EJEMPLO

  

Oído al paso en la puerta de un colegio (verídico), “…y había uno del Barça chuleándose y flatando al respeto, y me fui pá él… ¡hijoputa!, y le solté una patá en toas las costillas…”.

No era un crío (reflejo de la mala educación), tampoco un padre (mal ejemplo para sus hijos), no, era un joven, un producto intermedio. O sea, el mal ya estaba hecho… y suelto, demostrando su buena crianza.

Si aún nos queda algo de la facultad de pensar, recapacitemos sobre la sociedad que estamos formando, o, al menos, permitiendo. El concepto de respeto se exige pateando las costillas. Es un solo ejemplo entre otros muchos.