí, ambos dos en una mesa cercana, compartiendo amigablemente unas cervezas. Solo que no la compraba para él, sino para revendérsela a la banca, una de las principales sucursales del infierno, al fin y al cabo.
Estaba el otro queriendo adquirir algo, alguna propiedad, y le comentaba que tendría que pedir un préstamo, y andaba haciendo cuentas, a ver si podría pagarlo o no… Supe que el interlocutor de aqueste pobre diablo era el mismo diablo en persona, cuando el segundo le dijo al primero las palabras clave: Dios proveerá… Es una fórmula efectiva y de probada experiencia, que tiene un poder inconmensurable para el del alma en peligro. Si no puedes devolver el dinero, deja que Dios te lo resuelva. Apelas a la fé que, por dormida que esté, no falla (otra cosa es que sea fé lo que tú crees que es fé, naturalmente).
Además, el demonio es el primero que cree en Dios. Si Dios no le falla a la víctima propiciatoria en el apuro en el que, segurísimo, se verá en su día, confiará en sus consejos, y se lanzará, sin duda ni precaución alguna, en los brazos del dios proveedor sin pensarlo, hasta que ese dios ya no le provea, y, llegado tal momento, él, el demoni, estará esperándolo. Cuestión de tiempo. El diablo tiene la paciencia del santo Job. Y si Dios no provee a su víctima desde el principio, dudará de Él, y entonces será un cliente fácil para acogerlo en su infernal seno.
Por tales métodos supe enseguida que aquel pájaro era el demonio. Resulta inconfundible su tarjeta de visita con el Dios proveerá como lema en tinta dorada. Y lo sé con toda seguridad porque es un viejo colega con el que tuve tratos durante toda mi vida profesional, y conozco su estrategia al pelo. Es cierto que te facilita los negocios mientras su rueda rula. Pero igual de cierto es que vives un auténtico infierno en vida hasta que devuelves lo que nunca fue tuyo aunque lo hayas pagado cien veces /yo me entiendo/. Los aliados del diablo te hacen creer que eres el amo, mantienes y multiplicas lo que jamás dejó de ser suyo, pagas sus impuestos y sus intereses, y al final es causa de tu propia ruina.
El diablo es el agente mediador, y su beneficio – de casta le viene al cabrón – es adelantarte el infierno a esta vida. Por si acaso el de la otra no existiera, que entonces sí exista éste. Es su oficio. Anda, tranqui, tío, acho, no te preocupes, que Dios proveerá… Yo escapé por una gatera, aún dejándome parte del pelaje en ella, devolviéndole al diablo de la banca su regalo envenenado y mil veces pagado con mi sangre aunque jamás obtenido. Así que me libré de él, le retiré trato, saludo y palabra. Y casi me había olvidado de su azufrosa presencia hasta que le ví el otro día en el intento de comprar otra alma…
No sé si, al final, le vendería su parcela en la exclusiva urbanización El Infierno, o no. El demonio nunca paga, ni invierte nada, es su cliente quién siempre lo paga todo. Hasta las cervezas. Por eso es el mejor negocio del mundo. Dios proveerá, dice… sin que a Dios se le consulte ni diga nada a tal respecto. Pero es así como el demonio sigue acumulando ganancias en nombre de Dios.
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