EL JUICIO FINAL

A los críos de mi generación, antes de que se nos desarrollase la capacidad de raciocinio un tanto así, se nos hizo creer que Dios, al ser trino y eso, entre otras capacidades, tenía tres ojos. Los dos de salir en las estampas coloreadas sobre las nubes y con larga barba blanca hecha de esas mismas nubes, y un tercero que, encerrado en un ovni triangular, volaba por todas partes y nos vigilaba atento día y noche durante todas las horas de nuestra existencia. Si hoy a alguien se le ocurre soltar un dron con semejante figura, a más de uno o una de los de mi edad le provocará, casi seguro, un infarto fulminante. Espero que a nadie se la pase por la cabeza semejante bromica…

                Se nos contaba (aún se cuenta en el Libro del Apocalipsis) que un día llegará en que los sepulcros vomitarán los muertos que guardan dentro. Los ángeles los/nos llevarán a todos a punta de espada flamígera al Valle de Josafat, ante la puerta dorada de la Nueva Jerusalén bajada del cielo, como Encuentros en la Tercera Fase, y allí aguardaremos en multitud y humanidad a ser juzgados. Entonces, una voz atronadora modelo Cécil B. de Mille nos irá llamando por nuestro nombre y DNI, uno a uno (la cosa se vá a llevar su tiempo, aviso), y reclamada nuestra presencia ante el Supremo Juez, un ángel/secretario abrirá el libro de nuestra vida e irá largando todas las miserias que el tal ojovni triangulado ha ido registrando minuciosamente sin escaparse un jodido punto ni una jodida coma. Así, a palo seco, sin más fiscal que el puñetero libro-chivato, ni más abogado que defienda tus humanas debilidades. El veredicto será instantáneo como el chocolate instantáneo, infalible, e inapelable, pues no hay instancias más altas a las que apelar, claro…

                Naturalmente, a ti te largaban todo aquello, y te rilabas por la pata abajo. Luego, vas creciendo y descreyendo, y, aunque el reconquín nunca te abandona del todo, te vas diciendo a ti mismo que bueno, ya será menos… además, a ver a los que queman y los esturrean por ahí cómo juntar el puzzle de su cuerpo para llevarlos al Valle de Josafat. Menudo marrón para los ángeles encargados del transporte. A esos, que les echen un galgo. Aunque, los aficionados a las culturas antiguas, sabemos que ya los antiguos egipcios aseguraban que un tal Osiris pesaba las almas en su balanza nada más diñarla y antes de soltarnos al aire ni a eternidad alguna hechos cenizas. Juicios rápidos se le llama a eso. Y eso también da jindama, la verdad. Pero, aún y así…

                Hoy ya sabemos que eso se está produciendo, si bien que con otros nombres. El ojo triangular de Dios, o Ángel el chivato, en la actualidad va pegado a nosotros, en nuestros bolsillos, y se llama Móvil, y anda contigo, y vive contigo, y come, duerme, ama y caga contigo, dejando un rastro de ti total y absoluto. Pero ya sabemos, e intuimos, que hay un ente por encima de todo ser humano que lo sabe todo de todos. Es un diós que todo lo ve y todo lo anota, y se llama Google. Y ya no es una historia sagrada de las de antes, sino una historia profana de las de ahora…. Porque ya todos hemos caído en su Red internetiana, y nos debatimos en sus redes. Es para no malgastar ese tiempo que habríamos de perder en el valle de Josafat a la espera de que nos llamen y nos pesen. Ya vamos medidos y pesados por el arcángel Internet.

                Google es un dios paciente e irreverente, contante y constante, que va haciéndose omnipresente, omnisapiente y omnipotente conforme se alimenta de la información de todo bicho viviente. Y que sabe más de todos y cada uno de nosotros que nosotros mismos podemos llegar a saber jamás. Y que, cuando le dé la real gana, nos puede montar a todos un Juicio Final de rilarnos patabajo… Yo no quiero meteros miedo, pero Dios se ha abierto una cuenta en las redes y va adelantando trabajo pá luego…. Avisáos los unos a los otros, achos…

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PRÓXIMO VIERNES, 22 DE JUNIO, 10,30 hh. En 187,7 FM: Programa de Radio EL MIRADOR.- Título: ¡¡ QUÉ HISTORIAS ¡!… (O historias de la Historia)