EL PUEBLO QUE SE J... A SÍ MISMO

Estimado amigo.- Muy bueno tu último artículo.- Triste, pero cierto. ¿En qué nos hemos convertido como pueblo?.. Espero que esto tenga vuelta atrás.- Saludos.”. Es uno de los múltiples y variados comentarios que, por el estilo (algunos, muy duros) que, por el estilo, matiz y contenido, me ha sido enviado por e-mail, whastshap, o en vivo y en directo, vía calle, de la gente de a pié y de los comerciantes que quedan, sobre mi pasado artículo: “CÓMO CARGARSE UN PUEBLO”… De los aludidos, silencio administrativo, cero patatero, “silencio en la noche / ya todo está en calme / el pájaro duerme / la ambición descansa…”, como canta el viejo tango de Carlos Gardel.

Tampoco yo esperaba otra cosa, sinceramente… Doy gracias a este corresponsal por considerar bueno el artículo. Es realista, más que bueno. Triste, pero cierto, asegura. Y así es, por desgracia. Y termina con un deseo, como un brindis al cielo: ojalá esto tenga vuelta de hoja… Los pueblos, todos los pueblos, empiezan por hacerse fuertes o débiles por su comercio, por su industria, por su tejido empresarial. Torre-Pacheco no ha sido distinto. Llegó a ser un municipio pujante, próspero, poderoso, dinámico, influyente e importante en su entorno gracias a una apuesta firme de su ayuntamiento, de sus organizaciones empresariales, de sus ciudadanos industriosos… La decadencia ha llegado de la mano de los mismos agentes: de un comercio e industria que se ha debilitado; de un ayuntamiento que los ha traicionado; de unas organizaciones que se han acomodado; y de una ciudadanía que los han abandonado… y que, ahora, también abandona el pueblo que ha dejado. El resultado es lo que empezamos a ver y a notar…

La llegada de grandes áreas, parques y superficies, fue el detonante, sin duda alguna, del inicio de la crisis que aquí (doy fé de lo que digo) no se quiso – aunque se supo – hacer frente a los nuevos tiempos. La primera desbandada de la clientela se sumó, con el tiempo, a la miopía ciudadana de la compra por internet. El daño económico lo hacen directamente a la sociedad en la que viven, y de la que viven, pero es una ceguera universal a la que solo la información veraz y la concienciación pueden curar… Naturalmente, es la Administración (ayuntamientos, en primera línea) la que está llamada a dar apoyo institucional a su comercio y empresas, promoviendo tales campañas de concienciación y fidelización de la clientela a su comercio de base, etc… ¿Pero qué autoridad moral puede tener una administración local que hace lo mismo, y aún peor?.. Con el agravante de apuñalar por la espalda a quiénes los mantienen a ellos, y a los servicios que prestan a esa misma ciudadanía, de sus propios impuestos.

Por eso, como respuesta a la pregunta de mi correo, solo hay una, y es consecuencia de una causa concreta: como pueblo, nos hemos convertido en lo que hemos querido. Nos hemos traicionado a nosotros mismos, y nos hemos empobrecido en justa inferencia. Somos los responsables y los culpables de ello… Sobre la posibilidad de la “vuelta de hoja” que apunta mi amigo, lo dejo a la conciencia e inteligencia de la gente. Todo puede ser si en verdad se quiere, pero… ¿se quiere?.. yo no lo veo, sinceramente. En ningún lado ni por ninguna parte… Y, por parte del que más obligación tiene, el ayuntamiento, ya vé mi interlocutor su disposición: reducir aún más la fuente de sus propios ingresos empobreciendo aún más a las empresas que les pagan los impuestos estableciendo malas, desleales y deshonrosas prácticas comerciales, como es el innoble sistema de licitaciones.

Por supuesto, la proliferación (que no es eso, si no la sustitución) de tiendas de gestoría árabe e hindú, no se debe a otro fenómeno de que ellos – que ya están aquí radicados por motivos de oferta y demanda laboral, y no viene al caso de lo que estamos analizando ahora – tan solo recogen las migajas de nuestro fracasos y abandonos. Ellos se limitan a intentar sobrevivir con los restos de nuestro naufragio, nada más… y nosotros nos limitamos a intentar salvar los muebles de nuestros antes prósperos negocios con la recogida de un más que modesto traspaso con que paliar el descalabro.

Los duelos, dice el refrán, con pan son menos duelos… Y la ocupación por los de fuera de los bajos que cerramos, son, al fin y al cabo, el pan duro de los duelos. Es el broche de rectificación de las cosas mal hechas… Contestando a ello, pues, que coincide con el aporte de muchos más, si la gente no se vuelve a “reconvertir” en personas, éstas no toman conciencia de la situación, y exigen a los ediles, con pancarta y “gallao” en mano, revertir tan ruinoso estado de cosas (y esos me temo que es una utopía, dado el adormilamiento del personal), la respuesta de los que pagamos sus dudosamente bien ganados sueldos, ya la tuve yo mismo con mi anterior artículo de referencia: nula, ni p… caso, amigos míos.

Solo la conciencia social, la sensibilidad social, la vergüenza social, la reacción social, mueve estas cosas… y no pueden ser apagadas con el caramelo de unas fiestas, unos cohetes, unas morcillas, o una vuelta ciclista a Europa, ya me entienden… Si lo son, entonces es que esa tal conciencia no existe… Así que mirémonos todos y cada uno de nosotros a nuestra propia jeta y preguntémonos qué somos, si personas o sucedáneos…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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