EL SUICIDIO EUROPEO
- Por miguel-galindo
- El 02/06/2019
Lo he escrito muchas veces, pero lo repetiré una vez más. Europa está en peligro. No físicamente, claro, pero sí como entidad. El semanario italiano L´Expresso publicó en su primera página el resultado de una investigación, especialmente laboriosa y ejemplar, llevada a cabo por la pareja de periodistas Stéfano Vergine y Giovanni Tizian.
En ella se destapaban negociaciones secretas entre Matteo Salvini y Vladimir Putin, destinadas a que Rusia suelte tres millones de euros para la campaña electoral en Italia de la Liga Norte. La sangrante paradoja es que la madre de los soviets financie a un partidario de extrema derecha. Tanto, que su líder ha sido elegido para dirigir la internacional nazionalpopulista que se extiende como una mancha de odio y rencor por todo nuestro viejo continente.
Pero lo que aparenta ser paradójico se explica cuando se sabe que la Liga Norte, como sus homólogos en el resto de los países, son rabiosamente antieuropeístas. Y Putin, el nuevo zar terrible de la nueva Rusia, es el enemigo más radical de Europa. Si a esto le añadimos que entre los que también se odian mutuamente, Putin y Trump, su único interés común es destruir Europa, el ruso por que supone un freno a su expansionismo territorial, y el americano porque quiere eliminar a su principal competidor comercial, tenemos los motivos de la siniestra alianza. Ambas dos potencias están plantando y regando los movimientos populistas, no importa su aparente ideología, que socaven los principios y los valores europeos.
Cuando este artículo se publique ya se habrán celebrado las elecciones, y aquí, en España, los españoles habremos sancionado los planes de destrucción europea abiertos sin disimulo por Trump y Putin con los resultados de haber introducido a Vox en el poder, e incluso haber enviado alguno de ellos al parlamento europeo. O sea, nosotros mismos, en el fondo, somos antieuropeos en alguna medida. Es lo bueno y lo malo de las democracias, que no podemos achacar a nadie un golpe de estado, porque lo vamos dando nosotros mismos…
Pero eso se ve, palpablamente, en los contenidos de los sobrecicos que echamos en las urnas. Porque es posible que pensemos distinto para resolver los problemas domésticos que para encarar el proyecto común de Europa, o quizá no, aunque para mí, personalmente, no sea diferente en modo alguno lo uno de lo otro. No obstante, ésta quizá que sea la última oportunidad para espantar los tenebrosos fantasmas que la amenazan, y que apestan a aquel que provocó la segunda guerra mundial..
Quizá que ese proyecto europeo pecara de algo: de no conectar plenamente con la ciudadanía, de hacérseno lejano, contruido por élites de países ricos y países pobres, donde los ciudadanos no andan los caminos de su clase política. O al contrario, que su clase política no andan los caminos de sus ciudadanos, si no los suyos propios…
Puede ser… pero eso no justifica que dinamitemos su mejor y mayor proyecto de unidad envenenando nuestras propias fuentes, poniendo en peligro la integridad europea. Por el contrario, la solución es dotarla de la potencia y fortaleza necesaria como para convertirla en un sólido estado federal en el que nos veamos integrados e identificados todos los ciudadanos. Seamos de donde seamos. Lo otro no es hablar de identidad común, si no de suicidio colectivo…
El próx. Viernes, 07/06, a las 10,30 h., en radio T.Pacheco, FM 87.7 (queda colgado en YouTube): LO QUE VALE UN PEINE… Algo interesante...
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