EL SÍNDROME DE GRETA

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A Josep Borrell le ocurre un poco como a mí… Que es un incorrecto político (yo soy lo primero, no lo segundo) un tanto incontinente cuando toca guardarse las verdades para sí solo. Y el hombre no gana para disgustos. En mi caso es algo que asumo como natural, pues ya estoy emérito de muchas cosas y ya no se me puede – como antes – chantajear con mi plato de lentejas autónomas… Ahora, me digo, que me embarguen los pavos… Pero en su caso, no. Él está encaramado en la lera de Europa, y ningún colectivo, interesado casi siempre, le perdona su sinceridad e integridad. Aunque sea una incuestionable verdad lo que dice.

            Y una de las cosas que últimamente ha soltado respecto a la concienciación de la sociedad en cuanto a lo del cambio climático, es que nos fijemos menos en lo que su cambio ha de ser gradual en el campo de la producción y el trabajo, y no drástico, para que no produzca paro y pobreza, que sí, que también, y que nos fijemos más en nuestros cambios personales y nuestros propios comportamientos diarios, que esos sí que tienen que ser drásticos, a la hora de gastar y comportarnos en nuestros hábitos sociales… y pone como ejemplo a los tan comprometidos jóvenes, por el ruido que hacen, que a ver – así mismo lo dice – “si están dispuestos a rebajar su nivel y su sistema de vida para asumir el coste que supone, y supondrá, atajar el cambio climático”…

            Ahí le han dado. Don Josep ha dicho exactamente lo mismo que yo escribo repetidamente: que cambiemos nuestros hábitos antes de exigir a los demás que cambien los suyos. Que aquí muchos alardear y pancartear, pero mucho festejar, y botellonear, y viajar… Que sí, que vale, pero que menos gritar y más actuar… La única diferencia es que yo lo largo a la sociedad en general y él lo focaliza en los jóvenes por lo de ruidoso que tiene la juventud. Pero es exactamente lo mismo. ¿De qué vale que yo recicle, si luego me monto un Friday?.. Así que, Sr. Borrell, a usted le dan las del pulpo por ser quien es y estar donde está – que se le oye mucho – y a mí solo me llevo algún que otro escupitajo, porque se me ve poco, muy poco. Pero por si le sirve de algo, oiga, que sí, que me siento totalmente identificado con lo que dice… Paqueosepa.

            Este fenómeno ya ha sido, cómo no, debidamente etiquetado. Se le empieza a llamar “El Síndrome de Greta”, fácil de imaginar el por qué, claro. Vale. Pero adviertan vuesas mercedes que mis abuelas ya hacían de su vida lo que hoy recomienda la Onu como imprescindible. Practicaban de manera innata y natural aquello que hoy se determina como indispensable: el método de las tres erres, Reducir-Reutilizar-Reciclar. Esto es, comprar estrictamente lo necesario; antes de tirarlo a la basura intentar arreglarlo, rescatarlo, reaprovecharlo y alargarle la vida en lo posible, previo a desecharlo reciclándolo…

            Pero los neo-apóstoles de lo verde solo atacan una parte en la lucha contra el cambio climático: la de la producción, no la del consumo. Mientras nos intentan vender (mejor, revender) la parte consumista que ya tenemos sólidamente anclada en nuestras costumbres, y que, precisamente es la que hay que cambiar por su contraria: la austeridad… Menos compra, menos basura, menos coche, menos fiestas, menos consumo superfluo… Pero no se nos exige que pasemos necesidad, eso es mentira, si no que prescindamos de lo innecesario, que no es lo mismo. Porque hemos hecho necesidad de la no-necesidad, y ahí está el error…

            Soy consciente que lo que digo y escribo es anatema para los intereses comerciales basados en un continuo y masivo consumismo. Y que es un enemigo tan poderoso como peligroso. Y que su estrategia para sobrevivir ahora es disfrazarse de verde y de impostado ecologismo, a fin de adormecer la conciencia del consumista, y que todo siga igual. Y que su fuerza la emplean en comprar políticos que sirvan estas tendencias con las que frenar y acallar las voces (pocas) que se levantan diciendo verdades como templos…

            …No la mía, naturalmente, que es la del piojo pegado a un grillo, pero sí la de personajes como Pepe Borrell, que padece hipos de la verdad con cierta frecuencia. No le auguro un largo futuro en su puesto. La ciudadanía gusta dormir su borrachera en almohadas de mentiras, y que les cuenten cuentos, y no quiere ser despertada de sus muy falsos y engañosos sueños…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php / próximo programa, día 6 Marzo: EVOLUCIÓN Y DECADENCIA

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