EL CESTO Y LOS MIMBRES
- Por miguel-galindo
- El 03/04/2017
Estos artículos del Blog, las… digamos denuncias, que se me escapan por entre los colmillos, su hermano mayor de los jueves en el mismo periódico impreso, los de la emisora de radio con el que hacen un programa que luego cuelgan en las redes… todo eso, creo yo, conduce a que haya personas que me escriban e.mails, o que me paren en los quicios de los mentideros y mancebías, para opinar, o contarme cosas, o cantármelas, o consultarme otras, o preguntar, o reñirme…
Algunos, digamos los que suelen repetir, terminan por pedir disculpas por las molestias. Desde aquí, quiero decirles que no me molestan en absoluto. Que todo lo contrario. Que si tengo el vicio de escribir he de tener la virtud de escuchar. Es que, si no, mejor me estoy quietecito, y calladito, que más de uno o una se alegraría lo que no está en los escritos… Por lo que tengo que estar abierto a que me “molesten” los que creen que puedan aportar, o criticar, o discutir, o lo que sea, sobre los temas que toco.
Otras me halagan la oreja, y me dicen que arre, burro, arre… pero yo les contesto que arreemos, amigo, arreemos, y la cosa queda en el comentario amable del que “tenemos que tomarnos un día un café y hablar de esto”, sabiendo de antemano que no deja de ser más que una expresión cortés y educada de un deseo para no ser cumplido. Es perfectamente normal. Los que están ocupados no desean preocuparse por otros quehaceres que no sean los lúdicos, y los que estamos (aparentemente) desocupados, no queremos perder nuestras rutinas de múltiples obligaciones, o no podemos financiarlas, que esa es otra potra, doña ostra…
Pero hay unas pocas, poquísimas, digamos algunas, personas, que me preguntan, sin que exista compromiso en la pregunta. Y me preguntan cómo puede organizarse un foro o iniciativa ciudadana. Si yo sé cómo se forma eso, y qué es lo que hay que hacer. Y les contesto que sí, que tengo una idea, y que es un cesto relativamente fácil de elaborar… si están los mimbres para fabricarlo, claro. Y en esto de los mimbres parecen dudar, y mimbrear, y perderse un poco…
Pero no se puede hacer un cesto sin mimbres. Es imposible. Bien es cierto que un cesto puede empezarse con unos cuantos albardines bien trenzados en la base sobre la que se le dé forma al cesto, para luego conformar el resto que le dé el arresto al tal cesto. No sé si esto…
Uno, más osado y atrevido, me preguntó si un comienzo podría ser un par de mimbres por barrio… Sí, si saben organizarse y trabarse entre todos para enjaretar lo que se quiere, cómo se quiere y para qué se quiere el cesto. Es un inicio. Yo diría incluso, si se me permite, naturalmente, que mi prototipo de cesto no es para llevar huevos, si no para tocarlos… mejor, para agarrarlos bien agarrados. Y no digo más, porque creo que todos me entienden.
Y ya no hablo más, porque hablar está bien, pero es mejor actuar que hablar. Y mucho mejor solucionar problemas. Y arreglar cosas. Y abordar otras. Que para charlotear ya están las barras de los bares, y los corrillos y los corrales, y los casinos y los cansinos. Y blablatear solo se nos dá bien a todos, poco más o menos… A mí también. Así que, por eso mismo, no me tiren de la lengua, por favor…