DUDOSA NOBLEZA

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Por alguna razón que se me escapa – y estoy seguro que también al resto de los españoles – en 1.975, el entonces Rey don Juan Carlos I, creó el título de Ducado de Franco para doña Carmen Franco Polo (o Polo de Franco, que tanto da la señora que el señor) “por sus excepcionales circunstancias y merecimientos”. Ahí es es nada, camarada… Es posible que la explicación esté más en las excepcionales circunstancias que en los merecimientos, porque en cuanto a los segundos, salvo ser el terror (la terror) del gremio de joyeros, constructores y logreros, no sé yo…

 

            Pero ahí lo tenemos. A ese título, la señora añadió lo del Señorío de Meirás, otro capricho suyo que hubo que apañar y cumplimentar por la vía del “melodás o te vasenterar”, y que ahora la autonomía gallega anda caminos imposibles de recuperar. Aquí no sabemos qué tipo de amenaza o chantaje tuvo que mediar para que por esas “excepcionales circunstancias” se le otorgara tal título nobiliario con lo de  Grandeza de España incluído. Pero sea como fuera, resulta extraño, raro, inexplicable, marciano… e indecente, tremendamente indecente.

 

            Así que hoy, porque la Ley no prevé tales “echamanos”, tal título lo ha reclamado y obtenido su nieta, Carmen Martínez-Bordiú. El 31 de Mayo de 2.018, el anterior ministro de Justicia y hoy casinero, del PP naturalmente, Rafael Carratalá, firmaba y mandaba expedir la “Real Carta de Sucesión en el Título de Duque de Franco con Grandeza de España” a favor de la nietísima del invicto caudillo y espadón golpón, y así lo recoge el correspondiente BOE…

 

            Desde 2.006, cuando la Ley de Igualdad para la Sucesión de Títulos Nobiliarios terminó con la prevalencia del varón sobre la mujer a la hora de heredar sillones y medallones, y cuyo título de Ducado de Franco y Señorío de Meirás (ni me iré ni me echarás), su no sé si augusta o muy a gusto abuela, quiso que pasase a Francis Franco, tercer hermano y primero de los varones, y tras su muerte en 2017, la chacha Mari Carmen litigó para obtenerlo, hasta conseguirlo cum laude.

 

            Es curioso, muy curioso, que la miembro (o miembra)  de una saga que usurpó un gobierno legalmente constituído, y que negó los derechos más elementales de la mujer en un ascendrado machismo, ahora reivindique y se apoye en las leyes (contrarias y opuestas) de la igualdad, para lograr lo que quiere. Tampoco fue óbice en 1.976 para crearlo por Decreto Real sobre la testa de la señora, aún con leyes machistas, por cierto… No entiendo cómo es posible (y yo me alegro de esto, no de lo otro) derogar una ley que ninguneaba a las mujeres por otra más justa, y, sin embargo, no es posible crear leyes que impidan que los descendientes de un sanguinario dictador, déspota, tirano y golpista, y usurpador de derechos y de todo cuanto posee, puedan conservar lo que afanó con tales artes, y aún gozar de títulos nobiliarios y ser Grandes de España.

 

            Naturalmente, al final de todas estas tristes y patéticas historias, de estos churriguerescos Episodios Nacionales de corte benitoperezgaldosianos, lo que queda es la vacuidad y nulidad de los conceptos “nobleza” o “grandeza”… Porque, díganme, en serio, ¿qué de noble o de grande hay en todo este enjuague?.. Absolutamente nada, más bien todo lo contrario a sus significados reales – de realidad, no de realeza – no sé si me entienden… Lo único que hay es ambición desmedida, codicia, impostura, impudicia y cobardes y serviles bajadas de calzones.- Con estos Grandes, jamás España ha sido tan pequeña…

 

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