EL GRAN FIASCO

 

 
Tras la II Guerra Mundial, Europa parió la ilusión más grande de la humanidad, posiblemente. Se trata de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención sobre el Estatuto del Refugiado. Aquellas democracias generaron desde la ONU unas esperanzas que ha durado lo que ha durado. La actual crisis de los refugiados amenaza con barrer unos principios que han tardado casi un siglo en… ¿consolidarse o difuminarse?. Yo tengo mis muy razonables dudas al respecto, discúlpenme. Y no hablo de las gentes, de la ciudadanía, no. Estoy hablando de los gobiernos, de los dirigentes, de los políticos. Ha habido organismos y acuerdos que  han fallado estrepitosamente, pero lo de ahora pone todo lo conseguido en un punto crítico.
 
 
                El gobierno español, por ejemplo, ha traicionado tales principios saliéndose del sistema de justicia universal que firmó en su día, y desoyendo sistemáticamente las advertencias de la Onu en materia de desaparecidos y fosas comunes. Incluso, en la actual crisis de los refugiados, se abona a las ruines excusas de la estrategia inglesa de medias verdades y mentiras enteras. Cameron llegó a decir la burrada de que la identidad europea de Gran Bretaña peligraba cuando 3.000 africanos quisieron entrar por Calais. Como en España, cuando nuestro ministro advirtió indignamente del peligro de entrada del yihadismo a través de los refugiados, sin pensar que esta gente huye precisamente de ese mismo yihadismo, y cuando sabe perfectamente que los islamistas nos llegan por avión, en vuelos business, o devueltos por el mismo EI como arrepentidos, o incluso reclutados de nuestros mismos españoles… Como sabe igualmente que 17.000 refugiados en 35 millones de habitantes es el chocolate del loro.
 
                La intención es sembrar el miedo y la desconfianza ante los que vienen, a la vez y al mismo tiempo que se cuelgan medallas de falsa solidaridad montando, por ejemplo, circos mediáticos como el del niño y su padre zancadilleados por una húngara estúpida. Alemania lleva acogidos a un millón y aún no se ha notado en su economía. Y aunque se note. O somos solidarios o no lo somos. O creemos en esos Principios y Derechos Humanos, o los atacamos no defendiéndolos. Lo que, en el fondo, sería una gigantesca mentira. Y esto, por no hablar de los comportamientos de Hungría, Serbia, Croacia…
 
                Yo ignoro porqué ocurre esto, pero desde la perspectiva de Médicos sin Fronteras todo empeoró a partir del 2.000, cuando la lucha antiterrorista desplegada en Irak, Afganistán, etc. fue más terrorista en sus métodos que el propio terrorismo al que se combatía, y que ahí precisamente sentaron los precedentes de la manipulación y persecución que tenemos ahora. Y que los resultados de aquella barbarie desatada es la barbaridad de hoy. Y yo me fio de MsF porque ellos lo han vivido y sufrido en primera línea de fuego amigo, con sus tristemente famosos daños colaterales entre otros daños irreversibles. De aquellos barros que aquel siniestro trio de las Azores nos vendió vinieron estos lodos. El monstruoso Estado Islámico actual es hijo natural y consecuencia directa de aquello.
 
                Pero yo sigo sin entender… La organización ACNUR, por ejemplo, es una de las más efectivas en encargarse de establecer, atender y mantener campamentos de refugiados. Yo mismo estoy asociado a ella. Sus siglas quieren decir Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Nada menos. Y se encarga de procurarles cobertura diplomática, estratégica y de protección. Vale. De acuerdo… Pero, ¿porqué sus necesidades han de ser sufragadas por los ciudadanos de a pié de esas mismas naciones con nuestras pobres, humildes y miserables cuotas?.. Aquí es donde se aprecia esa doble moral de los gobiernos y de sus altos dirigentes y políticos. Se dedican medios e ingentes cantidades de dinero para dar brillo y esplendor a instituciones que han perdido la orientación y el sentido de su origen, en una escala de valores cada vez más prostituida y alejada de sí .
 
                La Declaración Universal de Derechos Humanos y el Estatuto de los Refugiados no puede, no debe, convivir en organizaciones que amparan, a la vez, a estados y países que son los principales vendedores de armas del mundo. Sus intereses no están en ningún derecho humano. Por eso mismo está pasando lo que está pasando, y asistimos, horrorizados, a lo que estamos viendo. A mí me cuesta trabajo creerlo, pero no puedo evitar tenerlo cada día más claro. Nada de lo que aquí se juega vale la vida de uno solo de esos niños… Nada.