EL FURBO

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El fútbol no es mi palo, quizá por ser yo tan malo. Y lo digo así... solo porque caiga en verso – soy un poeta frustrado – pero es que yo llegué a jugar en el equipo de mi pueblo, lo menos en quinta regional, pero jugar, aunque poco,  jugué, que conste. Tuvieron que echarme, claro, pues era un defensa que atinaba más a los tobillos que a los balones, y eso, ni siquiera entonces, se toleraba. A pesar de que era en un tiempo en que se podía apedrear a los jugadores visitantes desde las gradas, o lo que fuera aquello…

            Y puede que sea en cumplida venganza a ser yo un negado el que haya dado la espalda, culo incluido, al fenómeno del fútbol. Mucho menos escribir sobre él, que he terminado por no entender, ni falta que me hace tampoco… Pero leo hoy a un croniquillas que me inspira. Y tratando del reciente mundial, habla sobre el papelón de Argentina y Portugal, o lo que es igual, de Messi y de Ronaldo, que antes, en otro tiempo, un jugador genial, como Di´Stéfano, o Kubala, se echaban a todo el equipo a sus espaldas y ganaban a sus rivales. Y que hoy, por el contrario, los planteamientos es que todo el equipo trabaje para que esa estrella meta goles. Y que si el equipo no funciona jugando para su tótem, pues su tótem no las huele, ni cuela una…

            Y este comentario, no me digan que no, tiene su aquel… Porque eso pasa en todos los casos y con todas las cosas de la vida. Hay personas fenómenos que tiran ellas solas del departamento, de la empresa, para adelante, y hay divinas rémoras que todo el departamento, o toda la empresa, achucha para que él se ponga los méritos, se haga los selfies y/o recoja los galardones. Y parece ser que, como en el fútbol, hoy la tendencia va por lo segundo más que por lo primero…

            Volviendo al fútbol, y esta vez el comentario, y sin que sirva de precedente, me voy a atrever el permitírmelo aunque no entienda un pajote, pero la actuación estelar de nuestros héroes de la roja, oé, oé, oé, aparte de trincar, eso sí, como los segundos mejor pagados a pesar de su ridícula actuación (cobran como príncipes y trabajan como funcionarios), poca vergüenza tienen si no devuelven las dos terceras partes de lo mamanduarriado… que sobreviene, o eso dicen como excusa, por haber puesto de entrenador a última hora y corriendo a uno que pasaba por allí y tenía nombre y enchufe suficiente para ello, pero que ni siquiera ha tenido criadillas para mandar a parar trenes a un portero con la etiqueta de “mejor del mundo” pero que se le metían hasta los caracoles…

            Y claro, cuando hasta yo lo veo, ¿cómo de obvia será la cagada, mi brigada?.. Naturalmente, en el instante que, por descuido, que conste, me percato de uno de esos diosecillos descerebrados, en una de sus penosas locuciones ante un micrófono, cargar contra la prensa porque los critica en vez de alabar sus descomunales egos, como si fueran merecedores del apoyo incondicional de los medios además del de la bolsa, sin habérselo ganado, se me suelta la tripa y me dan ganas de potar. Es como cuando el político exige a los periodistas besamanos y no críticas, para que, con sus ánimos, funcione bien el país. Descargan su responsabilidad en los periodistas. Lo mismo.

            Y todo esto es desagradablemente cierto. Pero, claro, es debido a una horda de recortados mentales, cientos de miles, millones quizá, que impulsan, jalean, justifican y ceban este cada vez más gigantesco despropósito... Hasta que un día explote, por supuesto, y entonces los divinos cagandurrias esos se vallan de rositas y forrados, y nosotros quedemos llenos de mierda y burlados.- Ítem misa est.

             

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