EL TEATRO DEL ABSURDO

El otro día, tomando un barra-café con un amigo, y comentando la polarización, y exacerbación, si me permiten el palabro, política que sufrimos en la actualidad, con la cantidad de barbaridades que se dicen… también que se hacen (con el ejemplo de la manifestación ultra de Chueca ante los morros), me decía que era como un repetirse el clima previo a la guerra civil… Un nuevo fracaso de arraigar el centrismo, y un resurgir de las dos Españas cainitas y extremas de la derecha y la izquierda en sus dos grandes bloques graníticos e irreconciliables. Aún prosigue – me decía – la concepción machadiana de nuestro país…

…Y es que, al menos aparentemente, puede parecerlo así: PP y VOX ocupando el lugar que en nuestra Historia ocupó la Ceda de Gil Robles y la Falange de José Antonio; y Psoe-Podemos y Cía, representando aquella también unión de izquierdas caóticas y tumultuosas de la época… Y, además, acompañando el carro, los nacionalistas de PNV y ERC de vocación separatista, como piojos en perro flaco. Este era el decorado de la función que me exponía mi interlocutor.

La verdad, es que el escaparate se parece bastante, y puede dar que pensar a muchas personas que analicen la situación actual bajo los focos de la Historia… Lo que pasa – me parece a mí, claro – es que la tramoya del escenario no es la misma que entonces: hoy, afortunadamente, por supuesto, no están presentes aquellos factores internos que convertían la situación en dramática, como el analfabetismo, la miseria extrema y el clasismo extremo (mezcla explosiva) con unas diferencias sociales, culturales, educacionales y económicas extremas, que hoy no se dan en tan alto grado. Al igual que ahora somos parte integrante de una Europa con un proyecto común continental, y antes, esa España estaba rodeada por una Europa enfrentada y confrontada entre sí misma, debatiéndose entre un fascismo y un comunismo que amenazaban devorarla…

No… no es lo mismo ahora que antes. Sin embargo, un obtuso y cerril posicionamiento, la verdad es que inquieta bastante y puede llegar a asustar un poco, sobre todo cuando se juega a ver cual de los dos mastines ladra más fuerte y luce más colmillo que el otro, que es en la fase en que hoy se mueve la mal llamada política… que esa es otra, pues, bien mirado, esto es la más pura y dura antipolítica, o si no, moléstense en buscar en cualquier diccionario o wikypedia a mano el significado de la palabra “política” y comprobarán que se está practicando justo todo lo contrario: confrontar en vez de enfrentar; desacordar en lugar de acordar; destruir en vez de construir…

Una vez dicho esto, sí que es verdad que unos perros asustan más que los otros… o a mí me lo parece. Los Unidas-Podemos basan sus excesos en insultar, y los del otro extremo, los de Vox, los basan en amenazar. Y, claro, no es igual un insulto que una amenaza. Mientras lo primero indica desprecio, lo segundo denota odio. Y el odio, me parece a mí (opinen ustedes por sí mismos) es peor que el desprecio… Mientras los unos se insultan hasta a sí mismos – acuérdense de la opinión de Iglesias de los republicanos puros del exilio comparándolos con el sinvergüenza de Puigdemont – los otros amenazan abiertamente a todo migrante o mena (de momento) lucen sus gamadas en la avidez de sus des-cerebros, y vociferan su xenofobia por las calles… Berlín años 40 talmente.

Lo que me descoloca un tanto, y eso me da alas como el RedBull, es que Abascal diga como respuesta a esa “animal-manifest” de Madrid, que ellos abominan de tales declaraciones (cuando no paran de decir lo mismo que los cabezas rapadas esos) y que esa manifestación “huele que apesta a las cloacas socialistas”… Me consuela un tanto que llegue a pensar que se han pasado un tanto en sus declaraciones, y lo que han motivado beneficia claramente a la izquierda y les perjudica a ellos. Por burros. Y es que, al menos, tienen una cierta inteligencia lógica… Así que sueltan que es un montaje de Sánchez para autojustificarse ante los salvajes, y ya está…

Por eso… mientras todo sea un teatro exagerado, aunque los guionistas, actores y directores de la obra sean unos asnos, a mí me puede valer que todo se quede en insanos y maleducados gestos… Pero cuando el público, que somos todos nosotros, nos empecemos a creer este bodrio de función, será cuando habremos de empezar a preocuparnos de verdad…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ

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