EL PILAR

Acabo de leerme “Los Pilares de la Tierra”, de Ken Follet… Ya, ya sé que muchos pensarán que a buenas horas, tito Frasquito… Y es verdad. Esta obra arrasó hace algunos años, en que se puso de moda, y la gente se la recomendaba entre sí, y las ediciones se siguieron unas a otras de manera imparable. Un Best Sellers que estuvo en los escaparates de las librerías una temporada tras otra, sin síntoma alguna de languidez en su creciente demanda… Aquí, en España, al menos, sorprende doblemente que el público (en uno de los países del mundo donde menos se lee) devorasen con avidez un tocho de más de mil páginas.

Con estas “obras maestras”, a mí me pasa que, en plena fiebre lectora, mi interés muestra desgana y me mantengo frio e inapetente, y luego, ya pasado el tiempo y la pandemia lectiva (resulta llamativo que muchos, muchísimos, de los que tragan compulsivamente todo título que se pone de moda, luego no leen otro libro en años), solo entonces, ya digo, cuando ya casi nadie se acuerda apenas de él, es cuando, sosegadamente, me dispongo a metérmelo entre sien y sien, sin ruidos mediáticos ni interferencias que desvíen la atención que estos libros-cohete suelen levantar como una polvareda, no sé si lograré hacerme entender… Lo que quiero decir es que prefiero oír la sinfonía en silencio que entre ovaciones…

Ya me ocurrió igual con el “Código Da Vinci”, de Dan Brown, en que se leyeron millones compulsivamente; que se acosó a la Gioconda en el Louvre hasta poner en peligro su integridad (todo el mundo quiso fotografiarse con ella, pero todos dándole la espalda, ya me entienden) para, tras el soufflé, ver que nadie, ninguno, llegó a percatarse que el libro novelaba el tema central de otro de investigación escrito décadas atrás por dos profesores ingleses: “El Enigma Sagrado”… El mérito, sin duda, fue hacer leer a cientos de miles de personas que no leían, y el demérito es que tampoco volvieron a coger un libro después… Se actuó por mimética, por onda expansiva, por contagio, porque exponía una teoría viejinueva que los consumidores tomaron por una revelación, dentro de una historia de aventuras, que procuraba un turismo de lugares comunes. Nada más que eso.

Pues bien, con todos los respetos habidos y los aún por haber; y con toda la humilde sinceridad de mi alma, los archi-famosos “Pilares de la Tierra”, sencillamente, me han parecido un culebrón medieval. Como una serie que te mantiene enganchado hasta el final, sí, cierto, pero un auténtico y genuino culebrón, con sus personajes repetidos y sus situaciones repetitivas, como buen serial, y con un exceso descriptivo en detalles sin interés y en situaciones comunes que hacen de él “El Libro Gordo de Petete”… Tal es mi sincera, sencilla, humilde y atrevida opinión, si me es permitida…

Sé que me arriesgo a que este parecer – que, además, nadie me ha pedido – suene a pretencioso, e incluso pueda molestar a muchas personas, aunque no sea esa mi intención, ni mucho menos. Pero cuando se da este fenómeno, en que un libro arrasa en número de lectores, muchas veces por mimetismo, suele ir acompañado de otro social: que, ante el general laudatorio del mundo mundial, casi nadie levanta el dedo para decir que a él no le ha gustado, por no parecer rarito ante la multitud, y por no ir en contra del parecer unívoco… Y, si alguien lo hace, nunca faltará quienes se den por ofendidos si se sienten (o así lo interpretan ellos) integrados por el disidente en la marea de la masa. Es pura psicología social. Nada tiene de raro ni de extraño. Pero tal susceptibilidad permanece en las personas cuando se hacen seguimientos masivos de un determinado libro, que, luego, no mantiene el nivel de calidad a lo largo del tiempo que el suscitado en un tiempo determinado.

En nuestra época, hay libros y películas que se venden antes de comprarlos, y que tienen éxito (comercial, claro) antes de leerlos. Y quizá en eso está la clave del caso: en el tratamiento comercial adecuado en el momento adecuado; en la intuición y en la oportunidad, no en la calidad… Los Pilares de la Tierra, en este caso, es un perfecto “Juego de Tronos” a escala menor del original… Tan es así, que el boom del primero no se ha correspondido con las dos secuelas del mismo. Yo, al menos, no me siento inclinado a leerlas, vista la comprobación en el tiempo del éxito provocado por la primera… (si es un más de los mismo… piensa la gente).

Lo que pasa es que tendemos a la exageración, porque nos vemos proyectados en tales movimientos de masas. Se le ha calificado de “Obra Maestra de la Literatura”. Vale… Entonces, El Quijote, ¿qué es?.. Porque los “Pilares” no van a durar en cartel más de cuatro siglos, ¿verdad?.. Y, sin embargo, la obra de Cervantes lleva en las estanterías de las librerías del mundo 419 años, y también se le etiqueta de Obra Maestra de la Literatura. Eso sí que es un pilar. Y es que algo anda mal en nuestra escala de valorar…

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