ENERGÍAS
- Por miguel-galindo
- El 16/08/2016
ENERGÍAS
Hace algún tiempo, cuando escribí mi artículo sobre LA FÉ, que trataba sobre la autocuración a su través, y sobre el fenómeno placebo, y sobre lo saludable de la meditación, y todo eso… recibí cantidad de e.mails y comunicados de lectores y seguidores que describían el diverso mundo de sus experiencias personales. Desde dirigirse a lo más interior de uno mismo, a lo más exterior (el universo), pasando por la mediación de algún santo o vírgen especializados en según qué tipo de sanación, la mayoría – salvo algún negado como yo – me relataba su mayor o menor grado de alivio, o incluso, total desaparición, de molestias o enfermedades. Nadie habla de milagros, pero sí de bienestar, de paz interior, o hasta de ciertas experiencias más o menos místicas, que eran posibles, según tales testimonios
Por supuesto que sí. Jamás diré yo lo contrario. Es perfectamente explicable desde la física más pragmática. Vivimos inmersos en campos de energía. De hecho, todo es pura energía en su más variada expresión, gradación, condensación y vibración. Incluso nosotros mismos somos y estamos hechos de energía. Formados de esa misma energía, condensada, como la leche, y producimos, mejor o peor, bien o mal entonados, nuestra propia energía, más o menos viciada. Toda enfermedad, molestia o desazón aparece cuando se produce un desequilibrio vibracional en esos campos energéticos. Y, al contrario, la curación, el alivio, la paz o el bienestar, vuelven cuando los niveles de energía se equilibran de nuevo. Es la diferencia entre un estado armónico y un estado inarmónico. Si es físico, aparecen desarmonías físicas, si es mental, deesarmonías espirituales, que igual luego también redundan en lo físico. De ahí las llamadas enfermedades psicosomáticas.
Todo se reduce a saber y/o aprender a equilibrar y armonizar nuestras propias ondas energéticas. Nada más que eso… y nada menos, también. Y aquí es, precisamente, donde reside todo el quid de la cuestión. O lo equilibra uno por sí mismo, a través de la mente, con técnicas meditativas como yoga, zen, etc., aún apoyándonos en los rudimentos de la fé en algo externo (efecto placebo), o nos ayudamos con la química: uso de drogas, medicamentos, farmacopea natural o artificial, etc… O nos buscamos un aliado “mecánico”, inócuo para el organismo, al no ser invadido por productos químicos.
Hace casi medio siglo, recordarán, apareció el famoso Megabrain, conocido popularmente como “el casco de Dios”, que obraba maravillas psicodélicas. Hoy ya existen mucho más sofisticados y mucho menos aparatosos, más manejables, económicos y asequibles. Funcionan en multi-onda theta, alpha y beta, y se utilizan para corregir trastornos de sueño, de aprendizaje, inducir a la meditación, estimulación, creatividad, motivación, y variedad de usos terapéuticos y experimentales. La investigación derivada de ello ha puesto en el mercado doméstico pequeños aparatos como el Armonizador Exalar, para lograr entornos saludables, o como el Electropulsátor, para el alivio de los dolores articulares y musculares, sin necesidad alguna de pastillas ni medicamentos, así como un sinfín de aplicaciones añadidas.
Me dirán que parece que estoy muy puesto e impuesto en la materia… Bueno, es que hay truco. Soy amigo del distribuidor para Europa de algunos de estos milagros domésticos, y, claro, en conocimientos juego con alguna ventajilla. Así que lo comparto con ustedes… Es más, si están interesados en alguno de ellos, o desean algún tipo de información adicional, aprovéchense, es posible que pueda ayudarles a hacerse con alguno de esos fantásticos chismes.
Alguien dijo que el milagro de ayer es la técnica de hoy, y no deja de ser muy cierto. Todo, absolutamente todo, reside en la mente humana, pero ésta es evasiva por naturaleza. Menos mal que en ella también reside el poder de buscar – yo no lo llamo inventar – y encontrar, descubrir caminos, atajos y sucedáneos mediante la ciencia, la técnica, la física, la investigación… No hemos llegado aún a que la montaña se quite de en medio con nuestra sola palabra, como JC nos informó en su día, pero eso sí, hemos descubierto la retroexcavadora con que dominarla…
Publicado por MIGUEL GALINDO SANCHEZ en 1:58