EL CAMINO

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Hay cuatro etapas en la existencia del ser humano con respecto a sí mismo, como persona y como familia. Y depende de cómo las viva se desarrollará como tal persona, o sea, como hombre, o como mujer, aunque aquí, si me lo permiten, y me perdonen o no las feministas, me importa más el seso que el sexo.

            Etapa I.- Encima.- Es una etapa corta, donde somos como una prolongación de los que nos llevan, de los que nos portan, en brazos, sobre los hombros, en el carricoche o en la mochila, estamos sobre los que nos cargan. Es la segunda fase inicial. Nos llevaron dentro y luego nos llevan fuera, para que veamos el mundo que se nos abre a los ojos y al entendimiento, y vayamos tomando nota. Aún dependemos de los portadores, pero estamos atentos y somos ávidos captadores de lo que nos rodea, como una caparrilla inteligente que se convierte en esponja.

            Etapa II.- Detrás.- Es quizá la etapa más larga de las cuatro. Conforme comenzamos a andar por nosotros mismos, vamos tomando conciencia propia, ajena y separada de nuestros padres, aun tomándolos a ellos como referencia en el camino. Vamos tras ellos. Andamos su propia andadura y pisamos sus propias huellas. Ellos van despacio al principio, volviendo la cabeza continuamente, vigilando, cuidando que los obstáculos del camino nos enseñen pero no nos dañen. Y van dándonos perspectiva y paisaje conforme nuestras piernas y nuestras fuerzas crecen y las de ellos merman. Aquí se corre el riesgo de que los padres no sepan despegarse de la autonomía del hijo, o que el hijo no sepa independizarse de la de los padres.

            Etapa III.- Al lado.- Es una etapa más corta que la anterior, aunque quizá la más plena. Ya no se va encima, ni detrás, si no justo al lado de… junto a… y se puede andar la misma o distinta senda del camino, o incluso distintos caminos, pero se andan juntos, en compañía, unos al lado de los otros, más o menos en paralelo, en la cercanía o en la distancia, no solo andándolo si no también compartiéndolo. Como iguales, como compañeros de ese mismo camino…

            Etapa IV.- Delante.- Es la última etapa de ese ser humano que fué en brazos, detrás y junto a sus progenitores, sus predecesores. Ya va delante y vigila a los suyos propios que han llevado encima y ahora empiezan a seguirle. Pero aquellos que iban delante volviendo la cabeza y mostrándole la rodada cuando ellos iban detrás, aquellos que nos cargaron, ya van quedando al margen de ese mismo camino, atrasándose a su propio paso que fue adelantado. Lo hacen cada vez más despacio, más lentos, a su propio paso, hasta que desaparezcan de la visión a otros paisajes…

            Y es que ya habremos andado las cuatro etapas de la vida con más o menos sabiduría, con mayor o menor conocimiento, y después de ellas ya solo nos cabe alargar el cuello, como las tortugas, y afinar la ya gastada vista, para cerciorarnos de que los que hoy andan las etapas que nosotros trillamos con ellos en nuestras espaldas, caminan sin demasiados problemas. Esta etapa tras la cuarta ya no es ni etapa… Es solo como sentarse en el arcén a ver pasa el panorama. A la izquierda, lo que fue con los que fueron; al frente, lo que pasa con los que pasan; a la derecha, los que son y lo que serán, que ya empiezan a perderse en el camino, y atrás… detrás de nosotros ya no queda casi nadie…

            Como debe ser y debería seguir ocurriendo…