EL BIEN Y EL MAL
- Por miguel-galindo
- El 27/06/2017
No hace mucho, apenas unos pocos meses, Marie Collins, una de las más destacadas integrantes, nombrada por el Papa, de la Comisión que trata de erradicar los abusos a menores por el clero católico (ella misma fue víctima de niña) presentó su dimisión, no sin antes denunciar la sistemática y generalizada obstaculización – e incluso amenazas – por parte de la jerarquía vaticana, y toda clase de presiones y chantajes.
Ahora ha sido Líbero Limone, auditor general de las finanzas del Vaticano, fichado en el mercado independiente por el papa Francisco, el que ha dado el portazo marchándose. Debía auditar el área que gestiona el patrimonio de la Iglesia, APSA, y las fricciones, enfrentamientos, y contínuos obstáculos con los diversos dicasterios eclesiales lo ha llevado a abandonar en su empeño. Desde el principio, nada más aceptar el cargo, ya alguien accedió a su ordenador comprometiendo información confidencial. La gendarmería vaticana archivó el caso. Y así todo
Las resistencias, activas y pasivas, las zancadillas e impedimentos, a los cambios impulsados por Francisco, suelen taparse en lo posible por los mismos componentes de la curia romana, de cara a que no salga al conocimiento de la opinión pública. De hecho, el pontífice está maniatado, entorpecido, traicionado, condicionado y semisecuestrado por el colegio cardenalicio (según un comentario off shore de un conocido columnista de L´Osservatore Romano a un periodista de El Corriera Della Sera), y en la capital del Tíber se palpa cada vez más el divorcio y tenso enfrentamiento, así como el nerviosismo, que existe en y entre estamentos de la Iglesia. Italia – así lo afirma un analista – es más sensible a ello que los demás países…
Efectivamente, puede que sea así. Francisco está enfrentado a su propia institución. Eso está claro. Y las Conferencias Episcopales de los distintos países son parte de esa misma institución. Las consecuencias, por lo tanto, son de pura lógica. Durante siglos, los fieles católicos han sido catequizados, condicionados, orientados y dirigidos, no por el Papa, si no por tales conferencias de epíscopos, que han actuado de filtro entre el papado y la grey. Y siempre se ha hecho a conveniencia de ellos. Por lo que ahora muy bien puede ser obstaculizado y obstruido su auténtico mensaje de responsabilidad y liberación personal.
Esta lucha sorda entre un Francisco que quiere volver cristiana a una iglesia católica, y el núcleo de esa iglesia que no quiere perder sus casi satánicos privilegios, se oye con comodina-sordina entre seglares dogmatizados y adormilados por una clerecía pastoreadora de conciencias durante siglos de manipulación y falsificación. Es un pulso desproporcionado entre un hombre y una santa mafia. Y una carrera de fondo a prueba de sobrehumanas resistencias. Aparte lo sagrado, que es bien poco.
Y yo sigo opinando y diciendo lo mismo. Cuando los creyentes son más creyentes de los obispos que del propio Papa, difícil lo tiene ese Papa. Y hoy, el Vaticano no es el tal Papa (en realidad, ninguno lo ha sido nunca) si no que el Vaticano es, y siempre lo ha sido, la Curia. Una curia rehacia a renunciar al poder, la riqueza, la influencia y la fastuosidad, y dispuesta a defender sus privilegios con uñas y dientes, con tradiciones y traiciones.
Lo de Libero y María es tan solo que una anécdota. La punta del iceberg nada más. Y la infantería de este papado, sigue abducida en el limbo más católico y menos cristiano que hay…